El jueves pasado por fin terminé los exámenes. Como siempre, cinco semanas de estrés, nervios, estudiar, más estrés, trabajo que se acumula y se queda sin hacer, y ese tipo de cosas.

Como novedad, este año me he presentado a tres asignaturas. Normalmente sólo llevo dos (ya sé que dicho así, parece poco, pero probad a estudiar sin profesor, compaginándolo con dos trabajos, y tratando de mantener vuestra vida social, y ya me diréis sin son pocas o muchas), y me dejo una para septiembre, con lo que hago seis asignaturas cuatrimestrales por curso. Pero el año que viene me gustaría poder hacer una más, es decir, coger 4, examinarme de 3, y dejar una para septiembre en cada cuatrimestre, de manera que en septiembre me examine solamente de otras dos asignaturas. Es decir: tres exámenes en febrero, tres exámenes en junio, y dos en septiembre. Sin embargo, no tengo muy claro que sea capaz de hacerlo, y por eso en esta evaluación me he tirado a por las tres asignaturas que llevaba, a ver si de verdad era capaz de sacarlas o no. Si las apruebo todas, el año que viene cogeré 8 asignaturas, y si no, pues cogeré 6 como hasta ahora y ya está.

En principio, creo que los tres exámenes están aprobables. El de Derecho civil espero aprobarlo seguro, el de Derecho romano, me da serias dudas, porque calculé mal la estrategia a la hora de estudiarlo, y el de historia del Derecho, espero que también lo aprobaré, porque, aunque las preguntas del enunciado no eran las que mejor dominaba, creo que sí sabía suficiente como para sacar una nota más o menos aceptable. Sin embargo, los profesores de historia del derecho le dan más importancia a la parte práctica del exámen que a la teórica (ahora os preguntaréis cómo se puede hacer una práctica de historia del derecho… pues se puede, se puede), y es sobre la que tengo más dudas, así que… veremos a ver. Ahora sólo queda relajarse y esperar a que salgan las notas, que tardan bastante (tengo que mirar en la web de la UNED qué día es el último).

Como siempre que estoy de exámenes, este mes y pico han pasado un montón de cosas interesantes, y se me ha ido acumulando el trabajo por no poder hacerlo. En realidad, siempre están pasando cosas interesantes, pero como cuando estoy de exámenes no tengo tiempo de prestarles atención, parece que pasan más, porque me quedo con las ganas de enterarme y comentarlas.

Empezaré por los temas políticos. ¿Os acordáis que hace unos meses algunos periódicos de derechas, y algunos políticos del PP empezaron a asegurar que se quitarían “las operaciones de cambio de sexo”? Al principio parecía que no era algo que mereciera tener en cuenta, sólo la opinión de unos periodistas de un medio afín a la Iglesia Católica más rancia, pero rápidamente la cosa se fue poniendo seria, y llegó un momento en que me asusté de verdad. Sólo unos pocos gays (tres, con nombre y apellido, actuando a título personal) decidieron apoyarnos, y la mayoría de los otros grupos trans se dividían entre los apáticos, que no pensaban que la cosa fuese en serio, y los asustados, que temían que si protestábamos los políticos dijesen “¿ah si? Pues ahora las vamos a quitar de verdad”, y estaban esperando a que ocurriese el desastre para despellejarnos, aunque entre tanto ya nos iban poniendo verdes por la espalda.

La cuestión es que entre solo 10 ó 12 personas empezamos a escribir cartas a troche y moche. Yo redacté una en inglés, y Ángela la distribuyó por todas partes. La envió hasta debajo del agua.

Al final las operaciones se mantuvieron, si bien es verdad que, en realidad, el Estado español no ofrece ninguna clase de atención sanitaria a las personas transexuales (lo ofrecen las Comunidades Autónomas), por lo que no se puede quitar, o mantener, lo que no se está dando. Un poco más tarde, empezaron a ocurrir cosas, como que una importante política de la UE se reunió con nuestra Ministra de Sanidad, Ana Mato, y desde entonces los políticos del PP dejaron de decir barbaridades (excepto el alcalde de Valladol… perdón, Fachadolid, que empiezo a pensar que, simplemente, está como un cencerro). También ocurrió que el secretario de estado de igualdad y bienestar social me escribió para decirme que el Gobierno se compromete a fomentar la igualdad y la no discriminación de los colectivos GLTB. Justo un día más tarde, en los periódicos aparecía la noticia de que en Madrid “las operaciones de cambio de sexo habrá que pagarlas”.

Leyendo la noticia entera, y no sólo el titular, te das cuenta de que en realidad las operaciones se van a mantener con las mismas condiciones en que están ahora: diagnóstico de disforia de género + dos años de test de la vida real, que, según dicen los médicos de la UTIG de Madrid, no consiste en hacer nada en especial: no hay que vestirse, hablar, o comportarse de una manera determinada.

 

Las cosas no están empeorando en lo concerniente a la asistencia sanitaria para personas trans, pero sólo porque nos estamos dejando las pestañas para mantener la deficiente asistencia sanitaria que recibimos. De hecho, seguimos ganando batallas, pero mientras, el sistema de atención sanitaria se mantiene formalmente igual. Las cosas cambian, los médicos de las UTIG de Málaga y Madrid continúan fosilizados en sus ideas paternalistas y caducas que, cada vez más, se van vaciando de legalidad, y se quedan desactualizadas respecto a los avances que la propia medicina está realizando respecto al tratamiento de la transexualidad.

Por ejemplo, como decía en relación con la Experiencia de la Vida Real: esta todavía se contempla como requisito previo a las cirugías, y, sin embargo, ha quedado vacía de contenido, al no poderse exigir ningún comportamiento concreto. ¿En qué consiste la EVR? Simplemente, en dejar pasar el tiempo y nada más.

Hablando de EVR, la Dra. Isabel Esteva nos alegró un poco la vida publicando una guía para el maltrato de las personas transexuales, en el que defendía la EVR como una cosa imprescindible, panacea de las buenas prácticas médicas en lo referente a salud de las personas transexuales. Ahora ya tenemos excusa para ponerle una reclamación a ella ante el Defensor del Pueblo andaluz, y, como desde que pusimos la otra reclamación, han pasado muchas cosas, vamos a pedir un poquito más.

Por otra parte, todo este asunto de que iban a quitar las operaciones, cuando, en primer lugar, no se están ofreciendo, nos ha recordado que es necesario hacer algo para extender la atención sanitaria a las personas transexuale a todo el Estado español. Esto sería mucho más sencillo si esta atención sanitaria se descentralizase y se prestase por los endocrinos, que están perfectamente preparados y cualificados para atendernos. La atención psicológica, para quien la solicitase, la podrían dar los psicólogos que atienden al resto de pacientes. Sí, normalmente sólo se puede proporcionar una sesión de unos 20 ó 30 minutos cada 15 días, y eso no es gran cosa, pero es mucho más que las sesiones de 20 minutos cada 2 meses que da la UTIG de Málaga (en las que no sólo no se proporciona ningún tipo de ayuda, sino que se provoca ansiedad, angustia, depresión y desesperación en general a quienes allí acuden), e infinitamente más que no ofrecer atención sanitaria alguna. Ya hemos escrito a la ministra de Sanidad con un par de ideas al respecto, pero parece que no le ha dado mucha importancia. Habrá que continuar insistiendo al respecto.

Mi tienda online empieza a tener sus primeras clientas, aunque no le he podido dedicar todo el tiempo que se merece, por estar estudiando demasiado. ¡¡¡Pobre tiendecita mía!!! A partir de ahora le dedicaré más tiempo. También tiene un blog, en el que escribo cosas distintas a las que escribo aquí. Tenía la intención de pasar aquí los artículos que me ha parecido que podrían ser interesantes también en este blog, pero con los exámenes, no he podido hacer ni eso.

Como siempre que termino los exámenes, debo 2.000 e-mails, mensajes varios, y demás… ¡Intentaré ir poniéndome al día poco a poco! El consuelo es que ya no tengo que volver a examinarme hasta septiembre.