El día 26 de enero cumplí los dos años de hormonación, lo que significa que ya tengo el otro requisito necesario para pedir la rectificación registral de sexo y cambio de nombre. ¡Por fin!
La verdad es que estoy muy contento, y hasta me he pillado pensando que, cuando tenga mi carnet de identidad con los datos correctos, si a alguien se le ocurriese decirme que no soy un hombre, ya hasta podría sacarlo y decirle «pues aquí pone que sí. Mira, mira.» Porque, en realidad, de eso es de lo que va todo esto. De acumular pruebas para demostrar a los demás que eres un hombre o una mujer, y así lograr que te traten como tal. Porque no todo el mundo puede tener el privilegio de ser hombre, o de ser mujer: es necesario cumplir ciertos requisitos. Dios-la naturaleza-la biología-la medicina-la ley-la sociedad- así lo establece, y sus normas son inmutables e incontestables (bueno, no tan inmutables, de hecho cambian muy rápidamente, pero los imbéciles del mundo no se dan cuenta y creen que lo que es, ha sido siempre, será siempre, y es cierto para toda la especie humana, pues tienen la certeza de que sus creencias tienen la capacidad de transformarse en realidad. ¿No es cierto, Dra. Esteva? Usted sí que sabe quienes pueden ser mujeres, y quienes hombres, con total seguridad. ¿A que sí?)
De esta forma, lo que parece una cosa muy sencilla (cambiar de nombre y sexo legal, mediante un trámite administrativo para el que se requieren tan sólo dos requisitos) llega a convertirse en una auténtica gymkana con la que una persona transexual puede «divertirse» a lo largo de varios años.
Unx empieza con la siguiente certeza: «soy un hombre», «soy una mujer», aunque todos los indicios y las opiniones de las personas que están a su alrededor indiquen lo contrario. Si opinas una cosa distinta a esas dos, ya la has cagado antes de empezar: nuestro registro civil sólo admite dos posibilidades. Pero puedes nacionalizarte en Australia… allí admiten tres. En Pakistán, han empezado a admitir recientemente cinco (hombre, mujer, hombre transexual, mujer transexual, y Khunsa-e-mushkil, aunque no se permite cambiar de hombre «a secas» a mujer «a secas». Podrás cambiar sólo de hombre a mujer transexual o Khunsa-e-mushkil).
Total, que tú dices «soy hombre» o «soy mujer», y te convences a ti mismx en primer lugar, que es lo más difícil de conseguir, porque hasta el día de hoy no existe ningún rasgo o característica exclusivamente masculina o femenina que puedas encontrar para asegurarte. No hay pruebas que te puedas dar a ti mismx, tan sólo puedes confiar en tu propio criterio, y eso tampoco es tan fácil, sobretodo porque cuando das el paso de asumir que tu identidad de género no se corresponde con la que te han asignado los demás, no te encuentras precisamente en tu mejor estado de ánimo. En realidad te sientes más proclive a creer que se te ha ido la olla de verdad, total y definitivamente.
Sin embargo, mirando atrás, quizá ese haya sido el momento más especial de toda mi vida. Un momento que las personas que no son trans difícilmente pueden tener: el momento en que decides seguir viviendo, cuando ya no querías vivir. Escribiré sobre ello en otra ocasión.
Una vez que te convences a ti mismx (lo que en mi caso ocurrió entre julio y agosto de 2008), tienes que convencer a lxs demás. A tu familia. A tu pareja. A tus amigos y amigas. A tus hijos e hijas, si es que tienes. A tus padres, si aun viven. Evitar que te echen de casa (se de una chica trans que fue denunciada por su pareja por violencia de género, pues la pareja consideraba que decirle que era transexual suponía acoso moral. Un juez imbécil admitió la denuncia. Gracias a eso, esta chica perdió su trabajo y desde entonces está en paro. Curiosamente, al final se reconcilió con su pareja, que ahora tiene que ganar dinero ella sola para mantener a toda la familia). ¿Y cómo les convences? Con los mismos argumentos que usaste para convencerte a ti, contra toda evidencia.
Luego, tienes que convencer a un psicólogx o psiquiatra. Con los mismos argumentos que a todxs lxs demás. Los que usaste para convencerte a ti. Por suerte a estas alturas, ya dominas la situación. Ha pasado mucho tiempo, has dado muchas explicaciones, has respondido muchas preguntas, y has hablado, gracias a internet, con muchas personas trans, que te han ayudado. Consigues el diagnóstico psiquiátrico, que es el primer requisito que te pide la Ley, y que, además, es la «llave» que te permite pasar a la siguiente prueba de la gymkana: las hormonas.
Ahora, con el diagnóstico, ya es mucho más fácil demostrar que eres un hombre o una mujer ante quienes no confiaban en tus argumentos. Puedes mostrárselo y decir «¿Ves? no es algo que me haya inventado yo. Aquí tengo un papel que certifica que soy unx taradx mental en toda regla, y que eso que venía diciendo todo este tiempo era verdad.»
Edit: este post ha sido publicado sin terminar, porque le di al botón de «publicar» en lugar de al de «guardar» como era mi intención, y como lo tengo puesto para que se autopublicite en Twitter después de cada publicación, pues… así se va a quedar. De todas formas, ya era bastante largo.
No me acordaba que habíamos empezado, tú y yo, con las hormonas tan cerca en el tiempo. Yo cumplí los dos años el 3 de diciembre, y el 6 de febrero me dan los certificados legales para ir al registro a presentarlos. Me han dicho que en Madrid tardan muy poco con los trámites, pero la fuente no es fiable precisamente (el día que diga una verdad, se le cae la lengua a trozos).
Espero con ansia verde el resto del comentario.
Mazo besos!!
Marta lo tramitó allí, y no le tardó nada, no como aquí, que se tiran la vida misma… Ains…
Tengo que hablar con Marta…
Lo primero que me gustaría decirte es «enhorabuena», aunque sé que esto no es tan fácil como dar una palmadita en la espalda y decir «ale, lo has conseguido»… Imagino que ha debido de ser un camino muy duro y angustioso, así que la enhorabuena se queda muuuuy corta… Pero aún así, te felicito, por supuesto.
Y lo segundo, quiero decirte que ¡esto no se hace! me has dejado a medias en la lectura jajaja Estoy deseando leer el resto del post 🙂
Un beso!
Muchas gracias… pero la cosa es que la gymkana de la Ley 3/2007 todavía no ha terminado…
Las culpas de dejarlo a medias son del amigo que llegó antes de que terminara de escribir y me dejó a medias.
Hola amigo, me llamo Lucía, y llevo acudiendo a tratamiento psicologico en Málaga desde Marzo, en abril tengo la primera cita con la endocrinóloga, quería preguntarte, por tu experiencia, cuanto tarda mas o menos en empezar el tratamiento hormonal desde la primera cita con la endocrinóloga, muchas gracias, espero tu respuesta.
Hola Lucía:
El proceso en Málaga es leeeento. Muuuuy leeeeeento. Desde mi primera cita con la endocrinóloga, hasta que empecé mi tratamiento hormonal, pasaron justo 10 meses (por cosas así me gusta llevar un blog, tengo anotadas las fechas importantes). Sin embargo, no es una cuestión que dependa de las citas con la endocrinóloga, sino de que la psicóloga te de el diagnóstico de transexualismo. Conozco gente que tardó menos que yo, y gente que ha tardado mucho más que yo…
Te recomiendo mucha paciencia. Muchísima paciencia. Y también que muestres seguridad en ti misma. No hagas preguntas, no muestres dudas… si te preguntan como estás, tú dices que todo va estupendamente (¡sin exagerar, a ver si no se lo van a creer!). Sobretodo, no te desanimes, o si te desanimas, que no lo noten.
Yo lo pasé fatal, así que espero que para ti sea más rápido y mejor de lo que fue para mí. Intenta llevarlo lo mejor que puedas, y sobretodo, trata de seguir haciendo tu vida, porque nuestra vida sigue, a pesar de que en la UTIG no parecen darse cuenta de ello, y de lo importante que es resolver los temas médicos para poder volver a incorporarnos a nuestras vidas, sin el estrés y la preocupación extra que ellos nos proporcionan.
¡Mucha suerte! Si quieres ponerte en contacto conmigo, puedes hacerlo por aquí, o escribiéndome a kagu-kun@hotmail.es