Hoy Lucas Platero ha comentado en Facebook que gracias al escándalo que hemos montado entre tod*s por las charlas «Transexualidad. Abordaje médico-quirúrgico» en la Universidad Complutense, los profesionales que mencioné en la anterior entrada no dieron sus respectivas ponencias, y en su lugar se invitaron a otros ponentes, también del mundo de la medicina, con unos puntos de vista más amables y con quienes sí sería interesante tener más debates. Ni él, ni yo tenemos más detalles sobre este asunto, aunque yo con saber que no acudió el equipo médico de la UTIG de Madrid ya me conformo.

¡¡Muchas gracias a quienes han ayudado a que esto haya sido posible!! También muchas gracias a las personas que nos escucharon y se tomaron la molestia de buscar nuevos ponentes con tan sólo dos días de antelación. No debe haber sido nada fácil, sin embargo, lo han hecho. De paso han demostrado algo que la mayoría sabemos, pero que los profesionales de la UTIG de Madrid quizá necesitan que se les recuerde: nadie es insustituble. La atención sanitaria de las personas trans en Madrid sería perfectamente viable sin ustedes.

Sí que mantuvo su asistencia el Dr. Male Navarro, quien concluyó su ponencia diciendo que «el transexual no se hace, nace». Una afirmación tan buena o tan mala como otra cualquiera, sobre la poco interesante cuestión de cual es el origen de la transexualidad, y que, sin embargo, abre varios interrogantes:

– Si las personas transexuales lo son desde su nacimiento ¿por qué todavía se insiste en que hacernos superar el «test de la vida real» para poder acceder a la cirugía genital?

– Si las personas transexuales lo son desde su naimiento ¿por qué las leyes españolas nos obligan a someternos a tratamientos médicos durante dos años para reconocer legalmente nuestro sexo de nacimiento? ¿No justifica esa afirmación el reconocimiento inmediato de la identidad de género sentida por las personas trans?

– ¿Qué deben hacer aquellas personas que, en un momento de su vida, comenzaron a sentir un deseo de «cambio de sexo» que no habían sentido antes (y las hay)? ¿Joderse hasta que se les pase (o hasta que se suiciden por desesperación)? ¿Y si no se les pasa nunca? Ahora que por fin hay declaraciones, tanto de la APA como de la WPATH de la inmoralidad de las terapias para corregir la homosexualidad y la transexualidad, espero que la opción de someterles a tratamiento psicológico/psiquiátrico hasta que vuelvan a ser «normales» quede completamente deshechada.

– ¿Debemos borrar de todos los libros la frase de Simone de Beauvoir «no se nace mujer, se llega a serlo», y asumir que la biología nos aboca irremediablemente a ciertos comportamientos? ¿O tendremos que asumir que lo que es cierto para las mujeres es falso para los transexuales? ¿Podemos reconocer que el libre desarrollo de la personalidad de las mujeres es un hecho, mientras que el libre desarrollo de la personalidad de las personas trans no existe? ¿O tal vez ni las mujeres, ni las personas trans, tenemos libertad en el desarrollo de nuestra personalidad, dando la razón a todos aquellos que a lo largo de la historia han sostenido la inferioridad mental de la mujer (¡y de los transexuales más aún!)?

Editado a 25 de noviembre de 2011:

El Dr. Male Navarro me ha escrito para corregir amablemente algunos errores:

1) Me equivoqué al escribir su frase, y la puse del revés. Fallo mío, no de la persona que me lo contó. Es que trabajo demasiado últimamente, y se me está friendo el cerebro. También me había avisado otra amiga antes, pero no tive tiempo de corregirlo antes. Ahora está bien escrito. El resto de los comentarios continúan iguales, ya que estaban referidos a lo que realmente dijo, no a lo que yo escribí por error (esto no sé si se entiende).

2) Parece ser que no fueron otros profesionales de la medicina en sustitución de los de la UTIG, sino que tan sólo hubieron tres ponentes, de los cuales el único médico era él. Los otros dos eran Lizette y Alexander (mis disculpas, no recuerdo los apellidos y estoy cansado para ponerme a buscarlos T_T). Así que el profesional con el que se puede hablar es él, cosa con la que estoy de acuerdo, porque hasta el momento la comunicación que tengo con él no sólo es amable, sino razonable y agradable (¡hay que decirlo todo!)