Hace unos días tuve una pequeña conversación sobre el Día del Orgullo [Gay] con unas amigas, que creo que se merece una entrada de blog.
Lo cierto es que el Día del Orgullo [Gay] (añado gay entre corchetes porque en realidad se llama «fiesta del Orgullo», a secas, pero casi todo el mundo añade lo de gay, y al final es lo que queda) se ha convertido en una super juerga por todo lo alto, al menos en los dos Orgullos de los que yo tengo más referencias, que son el de Madrid y el de Sevilla. De hecho el Orgullo de Madrid se considera «el mejor Orgullo del mundo». Es decir, la fiesta más guay.
Por eso, yo me pregunto si hacer que gay se convierta en sinónimo de fiesta, extravagancia y banalidad ¿En qué nos ayuda a la hora de conseguir derechos civiles y laborales? ¿Y si, de camino, convertimos transexual en sinónimo de gay con un vestido de noche? ¿Ayuda eso a alguien?
Conste que a mí me parece muy bien que cada cual se pegue las juergas que quiera y celebre las cosas que quiera y como quiera (yo celebro la navidad y soy agnóstico), pero que no me lo vendan como «la lucha por nuestros derechos» o «una acción por la visibilidad» cuando lo que estás mostrando es a muchos hombres gays (¿alguien vió a alguna lesbiana? ¿algun* bisexual? ¿algun* transexual? ¿no es obvio por qué casi todo el mundo lo llama la fiesta del orgullo gay?), jóvenes, presuntamente solteros, con poca ropa y pasándoselo pipa en una fiesta que, como ya he dicho, ha alcanzado fama internacional. Y que no falte una drag queen haciendo algún espectáculo, o como presentadora.
Entonces ¿orgullo de qué? ¿De ser los que hacen las mejores fiestas y tener talento para espectáculos? Pues vale, está muy bien, pero no creo que ninguno de los problemas de las comunidades LGTB consista en que alguien nos considera demasiado aburridos y serios como para ir de fiesta. Más bien el problema es que se nos considera demasiado fiesteros y despreocupados como para hacer cosas serias, tales como educar criaturas o desempeñar un trabajo seriamente. Hacer fiestas y llamar la atención desmarcándose de la norma social está muy bien, pero limitarse a organizar la gran juerga en el único día que alguien nos presta algo de atención (y sin que deje de ser algo anecdótido, de todos modos) me parece desacertado.
Una de mis amigas comentaba que en realidad, en las manifestaciones del Orgullo participan otras muchas personas que además de los hombres gays pintados de colores, los hombres gays daddys leather, los hombres gays haciendo el gamba… que son los que SALEN en las noticias, también hay miles de gays, lesbianas, bisexuales, y resto de identidades o grupos, que no van ni pintados, ni de cuero, ni haciendo el gamba. Familias, familiares, activistas, gente comprometida. Me ponía como ejemplo la manifestación de Bilbao, donde, según cuenta en los tres años que ha salido la mayor parte de la gente eran chicas.
Bien, ahí tengo que reconocer una cosa: hasta el día de hoy, no he tenido la ocasión de ir en persona a ningún Orgullo, y siempre me he enterado por terceros de lo que ocurre. El problema es que entendería que los medios de comunicación sólo enfoquen a lo que más llama la atención (pues «comunicar» no es sinónimo de «informar», ni de «objetividad», ni siquiera de «decir la verdad», y cuando se trata de prensa y televisión, por desgracia, nos tienen habituad*s a que comunicar signifique manipular). Pero es que, además de los medios de comunicación, también las cámaras de mis contactos de Facebook apuntan en la misma dirección. Es más, es que las promociones que se realizan desde las organizaciones apunten en esa misma dirección… y para muestra, un botón. Si alguien no soporta el video entero, no hay obligación de verlo.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=imp67-VETSU]
Otra amiga tocaba otras dos cuestiones importantes. Por una parte, comentaba que no entendía muy bien por qué hay que estar especialmente orgulloso de ser gay/hetero/trans/bi/x en la vida… metiendo hetero en el saco intencionadamente. Por otra parte, también señalaba que a ella le parecería más lógico que el Día del Orgullo intentase normalizar la convivencia, en lugar de intentar llamar la atención de algún modo por unas determinadas opciones sexuales, o hacer que los demás vean como «diferentes» a los que las toman. Con esto de normalizar no se refería mi amiga a adaptarse a una norma si no a lograr que cualquiera de las opciones sea considerada como algo «normal» (a falta de una palabra mejor que ni ella ni yo conocemos). Es decir, en realdiad se trataría de modificar la norma para que se adapte a la realidad, de intentar hacer que se vea «normal» lo que ahora muchos no ven de ese modo.
En respuesta, le comentaba que, respecto al concepto del Orgullo en si, no puedo ponerle ninguna pega. El orgullo no es por una orientación o identidad sexogenérica concreta, sino por sobrevivir dentro de una sociedad fuertemente represiva. Mucha gente vive una larga vida y muere en el armario. Otr*s salen del armario y a causa de ello viven una vida corta y difícil. L*s que quedamos podemos estar orgullos*s de sobrevivir sin escondernos. Por eso a l*s homófob*s les da rabia que se celebre, porque también es el día de la vergüenza homofóbica. Seguro que se dicen entre ell*s: «¡Mira cuantos quedan todavía, y encima están orgullosos de su asqueroso estilo de vida!».
En una cosa hay que dar la razón a Intereconomía. El día del Orgullo [Gay] es sólo uno al año, y los 364 restantes no lo son. Eso no debería ser así: todos los días deberían ser del orgullo, porque como también comentaba una de mis amigas, en realidad «orgullo» significa «me siento tan dign* como cualquier otr*».
En cuanto a la normalización, es un concepto un poco problemático, porque generalmente empieza entendiéndose como lo quería expresar mi amiga, pero en la práctica suele terminar interpretándose como «entrar en la norma», y la norma, en la actualidad, configura un sistema heteroblancopatriarcal en el que el capital manda y donde las familias son unidades de producción/reproducción, fabricas de futuros trabajadores/esclavos que generan una dinámica gracias a la cual, la mujer se supedita [todavía] al hombre, y el hombre se supedita a su empleador. Que oye, si lleva tanto tiempo funcionando sin que casi nadie lo cuestione, algo bueno debe tener, y para quien lo quiera, me parece genial, pero personalmente no me parece que la norma sea como para tirar cohetes, y «normalizarme» no entra dentro de mis aspiraciones personales.
Mi opinión (mía y sólo mía, totalmente discutible, que no representa a nadie más, pero que, casualmente, coincidía con las de mis amigas, probablemente porque la gente hace amistad con personas de opiniones afines) es que a lo que se debería tender es a la posibilidad de normalizarse (como, por ejemplo, derecho al matrimonio, adopción, acceso igualitario al mercado laboral, etc), pero también a la posibilidad de no normalizarse y generar comportamientos sociales alternativos y tan respetados y protegidos como los considerados «normales». Es decir, que la normalidad no sea al mismo tiempo la única norma légitima y aceptable. Y aunque pegarse la gran fiesta vestid* como te de la gana en Chueca o donde sea es una buena acción de cara a la visibilidad de la diferencia, eso no responde, al mismo tiempo, a la otra necesidad, que sería la de introducir nuevos modelos sociofamiliares, laborales e identitarios, o permitir la ampliación de la norma existente para incluir en ella a quienes deseen ser incluidos.
En mi opinión se podría, y se debería hacer más, y de otra forma.
(Agradecimientos a Linay y a Unanada por sus aportaciones ^_^)
Con lo dura que es la vida… la felicidad hay que pelearla con uñas y dientes. Si algo aprendí es que no se merece, se roba, consiste en aprovechar las oportunidades que salgan al paso. Entiendo que hay que hacer de este mundo un lugar más justo y que en este post se discute si la fiesta del Orgullo contribuye o no a ello. Concuerdo contigo en que por un lado es positivo, da visibilidad, y por otro negativo, puede emitir una imagen inadecuada… pero quien quiera ser uno mismo, con independencia de la condición sexual, siempre encontrará resistencias. Sé que lo que voy a preguntar va a parecer un disparate a quienes estén viviendo en estas circunstancias tan mal aceptadas por la «zoo-ciedad» pero: ¿Quién conoce a una persona que se considere realmente normal, libre y aceptada? Se critica a una pareja homosexual, se critica a una pareja interracional, se critica a una pareja en la que haya una fuerte diferencia de edad (en parejas hetero en la que la mujer es mayor, más), a veces se critica inclusola diferencia cultural, el origen social, el físico (¡ah si el hombre es muy bajito, la mujer es gorda o alguno de los dos es minusválido!). Quien no sea capaz de echarse las críticas al bolsillo y seguir caminando lo va a pasar muy mal en esta vida.
Vaya rollo te he metido, Pablo, es que ando de un filosófico-sensiblero hoy…
Uffff… No me has metido ningún rollo, pero sí me doy cuenta de que tu comentario tiene una serie de ideas entremezcladas y simplificadoras que necesito separar para responderte. Antes de nada, como se que el tono de voz se pierde en el texto escrito, y pueden haber malas interpretaciones, por favor te pido que leas lo siguiente en el tono de quien está arreglando el mundo en un bar, con un tinto de verano y una tapita sobre la mesa, o en una cafetería, tomando un café de sobremesa. Si algo parece ofensivo, o dicho con enfado, no ha sido para nada mi intención.
La felicidad… Cada persona tiene su opinión sobre ello, especialmente teniendo en cuenta que se trata de un concepto subjetivo, personalísimo, extremadamente difuso, y efímero por definición. Conozco a muchas personas que aprovecharon todas las oportunidades para ser felices, y tienen muchas de las cosas que se supone que hay para ser feliz, incluyendo cosas no materiales, como belleza, talento, inteligencia, un trabajo enriquecedor, estabilidad laboral o familia. No obstante, no son felices. Siempre me da la sensación de que están alienad*s, como si viviesen sus vidas desde fuera, tratando de cumplir una serie de expectativas que recaen sobre ell*s, depositadas por ell*s mism*s y por la sociedad (ese ente mitológico que todo el mundo conoce, pero nadie ha visto). Yo encontré la felicidad en mi propio interior, y ese día, sin saber que era un día tan importante, escribí una entrada sobre ello en este blog. Llegar a eso me costó mucho años, y mucho trabajo, y el precio fue muy alto, pero ahora me parece bajo. A partir de ahí, la felicidad deja de ser un objetivo para convertirse en una brújula. ¿Qué es lo que me hace más feliz? Pues eso es lo que hago, o lo que intento hacer. Por difíciles que sean las circunstancias, nunca me siento del todo triste o del todo vencido. No sé si lo que digo tiene algún sentido para ti.
Me salto una parte, porque creo que la responderé al mismo tiempo que respondo a Dicybug, y paso a la cuestión de las críticas. A estas alturas de la vida, las críticas me siguen molestando, pero ya no son trascendentales. El problema no son las críticas. El problema es la discriminación (especialmente la discriminación legal e institucional) y la homolesbobitransfobia (que gran palabro). No saber si te van a dar una paliza por entrar al cuarto de baño de un bar o a los vestuarios de un gimnasio, o que tus padres te echen de casa y no te quede más opción para sobrevivir que prostituirte, es un problema suficientemente grave como para no poder obviarlo. Que no se te permita adptar hijos, o acceder a tratamientos de reproducción asistida, o que se te amenace con retirarte la custodia de tus hijos, son cuestiones que están afectando en este momento a muchas personas de los colectivos LGTB. Que un médico pueda obligarte a vestir de una forma concreta bajo la amenaza de retirarte los tratamientos médicos que necesitas, o que el registro civil te obligue a declararte un perturbad* mental para reconocer tu identidad legal, son problemas propios del colectivo transexual.
Ojo, no digo que seamos los únicos que tenemos problemas. De hecho, estos días estoy haciendo en la UNED un curso que se llama «Nuevos modelos familiares» en el que se trata lo que tu has planteado antes: familias mixtas por origen cultural, social, religioso, nacionalidad, etnia… o todo esto junto, familias homoparentales, familias reconstruidas, familias con hijos adoptivos, familias monoparentales, familias polígamas, etc… y los problemas que tienen, algunos idénticos a los que puede tener una persona trans (¡¡y si eres trans y además estás en alguna de las circunstancias anteriores, apaga y vámonos!!). Ha sido muy bueno, porque he hecho un contacto con una asociación que trabaja la cuestión de las familias mixtas y hemos descubierto que podemos compartir información y formar una red… ¡En ningún caso se nos ha ocurrido pensar que el mundo está demasiado estropeado como para que ya no merezca la pena intentar cambiarlo!
Después de la parrafada (y eso que estoy cansado después del curso), continúo en la respuesta a Dicybug.
A
Me parece una reflexión interesante. Lanzo la mía, sin tratar de ser respuesta o refutación a las cosas que dices.
A mí las fiestas no me molestan, mientras no hagan ruido, me dejen dormir (en cuyo caso maldigo en arameo) y cumplan con la legalidad. Si se quieren vestir de forma extravagante y divertirse a su forma, pues adelante. En casi todas las fiestas la gente hace lo mismo: hacer ruido, disfrazarse, beber y tratar de ligar.
¿Que eso da una imagen equivocada del colectivo? Pensándolo fríamente esa acusación carece de sentido: lo que hacen unos pocos no puede tomarse como común a todos. Unos LGBT se sentirán a gusto en esas fiestas y otros no, unos disfrutarán poniéndose ropa provocadora y otros no. ¡Cómo si todos tuviéramos que ser iguales!
Alguno pensará ¿cómo se atreve a querer adoptar éste/a que sale vestido/a de «marciano/a»? Y no parece una pregunta menor, ¿nos inhabilita para ser buenos padres lo que se ve en la fiesta del orgullo? Si nuestra respuesta es que no, lo que no podemos hacer, creo yo, es pedirles que se moderen en el festorro porque eso perjudica ciertas reivindicaciones civiles. Sería incoherente y calculador. Y si es que sí, pues entonces lo que hay que pensar es que la gente debe tener libertad para divertirse como quiera y que no somos nadie para decirles nada, aunque pensemos que no favorece la imagen del «colectivo». Las personas tienen derechos, no los colectivos.
Tu respuesta es muy interesante, en parte porque junto con la de Vengatriz, me hace ver que no conseguí explicar totalmente lo que quería decir.
No quería criticar la fiesta en si (estoy totalmente de acuerdo, mientras me dejen dormir, cada cual que celebre lo que le de la gana. Si fuese valenciano, intentaría que las fallas me encontrasen en otra Comunidad Autónoma). Tampoco que se de una imagen «equivocada», porque, como bien dices esa idea no tiene sentido. Asumir que se puede dar una imagen «equivocada» significaría, en negativo, afirmar que existe una imagen «correcta», que, casualmente, mira tú por donde, seguro que iba a ser la imagen que yo diga que es correcta, porque estoy en posesión de la Verdad Absoluta, que me reveló el MONESVOL. No, no, definitivamente, mi opinión no puede ser mejor que la de otra persona (al menos no mejor que la de otra persona que opina sobre si misma y su forma de entender la vida).
La idea que yo quería transmitir no es que se moderen en el fiestorro, sino que quedarse sólo en organizar una juerga monumental, me parece quedarse en muy poco. ¡Que no me lo vendan como una importantísima acción en la lucha activista! Es como decir que La Fiesta de la Primavera de Granada es un evento cultural, cuando todo el mundo sabe que es un botellón con el único objetivo de ponerse ciego.
Los problemas son suficientes, y suficientemente graves, como para, simplemente, ahogarlos en alcohol. La fiesta está muy bien para quien quiera ir (yo iré algún día, dicen que es impresionante), pero ni es bastante, ni debería serlo todo. Es necesario hacer más. En cualquier caso, a todos nos viene bien un poco de crítica y de autocrítica.
Como dije, no trataba de intentar refutar o criticar tus ideas, sino solo lanzar las mías. Estoy de acuerdo en que el festorro como activismo no es bastante.
Lo mío fue una respuesta que se me ocurrió al hilo de las ideas que lanzaste, teniendo en cuenta que no intentabas refutar o criticar las mías, y sin pretensión de hacer yo lo mismo con las tuyas. Ya sabes, las opiniones son como los culos… todo el mundo tiene una 😛
Yo si he estado en las fiestas del orgullo de Madrid. A algunos de mis amigos les pareció «guay, divertido y extravagante» ir, como un super plan para salir un finde como algo alocado y diferente, buscando lo desconocido… yo me dejé arrastrar, no tenia ni idea del plan y no tenia otro. Las fiestas más multitudinarias en las ke me habia movido eran las de San Sebastian de los reyes, mi ciudad de residencia, encierros ke cualkiera puede seguir por la tv y declaradas de interes turistico. Son bastante grandes, los dias de mayor aglomeracion no se puede andar. El municipio es grande y lo distrubuyen por una amplia zona… pues bien, cuando llegamos a las fiestas del orgullo pude comprobar ke akello no era mas ke cager a toda la gnt de sanse y meterlas en 4 calles. con ese percal, cualkier parecido con la diversion es pura fantasia. Akello estaba lleno de gnt como nosotros, ke habian decidido ir a las fiestas del orgullo para ver el percal…. podria seguir describiendo akella noche, al dia siguiente me negué a volver para jugar a ke me atracaran por un calimocho, a intentar ke no me pisaran y a tirarme toda la noche buscando un baño o sucedaneo… lo ke se ve en la tv debe producirse en unos minutos puntuales ke las camaras recogen corriendo y ke nunca mas se vuelve a producir el resto de la noche.
Tiempo despues una amiga me habló de ke hacen muchas cosas, ke lo de la fiesta es lo de menos: ciclos de cine, colokios, charlas, actividades de sensibilizacion… supongo ke todo esto no le interesa a la tv sacarlo.
Despues de ir tengo claro ke eso de por la noche no es una reivindicacion de nada, ke menos gays y lesbianas hay de todo, vamos ke esta lleno de heteros buscando gays para ver como se besan y darse codazos, o para presumir de chic, de cosmopolitas…
Me parece bien ke se peguen una fiesta, pero podrian no disfrazarlo de algo tan serio, y darle mas visibilidad a akellas actividades ke si lo reivindican… creo…
yo tengo claro ke no voy a volver, no se me ha perdido nada alli, porke volvi y la cosa no habia cambiado.
Las cosas que te enseña «cómo conocí a vuestra madre»: las fiestas que se supone que son muy divertidas y a las que todo el mundo quiere ir, en realidad no son nada divertidas. Ayer me comentaban un par de amigos de Madrid que el día del Orgullo es el día que más heteros hay en Chueca…
Yo no digo que no hagan ciclos, coloquios y demás, pero… no es sólo que parece que no interesa sacarlos en la tele, sino que los propios organizadores no parecen muy interesados en promocionarlos. Yo tengo agregadas en Facebook a diversas asociaciones, estrechamente relacionadas con la organización del Orgullo, y sólo hablan de la fiesta, el desfile, la fiesta, autobuses para quien quiera ir a la fiesta, lo bien que han salido las fiestas en las provincias, cuelgan fotos de las fiestas… Vamos, que yo diría que las otras actividades directamente no interesan «ni a la madre que las parió». ¡Pobres actividades, que solitas se deben sentir!
¡Hola de nuevo!
No quería quitar hierro a este tema comparándolo con otras problemáticas sociales. A veces, queriendo clarificar, simplifico demasiado; es un problema común en maestros de escuela. También supongo que me puede faltar conocimiento de muchas cosas, por eso entro aquí. No sé si quienes comentan pertenecen al colectivo LGTB o no, pero imagino que en su mayoría sí, del mismo modo que estimo que una gran parte de los lectores de mi blog deben ser desempleados, opositores y jóvenes: el tema del blog condiciona qué lectores va a tener. Por ello a veces se me puede escapar el alcance que tiene la discriminación que podéis sufrir. He conocido a una trans, como expliqué en otro comentario, y también hay varios gays y lesbianas entre mis amigos. La vida más traumática la ha tenido, sin duda, la trans. Los otros, aunque hayan tenido sus problemas de aceptación en su entorno, que es duro, no han tenido mejor o peor suerte que el promedio a la hora de tener una vida sentimental, tener un puesto de trabajo, su vida familiar, su vida afectiva… pero el hecho de que mis conocidos y amigos hayan sido afortunados, y de aquí ha venido mi error de apreciación, no implica que no existe un grupo bastante grande que las pase canutas debido a su orientación sexual, su aspecto físico y demás «etecés», así que supongo que , en todo caso, debo disculparme yo.
No obstante, insisto en que esta «zoo-ciedad» tiene esa «bendita» tendencia de querer homogeneizarnos a todos en todos los aspectos de nuestra vida. Cuanto más iguales seamos, más controlados, de tal manera que es imposible que alguien viva sin ser criticado y quien tenga esa pretensión, por más que se esfuerce denodadamente en ser lo que los demás quieran que sea, va a sufrir muchísimo.
En cuanto a la felicidad, cada cual tiene su propia definición. Hay quien dice que son momentos, otros dicen que es vivir en paz, otros, hacer en cada momento lo que a uno mismo le apetece. Para mí es tranquilidad (no sentirme amenazada) pero también esperanza, de tal modo que puedo pasar una mala racha, pero si tengo ilusión y esperanzas en el futuro, me siento feliz. Así que para mí tener esperanzas implica estar a la caza de la oportunidades, creer que tengo derecho a ellas y lanzarme a luchar por lo que pienso que merezco conseguir; aunque creer que la vida es justa es de un infantilismo supino.
Así que lo que os digo es: sed honestos con vosotros mismos, pelead por lo que veis justo, que no os importe lo que piense la gente.
Un abrazo 🙂
Esta segunda visión de la felicidad me gusta más que la del primer comentario, y me parece que son incompatibles. Me quedo con esta 😛
Dice Boaventura da Sousa (sociólogo del que te hablé ayer) que las fronteras tienen entre sus objetivos homogeneizar a las personas que hay dentro, y diferenciarlos de las que hay fuera. Por suerte, creo que la tendencia a la homogeneización ha ido disminuyendo poco a poco en nuestra sociedad, aunque no estoy seguro de que esa tendencia continúe todavía, o vaya a continuar en el futuro. Y conste que no lo veo como una cuestión de «izquierdas» o «derechas», porque en todas partes cuecen habas, aunque a unos les pican unas cosas, y a otros, otras.
Bueno, creo que el consenso se podría concretar: «Desfile-Fiestorro del Orgullo, SÍ… pero no solo» (aunque es lo que siempre van a sacar en los escasos segundos del telediario).
En cuanto a la búsqueda de la felicidad, creo que es algo muy personal, muy mediatizado por las circunstancias de cada unx (no es lo mismo tener hijos que no tenerlos, por ejemplo), pero no estoy de acuerdo contigo Vengatriz, en que ser transexual, hoy (ni te cuento hace 50 años o un siglo), sea equiparable a no serlo. ¿Personas que se consideren normales, libres y aceptadas?, cisexuales yo las conozco a puñados, en mi familia muchas, sin ir más lejos… Pero sólo conozco una trans que se considere así…Creo que hay que tener un mínimo de inteligencia para verlo como tú (y diría, sin conocerte, que tienes muchísimo de eso)… La felicidad queda automáticamente coartada por todas esas personas que creen que deberían «sulfatarte», como al gorgojo de la patata…
Yo, la verdad, cada vez que oigo lo de «¿qué motivos de orgullo tenéis?» me acuerdo del video de Evelyn, y me gustaría que todo el mundo lo viese (¿no lo tenías colgado aquí, Pablo?)…
Porrillo de besos!!
Sí, aquí está el video:
http://generofluido.wordpress.com/2011/02/21/esta-por-evelyn/
Que curioso, nadie a comentado de donde y por que se celebra el 28 de junio como el día del orgullo…
Estoy de acuerdo con Pablo, nuestra realidad es demasiodo jodida como para reducirla a un fiestorro consumista y normativizado (el modelo de gay queda claro en esas imagenes que ponen en la tv).
Recordemos que en 1969 (creo) la policia volvio a hacer una redada en el bar Stonewall Inn de Nueva YOrk, una vez más, se detuvo a gays, lesbianas, drags, travestis, trans… por el simple hecho de serlo, ese era el delito. Pero aquella vez, hartas, las travestis respondieron, se revelaron y así comenzaron los disturbios. Despues por primera vez, y con mucho miedo en el cuerpo, llamaron a tomar la calle en una manifestación, la policia estaba allí, pensaban que apenas habría gente, que la gente no se atrevería, era ilegal ser no heteronormativo, y sorprendentemente la marcha fue un éxito. Eran los años de lucha contra la guerra y por los derechos civiles en estados unidos.
Fuimos ilegales, aun muchxs lo somos, o debemos aceptar ser consideradxs tarados, muchas practicas sexuales e identidades que no encajan en la heteronormatividad han estado y siguen estando en los manuales de siquitria, como otros muchos colectivos, nosotrxs tambien fuimos llevados a la camara de gas con un triangulo rosa como marca, sigue habiendo discriminazion y rechazo en muchos ambitos, incluido en familiar y lxs amigxs, sigue habiendo garesiones directas, fisicas y vervales, e incluso muertes, y no solo en paises que no se consideran del primer mundo.
Así que está claro, nuestros problemas no son peores que los de otros, pero tampoco son niguna frivolidad. Jaia ta borroka decimos aquí, fiesta y lucha, recuperemos el espiritu de Stonnewall (Bilbo os parecera una maravilla comparado con Madrid, y los es en comparación, pero el grado de institunalización y conformismo es muy grande, desde que los gays pueden casarse, que bien pal que quiera eso, parece que ya está, pues no está, mientras haya orden heteropatriarcal no estará).
En cuanto a la felicidad… creo que a mi me a pasado como a Pablo, llego un día después de mucho dolor que todo cambio, llego la luz y se ha quedado incluso en los malos momentos, se debilita pero no se apaga.
Un abrazo a todes
Amén, Xomorro! (no se puede decir más claro)
Enhorabuena por haber encontrado tu particular luz al final del tunel, te deseo de todo corazón que nunca se apague!!
Otro abrazo, mu’gordo, para ti!