Este fin de semana estuve en el I encuentro de personas transexuales de la FELGTB, celebrado en Valencia. Mar Cambrollé me invitó para que participase en una mesa, y gracias a eso pude ir. Ha sido una suerte, porque, aunque estaba un poco nervioso, ya que muchas personas de la organización tienen ideas completamente enfrentadas a las mías (hasta el punto de que encuentran que mis ideas son literalmente insultantes), tenía muchas ganas de ir. Además, si nos limitamos a hablar sólo con quienes tienen las mismas ideas que nosotros… bueno, es agradable, pero no sirve para evolucionar mucho.

Llegué a Valencia el día de antes, bastante temprano (por la mañana), así que me quedaron libres varias horas del día, que aproveché para quedar con Dicybug y su mujer, quienes hicieron estupendamente de guías turísticos y gastronómicos. Lo bueno de Dicybug es que es “casi” lo que parece, y lo que dice ser: el cascarrabias del semisótano. Lo de “casi” no es porque no sea del todo cascarrabias, sino porque sospecho que nos está engañando a todos y no vive en un semisótano. Por lo demás, como yo aspiro a convertirme en un viejo cascarrabias que se sentará en la puerta de los institutos (o universidades) a ver pasar a l*s jovencit*s (o que vivirá en Thailandia con una jovencita thailandesa), no creo que pueda criticar a nadie por cascarrabias… Vamos, que lo pasé muy bien. ^_^

Por la noche, la organización de las jornadas había organizado una cena con la visualización de un corto, como recibimiento para la gente que llegase el viernes por la noche, pero fuera de programa. Como estaba fuera de programa y a mí nadie me dijo nada, ni me enteré. Tengo que reconocer, de todos modos, que yo sabía que se iba a hacer algo, y podía haber llamado a la organización, pero en lugar de ello, llamé a un amigo de Murcia, con el que llevo hablando por internet desde hace cerca de tres años, y al que tenía muchas ganas de conocer.

Mi amigo iba con un grupo bastante grande de murcianos, en el que descubrí que había otra persona a la que también conocía de internet, aunque menos. La verdad es que todos ellos eran majísimos, y tenían historias y experiencias muy interesantes para compartir, así que ir con ellos fue todo un acierto.

¿Como describir mi opinión de las jornadas de forma general? Creo que la expresión sería «europeas». Muy europeas. También muy politizadas. De todas las ponencias que hubo, sólo dos, la de Iván Garde y la de la representante de Hetaira (no recuerdo como se llamaba, lo siento) me resultaron interesante. También salvaría el taller sobre educación que, si bien no es como yo lo habría enfocado, sí que estaba muy bien enfocado al objetivo de romper tópicos en la comunidad educativa, y con la gran virtud de que los organizadores se ofrecieron a compartir sus propios materiales, fruto de su esfuerzo y experiencia (un gesto de generosidad y solidaridad que no todo el mundo tiene). El resto sólo era la enunciación de todos los problemas ya conocidos que tenemos las personas trans, el recuerdo de los logros conseguidos hasta ahora (algunos exagerados, otros manipulados, y unos cuantos reales y que es bueno recordar y celebrar), una promesa de «seguiremos luchando», pero sin explicar cómo, o con propuestas que siguen en la misma linea de lo que ya se está haciendo hasta ahora, y una amenaza que pende en el aire: «si gana el PP…». «No podemos votar al PP».

Me temo que en eso último, llevan razón. Lo demás, no sé qué harán, pero yo no puedo votar al PP, y no lo voy a hacer. Pero tampoco puedo estar de acuerdo con la idea de que «el PSOE nos ha dado muchas cosas», porque el PSOE no lo único que me ha dado a mí, ha sido paro. Paro tengo todo el que quiera, hasta aburrirme. Paro y pobreza, me sobran, para dar y regalar. El resto de los derechos que tengo, no nos los ha dado el PSOE, sino que se han ganado tras luchas y más luchas, y muchas reivindicaciones de la gente que ha venido antes que yo. Seguramente, si el interlocutor político hubiese sido el PP, se habrían conseguido muchas menos cosas, pero… ufff… tener que votar a un partido u otro es como elegir que dedo cortarse.

Me he referido a las ponencias como «europeas», y es que, cuando se ha conseguido un cierto nivel de vida y de derechos, las personas tendemos a la conservación, a la acomodación. Si el hambre agudiza el ingenio, la saciedad lo embota. En muchos paises europeos ya no hay hambre. Por eso, generalmente el activismo español, comparado con el de los paises del norte de Europa, resulta creativo, y comparado con el de los paises de sudamérica, parece un muermazo. Bueno, pues en estas jornadas, estábamos a nivel europeo.

Sin embargo, cualquier lugar en que se reunan personas transexuales suele ser interesante, al menos para mí. Si las mesas son «light», entonces lo mejor estará en los pasillos. Los pasillos de las jornadas, sí que eran estupendos. Conocí a un montón de gente de toda clase, y pude poner cara, voz y presencia a algunas de las personas que fueron más importantes para mí en los inicios de mi transición (Iván, Román, Nacho…). Me alegró mucho poder acercarme a ellos y darles las gracias por haber colgado videos, fotos, o haber respondido preguntas. Por hacerse visibles y dedicar su tiempo escribiendo sobre su propia experiencia. Todos ellos me dijeron que no le dan importancia, que es lo menos que podían hacer, pero no es verdad… no tenían por qué hacerlo. Mucha gente empieza y termina su transición en su casa, en su intimidad, y cuando se estabilizan con la vida que querían llevar (o se sitúan lo más cerca posible), desaparecen del mapa, tratando de olvidar todo aquello. Es un esfuerzo que debe ser agradecido, aunque ellos no necesiten agradecimiento.

A parte de eso, en los pasillos fluían las ideas. Se compartían las experiencias y las preguntas. ¿Tú te operarías? ¿Con quién? ¿Cómo lo llevas con tu familia? Yo también busco trabajo… El panorama era visualmente muy normativo (personas transexuales tratando de aproximarse lo máximo posible a los modelos de masculinidad/feminidad establecidos), aunque no puedo criticar, porque yo mismo tengo un aspecto normativo. Las ideas, aparentemente, eran normativas, pero si escuchabas bien y hacías las preguntas oportunas, acababas constatando una vez más que el sistema binario ya ha sido impugnado, si no formalmente, si no políticamente, sí desde la experiencia de cada persona.

También, cuando fuí a las jornadas, esperaba que se diese la oportunidad de poder hablar sobre el manifiesto contra el test de la vida real (ver los dos últimos posts), pero de entre las principales detractoras de esa acción en concreto, sólo dos me dieron espacio para poder acercarnos y hablar. No conseguimos llegar a ningún acuerdo, pero al menos hablamos con tranquilidad y con respeto (al menos, mientras estábamos cara a cara, no pondría la mano en el fuego por lo que se dijo de mí cuando no estaba delante). Excepto con estas dos excepciones, me encontré un vacío importante: miradas que pasaban a través de mi como si fuese transparente, o reojos y gestos torcidos a los que no me atreví a enfrentarme. No fui capaz de saludar a Marta Salvans, a pesar que de fuimos ponentes en la misma mesa, y ella tampoco me saludó a mí.

A pesar de eso, no me volví con la sensación de haber fracasado, quizá porque la posibilidad de poder acudir a cualquier espacio donde las personas trans podamos reunirnos ya es un éxito en si mismo.