Además de los cambios externos, la hormonación provoca también cambios internos, a nivel emocional. Eso era algo que me preocupaba bastante al principio, porque en realidad yo me gustaba mucho a mí mismo antes de empezar con la hormonación, o al menos, mi carácter.

Una de las cosas que primero noté, y que la gran mayoría de la gente nota, es el aumento del deseo sexual, que llega a ser hasta molesto. Yo, que no era una persona especialmente sexual, me paso el día pensando en sexo, incluso en ocasiones en las que no estoy haciendo nada ni remótamente erótico, como estudiar (yo creo que en ese caso se trata de una excusa de mi subconsciente para tomarme un respiro). Una cosa muy curiosa es que antes no me gustaban las películas porno. Me parecían muy aburridas… repetitivas, y machistas. No entendía como podían gustarle a alguien. Ahora tengo varias webs de porno en mi lista de marcadores, las visito con mucha asiduidad (pero mucha) y sigo dándome cuenta de que son algo machistas, pero me da completamente igual. También me da igual que sean repetitivas, de hecho hasta me agrada en ciertas partes. Y pienso que la vida de los adolescentes en la época pre-internet, cuando el acceso al porno estaba todavía bastante restringido, debía ser muy dura. Pobrecitos.

La testosterona hace subir mucho tus niveles de energía, pero estoy teniendo un problema con los «picos». Yo me inyecto testex prolongatum 250. Es una solución oleosa que se pone con una inyección intramuscular cada cierto periodo de tiempo (que varía mucho de unas personas a otras). La solución se almacena en el tejido adiposo y va siendo absorbida poco a poco. El problema de esto es que se produce un pico, cuando te inyectas, que es cuando más cantidad de hormona hay en tu cuerpo, y otro cuando ya queda poca. El día que me inyecto (y al día siguiente también) me levanto llendo de energía y muy optimista, con ganas de hacer cosas. Es como si me hubiese tomado 5 Red Bull. Luego ya me pongo «normal», aunque todavía con mucha más energía que cuando no me hormonaba. Los últimos 4 ó 5 días me siento más débil, como si se me estuviesen acabando las pilas, y a veces lo llego a pasar mal. Seguramente, si hubiese ido a la revisión de la endocrina cuando tenía que ir, me habría corregido la dosis, que yo creo que me va un poco corta, pero como no fui, me toca joderme. O quizá tiene que ser así, y no me la cambia T_T

Hay gente que se queja de que se vuelven más agresivos y no se aguantan ellos mismos. Yo no me siento más agresivo. Lo que sí noto es que tengo que moverme un poco. Si no hago nada de ejercicio, me pongo nervioso y me siento mal, anquilosado. Cuando hago algo de ejercicio, en cambio, suelo estar bastante más contento, de mejor humor. Además, por fin estoy recuperando la movilidad en los absominales, y creo que estoy perdiendo un poco de barriga (esto se lo tengo que agradecer a mi entrenadora ecuatoriana, que me enseñó la rutina correcta para mí).

No me emociono con tanta facilidad como antes. Soy más frío. Lloro menos. También es verdad que he tenido épocas en las que me costaba mucho llorar, aunque no me hormonase, así que no descarto que sea algo al margen de las hormonas. Es un poco incómodo.

Me sigo sintiendo bien conmigo mismo, pero no puedo negar que mi carácter ha cambiado, de manera sutil, pero sensible. Ahora es como si un pequeño cromagnon se hubiese venido a vivir dentro de mi cabeza y se dedicase a darme ideas que no siempre son buenas o civilizadas. Si nunca fui políticamente correcto, ahora lo soy mucho menos. Y me temo que mis deseos y fantasías me llevan muchas veces muy lejos de los estándares que el feminismo considera aceptables, aunque no es algo que me preocupe. Ya hace tiempo que decidí que iba a dejar de hacer lo que me dijeran que estaba bien para empezar a hacer lo que a mí me pareciera que está bien.

En mi experiencia, es evidente que las hormonas condicionan mucho la forma de ser de una persona. Así me lo pareció durante el tiempo que tomé hormonas femeninas (anticonceptivos), que me arrasaron emocionalmente de manera mucho más bestial de lo que ha hecho la testosterona, y así me lo vuelve a parecer en este segundo periodo de tratamiento hormonal. No digo que sea un condicionamiento decisivo, que te convierta en peor para ciertas tareas y mejor para otras. Hay otros muchos factores que forman la personalidad de una persona… pero este no es, para nada, despreciable.