Siguiendo con mi revisión fotográfica (como véis, tenía un buen puñado).
La siguiente no tiene fecha, pero tiene que ser de 2006. 26 años y recién operado del estómago. Debía haber perdido ya unos 20kg, así que sólo pesaba alrededor de 120kg y me veía bien, delgado. Llevaba las mismas gafas que llevo ahora… ¡Cómo pasa el tiempo! Me había cortado el pelo muy corto, como nunca me había atrevido antes, y se me ve contento. Sonrío con la boca y con los ojos, aunque la sonrisa de la mirada oculta algo. En aquella época algo demasiado fuerte y peligroso se estaba removiendo en mi interior. Algo que no podía contar a nadie, pero que me complacía. Había empezado a admitir que mi parte masculina me daba fuerza, empuje y entusiasmo, y era como enamorarme de nuevo, aunque en aquella ocasión no lo podía compartir con nadie.
Dos fotos más, parecidas, probablemente tendría 27 ó 28 años. Ni siquiera recuerdo para qué me las hice. Se me ve bien, más fuerte. No llevo nada en el cuello, pero llevo pendientes y las mismas gafas que ahora. Tal vez sean imaginaciones mías, pero me parece adivinar algo masculino en la expresión del rostro, debajo del maquillaje y la ropa de mujer. Se me nota que hay algo que no cuadra, o al menos, yo lo noto. No entiendo como no se dió cuenta todo el mundo. Aparento unos 30 años.
Después, mi primera foto, para un currículum, al iniciar mi transición. 29 años Llevo la camisa rosa que tanto le gusta a una amiga mía, las mismas gafas que ahora. Sonrío con la mirada y con la boca, y se me ven los ojos más claros. De repente, tengo la sensación de que de esa foto se han caido varios años. No los 29 que tenía, sino más. 27 tal vez. Llevo el pelo un poco largo y se me riza por las puntas, lo que me hace parecer una niña, aunque, al mismo tiempo, tengo un aspecto un tanto ambiguo.
La siguiente es la foto que tengo en el pasaporte. Tengo 30 años recién cumplidos y aún no había empezado a hormononarme. Sin embargo, veo a un chico que sonríe levemente y tiene una mirada apacible, satisfecha. Llevo en el cuello una figurilla que sirve de protección para los hombres, que mis padres trajeron del caribe. Le dieron una a mi novio de entonces, y a mí no, pero dejaron dos colgadas de una alcayata, como recuerdo. Cuando tomé la decisión de iniciar mi transición, cogí uno de los colgantes y me lo puse sin decir nada a nadie ni dar explicaciones.
La penúltima me la hice en Ecuador para el registro del consulado español. Tengo cara de dormido. Probablemente hacía un par de días que no comía bien, y además, recuerdo que ese día estaba muy cansado. Un compañero y yo estábamos haciendo gestiones y papeleos que no terminaban de salir bien, empujados por un tiempo que se nos acababa. Sin embargo, tengo un buen recuerdo de ese día.
Por último, la foto que me hice la semana pasada para el carnet de identidad. El día de antes cedí a la dictadura de la alopecia androgénica y me rapé el pelo. Me veía muy raro, pero aún así, me obligué a hacerme la foto y a ponerla en el carnet. Ahora que ya me he acostumbrado, veo a un chico muy joven, me echaría unos 24 años. Comparo esta foto con las de 2002 y me veo de la misma edad. En el cuello llevo un colgante en forma de pequeña hacha de piedra, que compré en la reserva de Atahualpa, y que según Jeiko trae suerte. Sonrío levemente, tengo la mirada tranquila. Se me ven los ojos muy verdes, muy claros y limpios.
Conclusiones:
– Me gusta llevar colgantes. Siempre me ha gustado y no voy a dejar de hacerlo. Lo curioso es que no me había dado cuenta hasta este momento.
– Nunca me ha gustado llevar pendientes. Sólo llevo pendientes en dos fotos.
– Estar tranquilo se nota en la cara, aunque intentes poner buena cara. El peso de los secretos se nota, y se traduce en años de más.
– ¿Alguna vez fui realmente joven? Sospecho que me he perdido una parte importante y muy divertida de la vida.
– Algunas personas me dicen que ahora se me ve mucho mejor, como si irradiara buenas vibraciones o algo así. Sin duda, no se me ve tan triste.
Edit: cinco minutos después de que publicara el post, mi madre, que también está haciendo limpieza, se ha encontrado otra foto mía. Pero esa ya se queda fuera del post.
No le des vueltas a las cosas que te has perdido, porque hacerlo no sirve de mucho. Lo realmente importante es que cada vez sonríes más, ¿no?