Durante la semana pasada en Barcelona se celebró la Conferencia Internacional sobre Identidades de Género y Derechos Humanos (CONGENID), de la que debía salir una «declaración de Barcelona», que sirviese «de documento de trabajo, línea de orientación y documento de objetivos en la implantación de políticas legislativas y de tutela de los derechos humanos que se han de aplicar al colectivo de personas transexuales», sin embargo esa declaración no se ha realizado.
El congreso terminó el día 6 (creo) y ya empiezan a circular las opiniones de los participantes. Una activista conocida declaró que desgraciadamente la declaración no se consiguió debido a la negativa de alguna gente. Un par de amigos míos comentan que ellos mismos eran de esa gente «negativa» que no estaba de acuerdo con el documento, tal y como estaba en la CONGENID, a pesar de que tuvieron la oportunidad de estar en las mesas de trabajo.
Yo no estuve en el CONGENID, así que no puedo opinar sobre lo que pasó allí, aunque sí voy a intentar realizar una interpretación de los hechos, desde mi punto de vista totalmente subjetivo.
Para mí, el hecho de que no se haya logrado esa Declaración de Barcelona es un fracaso para todas las personas trans. Es necesario que exista un documento que hable de nuestra realidad de forma integral y sistematizada, que hable de las violaciones de derechos humanos que sufrimos cada día (derecho al trabajo, derecho a la personalidad, derecho a la salud, derecho a la libertad, derecho a la integridad física, derecho a la vida, derecho a la vivienda, derecho a la educación), incluso los que tenemos la fortuna de estar más acomodados por clase social, estudios y país de nacimiento.
Sin embargo, las personas trans estamos divididas. «Divide y vencerás», decía Julio César. Nosotros podríamos decir «divide y serás vencido», porque no estamos esperando a que venga alguien de fuera a que nos divida, ya lo hacemos solitos, sin ayuda de nadie. La comunidad trans se divide en: transexuales «auténticos», esos que nos hormonamos, que nos operamos (no es necesario haberlo hecho, basta con desearlo o tener intención de hacerlo), que vamos al psicólogo. Están los transexuales de mentirijillas, los que no ven necesidad de hormonas ni de cirugías, porque «pa’qué». Están los travestis, crossdresser, etc… gente que, en general, tienen una identidad de género acorde con la asignada al nacer, pero que durante algunas horas gustan de introducirse en otro género. Están los que no desean cambiar de género, pero sí que el concepto de género cambie, y son trans en la cabeza. Están los que no quieren pertenecer a los conjuntos hombre/mujer, y realizan o no realizan modificaciones en sus cuerpos. Están los queer, que deconstruyen e incluso destruyen el género, transgrediendo límites que los demás no habíamos visto y que con frecuencia no alcanzamos a entender. Están todas esas realidades que sabemos que existen pero no sabemos como se llaman, e incluso esas realidades que no sabemos que existen ni como se llaman, y hasta algunas que sí sabemos que existen y cómo se llaman, pero yo he olvidado mencionar.
Todas estas realidades tan diferentes tienen problemas similares que permiten englobarnos dentro de un término común, ya sea «trans», «transgénero», «dromedario»… Sin embargo, algunos sectores, habitualmente los que se autodenominan «transexuales de verdad» sin darse cuenta de que de esa forma convierten a los demás en «transexuales de mentirijillas», se empeñan en dividir la comunidad y se niegan a ver las similitudes que entre todos nosotros existen. Las simetrías subyacentes, como decimos en el PT.
Sin embargo, lo de Barcelona se llamaba Conferencia de Identidades de Género, no «Conferencia de Transexuales de verdad». Además, internacional, no español ni europeo. El documento que de ahí debió salir tenía que haber sido bueno para todas las personas que presentamos una identidad de género distinta a la «normal». Debía haber señalado cada una de las situaciones que vivimos, desde los problemas de cambio de nombre, que son peores para las personas que no se hormonan ni se operan, hasta la situación de las trabajadoras sexuales trans, pasando por la situación de acceso a la educación, que creo que todavía no se ha estudiado adecuadamente, y también por la cuestión de la despatologización.
El CONGENID pretendía ser multicultural, incluyendo en su nombre a las identidades de género, incluyendo entre sus invitados a personas provenientes de todo el mundo, de todas las realidades. Pero quizá no lo fue. Tal vez el documento que se deseaba aprobar no respetaba esta multiculturalidad, sino que contemplaba tan solo el enfoque de algunos grupos, sin lograr un consenso ámplio. Por eso «algunas personas» se negaron a ratificarlo, y al final todos, los transexuales de verdad, los de mentirijillas, los no transexuales, los crosdresser, los queer, los intersex, los raritos, las hijra, los que pasaban por allí… todos nosotros nos quedamos sin un documento que era necesario.
Por otra parte, el que no se emitiese esa declaración de Barcelona también es un éxito. Nos hemos quedado sin declaración, sí, pero al menos se ha impedido que se emitiese una declaración que no satisfacía a todos, que no contemplaba todos los casos. No se ha permitido que saliese a la luz una declaración emitida desde unos sectores concretos como si fuese representativa para todas las identidades trans del mundo, y eso es bueno. Los que no suelen ser tenidos en cuenta dentro de la corriente mayoritaria de la transexualidad han podido alzar la voz y decir «vuestras ideas no son las nuestras, así que, por favor, dejad de pensar por nosotros».
Hemos suspendido nuestro ejercicio de interculturalidad, una vez más. No toda la culpa es de los que no entienden que la comunidad trans tiene muchas cosas en común y que dividirnos es hacernos más débiles. También los otros, los que vemos la necesidad de estar unidos somos culpables de no ser capaces de llegar a ellos y hacerles ver que no somos el enemigo, sino valiosos aliados. Todos hemos fracasado.
Todos hemos triunfado. El hecho de que al final los organizadores del CONGENID no lanzasen la declaración aún sin obtener consenso (cosa que podía haber ocurrido) es un paso adelante. Es un reconocimiento de que no pueden hablar por otros, es un reconocimiento de que, al fin y al cabo, no representan a la totalidad de los trans. Es un reconocimiento de la pluralidad de la comunidad trans.
Sin embargo, parece que este reconocimiento ha sido «forzado» (eso me dan a enteder las palabras tanto de los «pro declaración» como de los «contra declaración»). Temo que a partir de aquí las fracturas en la comunidad trans se harán más evidentes, y que quienes no pudieron sacar la declaración de Barcelona por culpa de los que tenían una actitud negativa sobre ese documento, en el futuro decidirán seguir trabajando solos, sin nadie que les moleste y les impida conseguir resultados. Sin embargo, si eso ocurriese, la evidente fractura en la comunidad les recordará que no hablan por todos los trans, sino sólo por si mismos. Que son sólo una corriente dentro de lo trans, aunque sigan autodenominándose «transexuales de verdad». Temo que las enemistades dentro de la comunidad trans no han hecho más que empezar, pero al menos me quedo tranquilo porque ahora los que hasta ahora no habían sido escuchados van a empezar a hacerse oir, aunque sólo sea como «oposición». Esto es una gran novedad.
No le des muchas vueltas. Al final que las cosas salgan bien o no es cuestión de personas concretas, que pueden ser inteligentes y bienintencionadas, capaces de entenderse con otras personas inteligentes y bienintencionadas, o ceporras incapaces de entenderse con nadie y/o que buscan dar la nota pero que no «construyen».
No se puede dejar la representación de un colectivo en manos de cualquiera.
No hablo de ese caso concreto, pues nada conozco de esa conferencia.
En el momento en el que publicas una entrada tan inteligente (la inteligencia es una llamada al mutuo acuerdo)quiero declarar que estoy contigo.
Por encima de las diferencias de nuestros colectivos, que son lógicas y naturales, tenemos que poner siempre nuestra experiencia común, que veo en dos hechos fundamentales:
1. La ruptura del Código de Género, y
2. El aluvión de insultos, dificultades, incomprensiones, etcétera, que se nos viene encima en cuanto lo rompemos.
¡Eso es suficiente para que nos mantengamos unidas, unidos y unides!
Kim Pérez
Es una làstima que no nos hayamos puesto de acuerdo aùn en que «ser transexual», no es lo mismo que ejercer la prostituciòn o vender el propio cuerpo a cambio de dinero como «trabajadora sexual». Si algunas personas que se dicen «trans» piensan que asì es como debe definirse la cuestiòn, les aconsejarìa que no petardearan a quienes, como activistas comprometido/as con la causa, tratamos de buscar la no discriminaciòn en contra nuestra y bregamos, en nuestros respectivos paìses, por conseguir una inclusiòn positiva en el mundo laboral, mediante leyes pro activas que luchen contra el segregacionismo de nuestro colectivo en su conjunto. No valen aquì distinciones entre quienes somos y las que tan solo parecemos.
Si nos incluyen conjuntamente a quienes «pensamos como» y/o «nos sentimos» realmente de un gènero diferente a nuestro sexo asignado al nacer, con quienes solo buscan «parecer ser», por las razones queestas fueren; eso demuestra que en pleno Siglo XXI, el desconocimiento global que existe al respecto es tremento. Hay, dentro de la comunidad GLBT, quienes creen a pie juntillas lo que dicen algunas alucinadas teòricas feministas setenteras, rabiosamente tranfòbicas, incluyo aquì a mucha gente que no conoce realmente lo que sucede al interior de lo que denominan genèricamente como «Trans», no se si por desprecio o por sentir que dentro de ese saco pueden deshacerse de identidades, orientaciones, roles y expresiones de gènero que les son molestas o que sìmplemente les es incòmodo analizar o replantear sobre esquemas mentales que mantienen a lo largo de dècada de lucha por los derechos de las identidades sexogenèricas diferentes.
Sè de antemano, que a mucha gente no le caerà bien lo que pueda expresar en estas lìneas; pero creo que, la organizaciòn del Congreso fue impecable y quienes sabotearon la consecusiòn de una Declaraciòn fueron egoistas y obedecieron a intereses sublaternos interesados en vivir a costa de nuestras aspiraciones como colectivo mediante estipendios que puntualmente cobran en programas que nos mantendràn patologizadas bajo la lupa de la OMS. Toda vez que està demostrado que de organizaciones como el ILGA, las transexuales no debemos esperar nada; a diferencia de lo sucedido en España, para el resto del mundo, los colectivos transexuales deberemos pelear por nuestra cuenta y riesgo sin buscar alianzas con gente que no nos comprende o que nos subestima y, en el fondo, desprecia. Esa es la impresiòn que saquè del Congreso. Este es el inicio de una nueva era, tènganlo por cierto, que las transexuales sabremos dar la talla.
Hola Fiorella:
En primer lugar, agradecerte tu comentario, aunque obviamente no estemos de acuerdo en nuestras posturas. Pero es bueno poder hablar ¿no crees?
«Ser transexual» es muchas cosas. Cada persona vive la transexualidad de acuerdo a múltiples factores, entre otros el lugar en que vive, su educación, sus posibilidades… para algunas personas «ser transexual» y «ser trabajadora sexual» es lo mismo. Para estas personas se trata de una realidad igual a que el sol sale por el este, y tratar de convencerles de lo contrario es cerrar los ojos a una realidad muy dura.
Pides que las personas que piensan así se aparten del camino de los activistas de verdad, comprometidos con la causa… ¿Con qué causa? No me hago a la idea de que clase de causa debe ser la que necesita dejar fuera a eass pobres tabajadoras sexuales que prefieren arriesgarse a que las agredan y las maten antes que vivir una vida como hombres. Estas chicas son, a mi entender, quienes más apoyo y ayuda necesitan. No sé, repito, que causa será esa, pero no tengo interés en conocerla. No me costará mantenerme apartado de ella.
La consecución de no discriminación y de inclusión laboral, en cambio, creo que es algo que a tod*s nos interesa. ¿O qué motivos crees que podría tener alguien que sea transexual para desear ser discriminad* y encontrar trabajo sólo como trabajador/a/* sexual?
Desconozco qué quieres decir al referirte a la diferencia entre «ser» o sentirse de un género diferente al nacer y quienes sólo buscan «parecer». ¿Te refieres a las personas que se travisten un rato, pero luego viven conforme al sexo asignado? ¿L*s conocid*s como travesties, cross-dresser, drag king, drag queen, etc…? ¿Y qué pasa exactamente con ell*s? ¿Qué tiene que ver eso con el feminismo de los años 70? Por favor, me gustaría que lo aclarases.
Concretando un poco más. ¿Qué es eso que dicen algunas teóricas feministas sesenteras y que la comunidad GLTBI se cree a pies juntillas? ¿Qué teóricas feministas concretamente? Y si toda la comunidad GLTBI se lo cree y tú no ¿significa que tú no pertences a la comunidad? ¿O acaso eres la única que se ha dado cuenta de estas mentiras? ¿No será que estás exagerando un poquito? Sin aclarar estos puntos comprenderás que el resto del párrafo es imposible de interpretar y suena, simplemente, como una acusación inconcreta a un fantasma indefinido, por causas difusas. Por favor, te pido que concretes un poco más.
Dices que la organización del congreso fue impecable, pero yo todavía estoy esperando a que me contesten si me dan la beca que solicité o no (a estas alturas creo que no me la concedieron, je, je, je). Del resto de cosas no puedo hablar, porque no estuve.
¿Quieres decir que si se hubiese aprobado la Declaración de Barcelona los fondos de ayuda destinados a las asociaciones de activismo transexual disminuirían? ¡Chuta! Y yo que pensaba que era al revés, y que si la Declaración de Barcelona hubiese salido adelante, los financiadores habrían considerado que las subvenciones a las personas transexuales están bien empleadas, mientras que con este batacazo se lo van a pensar muy bien a la hora de volver a financiar… De modo que hay financiadores que están dispuestos a dar ayudas a las organizaciones de personas trans sólo mientras seamos considerados como enfermos. ¿Y qué organizaciones son esas, y a quién financian? Pregunto para saber con quien no debo juntarme, ya que la despatologización de la transexualidad es un tema que me interesa mucho.
Estoy de acuerdo contigo, l*s transexuales (y l*s trans en general) tendremos que luchar sin buscar alianzas con personas que no nos comprenden, nos subestiman y en el fondo nos desprecian. En su lugar, tendremos que buscar alianzas con quienes sí nos comprendan, nos aprecien, y sean capaces de valorarnos, y, lo que es más, tendremos que esforzarnos en que esta cantidad de gente sea cada vez mayor, hasta que al final el conjunto de nuestros aliados sea equivalente a la sociedad entera. Mientras las personas trans no podamos tener como aliada a la sociedad entera, estamos fregados, porque la gente que cuenta, los que de verdad pueden hacer dejemos de estar marginados y patologizados… es todo el mundo, desde el/la adolescente que te insulta y te dice maricón, hasta el/la empresari* que no te da trabajo, pasando por la/el m/padre que te considera una amenaza porque sospecha que contaminarás las mentes de sus hijos.