Tengo un montón de cicatrices. Las dos más antiguas están en los lóbulos de las orejas, y me las hicieron mis padres cuando yo aún no tenía uso de razón. Estas perforaciones, en las mujeres se llaman «agujeros para los pendientes» y en los hombres «piercings». Algunas personas, cuando los lleva un hombre, les llaman «que feo está un tío con pendientes» o «vaya mariconada». Cosas así.
Tengo una cicatriz en la espalda de una verruga que me quitaron con poco tino. Esa cicatriz me tuvo muy acomplejado hasta que a los 18 años decidí hacerme un tatuaje cerca. Desde entonces estoy seguro de que la gente que me ve la espalda no se fija en la cicatriz, sino en el tatuaje. Esta cicatriz es de cuando tenía unos 15 – 16 años, igual que otra que tengo en la pierna de un pelito al que le dio por crecer hacia dentro, y que me quitó el mismo dermatólogo que me quitó la verruga. Ya no volví a ir más.
Tengo una gran cicatriz que me recorre el estómago desde el esternón hasta un poquito más arriba del ombligo. Está muy bien trazada, casi como con tiralineas, y es muy finita. Aunque es grande, me han dicho que casi no llama la atención. Esta cicatriz es de cuando me operé del estómago. Cirugía bariátrica para adelgazar, porque llegué a pesar 140 kilos.
Al lado de la cicatriz grande, tengo una pequeñita, correspondiente a un agujero que tuvieron que hacerme para colocar uno de los drenajes. Ahí no fue posible echarme puntos (tampoco era necesario), por lo que tardó un poco más en cerrar.
Tengo cicatrices internas. Los huesos de los tobillos un poco tocados, por culpa del sobrepeso. También en los lugares donde el cirujano cortó y cosió: el estómago, varios puntos del intestino, y la vesícula biliar extrirpada. Ahora ya no las noto, pero durante un par de años sí que era consciente de ellas, pues a veces notaba como si me tiraran. Esto, además de cicatrices, son mutilaciones.
Tendré cicatrices futuras. Quiero hacerme la masectomía, así que probablemente me quedarán dos cicatrices grandes por debajo del pecho y, también en los pezones, aunque a veces las de los pezones no se notan mucho. Es habitual, además, perder sensibilidad en el pezón. Esto también será una mutilación.
Muy probablemente también me haré la histerectomía, porque dicen que no es bueno dejarse dentro los ovarios, útero y demás, aunque tampoco hay pruebas concluyentes de que sea malo. Ahora esta operación se hace con laparoscopia en la mayor parte de los hospitales, así que supongo que si me la hago no quedará cicatriz. Simplemente será una mutilación más para la lista, además de la esterilización definitiva e irreversible.
Ninguna de mis cicatrices me duele. Todas las cicactrices pasadas han sido necesarias y buscadas, excepto las de las orejas. Estoy esforzándome en conseguir que algunas de las cicatrices que aún no tengan, se hagan realidad. Pienso mucho en ello y en como conseguirlo cuanto antes. Supongo que soy un poquito raro.
También tengo otras cicatrices que no están en el cuerpo. Una de ellas me pica cuando me cruzo con una pandilla de adolescentes, siempre me quedo temiendo que me insulten, como lo hacían cuando yo mismo era adolescente, aunque lo cierto es que hace años que no tengo problemas, y ni siquiera me miran.
No voy donde no me invitan, aunque sea con alguien con quien tengo suficiente confianza como para saber que estoy invitado sin necesidad de que me lo diga. Hubo un tiempo en el que, aunque me invitasen, en realidad nadie quería que estuviese, así que cuando me siento bien con un grupo de gente, conocidos o desconocidos, me sorprende. Igual que cuando alguien valora algo que he hecho. O cuando un amigo o amiga tiene un detallazo conmigo, y encima lo hace con muchísima ilusión (en estos casos nunca estoy seguro de saber responder de manera adecuada, o si no acabaré por decepcionar a esa persona de manera que se arrepienta y no quiera volver a saber de mí). O cuando encuentro a alguien que me muestra simpatía instantánea sin conocerme.
Lo contrario me produce inseguridad. Si encuentro alguien que me trata con antipatía, o creo cometer algún tipo de error «social» tengo miedo a que todo vuelva a empezar, a que, de repente, todo el mundo se enfade conmigo y me quede solo de nuevo. Cuando me invitan a ir a algún sitio y digo que no, temo que no me vuelvan a invitar nunca más.
Estoy aprendiendo a controlar todo esto. Aunque no puedo dejar de sentirme abrumado (y avergonzado) cuando hablo y noto que me escuchan con interés, al menos he aprendido a pensar de manera racional que no hay un motivo para que no sea así, puesto que prácticamente todo el mundo tiene cosas interesantes que explicar. ¿Por qué iba a ser yo menos? También estoy aprendiendo a decirme a mi mismo que no puedo llevarme bien con todo el mundo, ni caer bien a todo el mundo, pero que eso no significa que, de repente, todo el mundo vaya a volverme la espalda. Estoy aprendiendo que puedo escoger a mis amigos, en lugar de conformarme con intentar agradar a la gente que me soporta, aunque no me aporten nada.
No creo tener más cicatrices que la mayoría de las personas, aunque eso no me consuela, ya que tampoco creo que las cicatrices lleguen a borrarse del todo. Sí confío en que se irán difuminando poco a poco, y al final ni me acordaré de ellas, igual que en realidad casi nunca me acuerdo de las otras cicatrices más visibles que llevo en el cuerpo. Hacerse mayor, ser un adulto, debe ser algo parecido de esto.
Pues más que hacerse adulto, yo diría que eso es «la vida».
Cuando eres menor de edad estás obligado (más o menos así es) a estar con gente extraña, con la que puedes encajar o no. Si no encajas (o no te aceptan como eres) puede ser la peor época de tu vida, incluso marcándote para siempre.
No es que cambiemos, que también, sino que cada vez las circunstancias que nos rodean son diferentes: los cambios en el entorno no son tan bruscos, sino que todo se vuelve bastante estable, el trabajo, la familia y el entorno de amigos. Esa estabilización (o ausencia de cambios) para unos es una dificultad añadida para encontrar pareja, y para otros es un alivio porque no suelen tener suerte con las personas extrañas que entran en sus vidas.
Bueno, rollos aparte, lo que quiero decir es que estoy seguro de que todos nos podemos sentir de nuevo como adolescentes si conocemos gente nueva y no encajamos. No es que seamos realmente adolescentes, ni raros.
«Estoy aprendiendo que puedo escoger a mis amigos, en lugar de conformarme con intentar agradar a la gente que me soporta, aunque no me aporten nada.» No sé, es una frase un poco rara, creo que no la entiendo muy bien. En realidad escogemos a nuestros amigos, y con el resto del mundo, la mayor parte de los cuales no nos aportan nada, muchas veces simplemente guardamos las formas. No entiendo la contraposición de ambas cosas (lo cual no quiere decir que no tenga sentido).
Aclarado entonces lo de esa frase 🙂
Lo de las cicatrices me suena un tanto mítico. Esa metáfora tan quirúrjica de «tengo el alma llena de ciatrices» está bien para el melodrama. Pero las cicatrices forman parte del pasado, y el pasado no existe.
Nuestra piel es una funda problemática, una especie de imán de cosas a la que se pega todo: lo bueno y lo malo. A buen seguro, por la piel de uno pasan cosas buenísimas que no dejan ciactrices, sino dejan extraños recuerdos de presentes intensos.
Creo que me estoy yendo…
Un abrazo, Pablo.
¡¡MIL GRACIAS, Pablo, por tu comentario en mi blog!!
Si, también sabía que otras ONG’s hacen ese programa… Pero lo descubrí por Cruz Roja. Espero que tu amiga esté ya bien.
En cuanto a las cicatrices, coincido contigo. Es tu cuerpo, es tu vida. Y NADIE ha de opinar.
UN ABRAZO,
Hola Pablo, he entrado en tu blog por conexion desde Viena Directo. NO me conoces pero dejame que te diga una cosa.
En primer lugar, MUCHISIMAS GRACIAS por tu sinceridad y valentia…a muchos de nosotros nos ocurren esos miedos de que no nos quieran y no nos acepten dejando en las manos de los demas nuestra personal e intrasferible felicidad.
Yo estoy aprendiendo que la felicidad la tengo que encontrar dentro, pese a mis cicatrices, pese a mis «caricias»…solo asi es posible.
Y lo mejor de todo es que podre ensanchar mi corazon muhisimo mas y con mayor profundidad, sin ataduras que son falsos espejismos de afectos enrarecidos que no nos hacen bien.
Gracias por hablar con esa valentia, es el primer paso de ir hacia adelante. Me has hecho un precioso regalo de cumpleaños.
¡Hola Elena! Me alegra que mi blog te haya servido como regalo de cumpleaños inesperado. ¡También me alegra que hayas llegado desde Viena Directo! Si hay algún blog agradable de leer y que te alegra el día, es ese.
Tienes razón, pese a las ataduras o los restos del pasado de los que creemos que no nos podemos librar, al final somos nosotros mismos quienes debemos hacernos responsables de encontrar nuestra propia felicidad.
Por Dios,Pablo, no me refería a ti al hablar de tonos melodramáticos. Más bien quería ser un mensaje general- positivo que invitaba a seguir adelante a pesar de las cicatrices. Achácalo a sobredosis de paracetamol debido a mi estado congestio-acatarrado. Además me parece que me has traducido muy bien en el último párrafo del comentario que está justo encima del mío «pese a las ataduras o los restos del pasado…» Ese era mi espíritu de la letra en lo del tono melodramático.
Sorry, si no me expresé bien.
Un abrazo.
El lúnes me diagnosticaron litos en la vesícula, es ovbio que nesecito cirugía urgentemente. La verdad tengo miedo porque nunca me habian operado y no quisiera que me quedara la cicatriz tan grande. Sé que existe un método de cirugía por laparoscopía pero según me dicen el cirujano tiene que valorarme primero para ver si soy apta a ésta. Pero no hay vuelta atrás, es la cirugía sea cual sea o seguir aguantando éste dolor tan horrible que me dá.
perdón pero tenia que desahogarme…:(
Hola Adriana:
Es normal que estés preocupada… yo también lo estaba. La operación de la vesícula es bastante complicada, y por eso los médicos muchas veces prefieren abrir en lugar de usar cirugía laparoscópica, porque si surge alguna complicación, pueden atajarla más rápido.
Si al final no optan por la cirugía laparoscópica, hay una forma de que la cicatriz no quede muy grande. El problema de las cicatrices es que se «abren», es decir, se van ensanchando después de que la herida se haya cerrado, y esa parte de piel nueva es la que queda de diferente color. Para evitar que la cicatriz se abra, ponte una faja tubular de neopreno (que, seguramente, el médico te pedirá que te pongas igualmente) para que al hacer compresión evite que la cicatriz se abra. Cuanto más tiempo la lleves, mejor, y no estoy hablando de semanas, sino de tres o cuatro meses.
Es un poco incómodo, pero merece la pena. Yo estuve llevando la faja durante 4 meses, porque mi cirugía lo requería, pero la faja no cubría toda la cicatriz, y la parte de la cicatriz que no quedó cubierta por la faja está más abierta que la parte que sí.
A parte, puedes darte con aceite de rosa mosqueta, que es regeneradora para la piel, y ponerte tiras «trifolastin», que van muy bien para reducir las cicatrices. Ya verás como se queda casi invisible.
Por lo demás, el post operatorio se hace un poco duro, y seguramente tendrás que tener que tener cuidado con lo que comas (eso ya te lo dirá el médico), pero al cabo de un mes estás como nueva. ¡Y sin dolor! Así que mucho ánimo, que ya verás como todo se pasa muy pronto.
Un abrazo.
execelente compadre buen mensaje me llego al almaaa 😀
Gracias hermano.
Tengo cicatrices profundas de acné en mi rostro. Parezco un Freddy Kruger con gafas, con una mi expresión seria y concentrada que me da un aire de asesino en serie o sociópata, algo que obviamente no ayuda mucho a atraer amigos o chicas.
Recuerdo una frase que me marcó mucho, la vi en una serie del cable llamada «Band of Brothers», sobre la historia de una unidad de paracaidistas Americanos en la 2da Guerra Mundial.
Un soldado llamado Blythe le confiesa a un oficial que tiene miedo de morir. Es una escena incómoda de ver: un soldado con ojos llorosos hablando a un oficial como si fuera su papá o mamá, tartamudeando con lágrimas su temor a las bombas.
En vez de compadecerse y responder con alguna cursilería, el oficial le dice fríamente esta frase:
«Blythe, tienes miedo de morir porque crees que hay esperanza, pero Blythe, la única esperanza viene de aceptar que ya estás muerto. Cuando entiendas eso, vas a empezar a funcionar como un soldado y a luchar.»
Mi traducción de esa frase fue asumir mis cicatrices, no protegerme, no evitar que me hieran o me indiquen con el dedo: todo el mundo nota mis cicatrices antes que siquiera yo trate de ocultarlas, todo el mundo ya comentó a mis espaldas cosas que nunca sabré, ya les dió pena, asco o risa mucho antes de que me diera cuenta. Soy otro Blythe que ya no teme que lo hieran porque sabe que ya está muerto, ya es libre.
Hola Fredi (dicho así, sin el Kruger, no suena tan mal…). Lo cierto es que hay tantas maneras de terminar entre los «excluidos» de la sociedad, que a cualquiera puede pasarle. Así pues ¿no sería más lógico que todos trabajásemos por un mundo que no fuese tan duro?
Es muy bonito lo que me cuentas, pero también un poco triste. Nacemos para morir, pero para vivir la vida en libertad, hay que empezar por estar vivo ¿no? Creo que esa libertad empieza más por pensar en dar lo mejor de ti mismo. En España hay un famoso presentador de televisión que se llama Jordi González. Tiene toda la cara marcada con cicatrices de haber tenido un acné muy agresivo de joven (y eso que, al ser presentador, seguro que le maquillan cuidadosamente), y unas orejas que seguro que fueron la burla de todos sus compañeros de escuela. Sin embargo, ahí está, de presentador de televisión.
No puedes quitarte las cicatrices que tienes, pero sí puedes decidir quien quieres ser tú. Puedes decidir estar muerto, o estar vivo. Puedes decidir ser una persona que sonríe a todo el mundo. No por agradar a la gente, sino porque así se siente uno mejor (lo digo por experiencia).
Un saludo, y disculpa que haya tardado tanto en responder.