Noticia extraida de elmundo.es

La Audiencia Provincial acoge hoy la vista oral contra Dolores R.N. y Ainoa N.B., por varios presuntos delitos de homicidio, coacciones y contra la integridad moral. Les piden 25 años a cada una por la muerte de Concepción G.H., a quienes ellas no sólo presuntamente mataron a golpes, sino que hostigaron aprovechándose, según la Fiscalía, de sus dudas sobre su identidad sexual. Y es que Concepción, en realidad, quería llamarse Roberto.

Los hechos arrancan en 2006, cuando las procesadas se instalan en el domicilio de la mujer «con la idea de ir ganando poco a poco su confianza hasta minar su voluntad», según la Fiscalía. En febrero de 2007, Dolores y Ainoa comienzan a encerrar a Concepción en su casa, y le dan constantemente un trato «humillante y degradante» con la excusa de que la mujer tenía problemas de identidad sexual y había comenzado una serie de cambios hormonales conducentes a hacerse llamar Roberto.

Las vejaciones continuaron. Las mujeres aprovecharon el rechazo que Concepción sentía por su cuerpo y la torturaron desnudándola y grabándola en vídeo, a sabiendas del sufrimiento que eso podría producirle. También le obligaron a vestir ropa femenina.

Concepción, al parecer intentó echarlas de su casa, pero los esfuerzos fueron vanos, tanto que las ahora acusadas consiguieron hacerle firmar un documento por el que las autorizaba a permanecer en el domicilio hasta que consiguieran uno propio y le prometía a una de ellas, Dolores, 1.200 euros.

Los vecinos escuchaban repetidamente gritos y golpes provenientes de la casa, y veían a la mujer por el edificio cada día más taciturna, sucia, con lesiones sin curar y desnutrida. El final de esta brutal historia es igual de dramático: Concepción muere la madrugada del 1 de septiembre de 2007 sobre un colchón del suelo de su habitación, «desnuda y sucia», dice la Fiscalía. La causa, traumatismos en la cabeza y un enorme hematoma. Se encontró su sangre en el marco de la ventana, en la persiana del salón y en el suelo de la habitación.

Texto extraido del foro «El Hombre Transexual» escrito por J.

Roberto era un chaval tímido, bastante callado; casi nunca acudía solo a las reuniones de EL HOMBRE TRANSEXUAL, si no que Yoli, su pareja en aquel momento, le acompañaba incansable. En ocasiones, incluso, cuando a él su trabajo se lo impedía, ella no faltaba a su cita de los sábados.

Roberto era un niño grande, fortachón y buenazo.

Roberto hablaba despacio y bajito cuando te contaba algo suyo.

Roberto era un chico humilde en el trato, desaliñado en su apariencia, sencillo en su forma de ser.

Roberto bajaba la mirada en demasiadas ocasiones, y en cuanto le dabas una palabra de aliento sonreía.

Roberto cuando te daba la mano te la machacaba literalmente, destrozándote todos los huesos; quizá era una manera de sacar algo de su interior, o simplemente su forma de darte un abrazo.

Roberto callaba siempre cuando estábamos todos, y pedía ayuda de forma tímida y en solitario

Roberto se ofrecía a participar a pesar de saber que casi nunca podía.

Roberto dejo un día de ir, y después dejé de ir yo y nunca más supe de él.

Pensé que iría creciendo, que se operaria, que algún día, a pesar de que su vida no era nada fácil, conseguiría ser feliz.

Pero el destino le guardaba un terrible final, el peor que nadie nunca pueda imaginarse.

Espero que murieras rápido y que tu sufrimiento acabara lo antes posible Roberto, es horrible tener que decir algo así, pero el desenlace ya nada puede cambiarlo.

Ojala las personas que te mataron sepan lo que es ver pasar sus días, sus meses, sus años, sus ilusiones, sus fantasías, sus metas, y absolutamente todo entre rejas, y su vida, así, quede reducida a cenizas, como hicieron con la tuya sin piedad.

Me duele tu muerte Roberto. Y el silencio que la asociación a la que perteneciste tanto tiempo ha hecho. No tengo palabras para eso.

Descansa en paz compañero