Dentro de mi programa de tomarme un respiro y relajarme, se ha incluido una breve visita a la feria de mi pueblo. No es que me guste mucho ir a la feria, pero bueno… una vez al año no hace daño, y tampoco es que estuviese mucho rato.
La «visita» más o menos fue dar un paseo, mirar los columpios, las casetas, comer un gofre y marcharse. Mientras estábamos en la primera fase «ver los columpios» se me ocurrió que me apetecía subirme a uno que consistía en una especie de péndulo que se balanceaba en sentido pendular (como su propio nombre indica), y, además, giraba sobre si mismo. Por si esta descripción no ha dado mucha idea de como era la cosa, lo dejaremos en que se movía mucho.
Mic, que venía conmigo, y que lo pasa muy mal en ese tipo de atracciones se ofreció a quedarse con las cosas que llevaba en los bolsillos: llaves, movil, cartera… lo típico. Los zapatos, que eran unas chanclas sin sujección alguna, se podían dejar a la entrada del columpio. Todo estaba bien, hasta que recordé que llevo otra cosa que va más o menos suelta.
Me da un poco de vergüenza hablar de ello, pero… Bien… Algunas personas a las que les falta una parte de su cuerpo, utilizan prótesis para suplirla. Las más normales son las prótesis detales, pero hay prótesis de todas clases: de ojos, de piernas, de brazos, de pene, etc. Uno de los problemas de las prótesis es la sujección. Hay muchas maneras de sujetar una prótesis, pero ninguna es como la sujección natural de las partes del cuerpo.
Yo la llevo bien sujeta, pero ante el meneo del artefacto en el que me iba a subir, no pude evitar empezar a preguntar si sería suficiente, sobretodo teniendo en cuenta que mi sistema de sujección es totalmente casero (manitas que es uno). ¿Sería suficiente? Anda que si en una de estas se me cae y le da al que esté sentado enfrente… Ya me podía imaginar al dueño del columpio con el tema en la mano diciendo:
– Eh ¿Esto que quien es? ¿Nadie nota que le falte algo? – Y luego, comentando sorprendido a su compadre, el que está en la cabina vendiendo las fichas -. Joer, yo sabía que la gente se acojona cuando se sube al columpio, pero nunca pensé que llgarían a hacerlo literalmente. De verdad que en este trabajo se ve de todo, macho.
Bueno, al final mi sistema de sujección fue suficientemente resistente, a parte de que la propia forma de la silla contribuía a que no pudiese haber demasiada movilidad por esa zona. Lo que no pude solventar fue el otro problema para mi amor propio: que grito como una niña. Como la voz que tengo es la voz que tengo y no parecía que fuese a cambiar en los siguientes dos minutos, me propuse no gritar. Pero nada… no hubo manera. Entre tanto, me fijé que los otros chicos que estaban en el columpio no gritaron. Habían dos que casi se mueren, los pobres tenían muy, muy mala cara. Pero ni un grito. Me resultó curioso.
Es posible que con tanta preocupación, observación y amor propio en situación vulnerable, de la sensación de que no me lo pasé muy bien. Pero sí, me divertí un montón, y mereció la pena el precio del ticket (por cierto, este año estaban mucho más baratos que en años anteriores). ¡Qué vértigo! ¡Que mareo! ¡Que subidón! Me encantan los columpios.
Moraleja: si llevas prótesis y te vas a subir en algo que se mueva mucho, asegúrate de llevarla bien sujeta.
Pasó otra cosa que me apetece contar. En un momento dado me crucé con ¡una chica transexual! ¡En la feria de mi pueblo! ¡Y sin ponernos de acuerdo! ¡Increible! Sí, siempre digo que somos más de los que la gente cree, pero tampoco somos tantos como para que el encuentro casual con otra persona transexual deje de parecer una especie de conjunción astronómica o algo así, especialmente en un entorno tan tradicional y cerrado como es mi pueblo.
Para colmo de males, a la chica se le notaba. La primera vez que la vi, me daba la espalda. Llevaba un vestido, pero se notaba que tenía los hombros muy anchos y la cadera muy estrecha. Sin embargo, ocurre que hay personas que son biologicamente mujeres, y también tienen esa forma. De modo que al primer pensamiento de «esa chica parece transexual», le siguió el de «tío, está obsesionado, ves transexuales por todas partes». Luego me la crucé de frente y entonces la cosa se volvió mucho más evidente… facciones muy masculinas y voz profunda. Entre eso y que tenía una delantera muy prominente y visible gracias al más que generoso escote del vestido, todo el mundo se la quedaba mirando.
Siempre me llama la atención lo valientes que llegan a ser las mujeres transexuales. Me habría gustado pararme a hablar con ella o algo, pero tampoco sé qué le habría podido decir. Además, habría sido reconocer que no es pasable para nada, lo cual no habría sido de mucha ayuda… En fin, ole por ella y por su valor, y por las conjunciones cósmicas.
Me has hecho reir muchísimo con tu experiencia, te cuento que yo soy una chica transexual, y en mis comienzos, antes de crecerme el pecho yo llevaba dos protesis mamaria de esas que usan o usaban las mujeres mastectomizadas, en una ocasión en una montaña rusa, me pasó por la cabeza, todas esas dudas e incluso miedos que incluso de los subrealistas que son hasta te hacen reir: El caso es que una de mis protesis sí salió volando en una subida lenta y con la bajada casi en picado mi «teta» salió volando, evidentemente no supe donde cayó, pero sí la estuva buscando mientras el personal me miraba extrañado porque «había una chica con una sola teta», yo no soy ni nunca he sido como tu dices «que se me nota», pero te he entendido, el caso es que encontré mi teta practicamente al ladito de una caseta de tiro, y nadie se había percatado de que ahí había una teta en el suelo (me río bastante al recordar esto), la vergüenza era insuperable, pero me lo tomé como algo natural, al preguntarme que pasaría si esa teta era de una mujer que está mastectomizada? Acaso ellas no las pierden? yo una vez me encontré una flotando en la playa y mía no era (igual era de otra chica transexual, o igual no).
La proxima vez que veas una chica transexual como tu dices «que no es pasable» no le preguntes nada de lo que los dos sabemos, simplemente la saludas, yo lo hago a menudo cuando me cruzo por la calle con un chico transexual o con una chica transexual, le guiño un ojo, así si me pregunta porque le he guiñado el ojo, simplemente le digo que es un «tic» y como mi timbre de voz, me delata solo un poco, ya me evidencio, y sino me preguntan nada, simplemente ya se dan cuenta de que estamos en la misma «guerra», lo cual da pié también, a comenzar una conversación si no en ese momento, sí en un futuro ya que ya nos hemos «fichado».
También es cierto que somos más personas de las que nos creemos, en la película Transamérica, hay una escena que me hace reir mucho en la que la protagonista está con su hijo en una reunión con personas transexuales, y un chico transexual, le dice al hijo de la protagonista, con una voz misteriosa «estamos entre vosotros», y esa frase tan real, es a su vez una forma divertida de mostrar al mundo que somos tan reales, tan auténtic@s y somos tantas personas, que si quisieramos y creasemos una cita en un punto concreto de la geogafía mundial, la sociedad mundial, tendría que elegir, entre respetarnos o cagarse de miedo.
Un beso
Hola Marisol:
¡Muchas gracias por tu comentario! Yo también me he reido mucho leyéndolo e imaginándote buscar la teta por ahí. Por lo menos en tu caso sí que se podría pensar que es por una masectomía, pero creo que yo me habría metido debajo de una piedra si alguien encontrase mi pollito por ahí solo y perdido. No se me ocurre como podría explicar su existencia y posterior huida del nido XD.
Creo que si me vuelvo a cruzar con alguna persona obviamente transexual, haré lo que dices. Mola.
Me ha gustado eso de «estamos entre vosotros». Je, je, je… el día menos pensado, se lo soltaré a alguien. Lo malo es que si quedásemos todos en un punto de la geografía mundial, la mitad no se enteraría y la otra mitad pasaría de ir. Para eso los que se organizan bien son los chinos. Tendremos que pedirles que nos den un cursillo.
¡¡Un saludo, y ojalá me dejes algún comentario más!!
Pablo, ¡¡olé por ella y olé por ti!! ÁNIMO Y A POR TODAS. Tu cuerpo y tu vida son tuyos, y debes vivirlos como tú consideres… No como te digan los demás.
UN ABRAZO.
«¿Esto de quién es?»… Muy bueno. Mucho me temo que nadie preguntaría por el dueño. A mí me pasa y creo que ni siquiera sería capaz de entender la situación ni de identificar el objeto.
Lo de cruzarte con esa chica genera una situación extraña: por un lado no la conoces de nada y a lo mejor incluso te caería mal o no te gustaría como persona, y por otro supongo que sientes que hay algo que os une y que puede ser razón suficiente para acercarte, hablar con ella y conocerla un poco más. Supongo que en función de la forma de ser y del estado de ánimo cada uno haríamos una cosa en una situación así. Y de si era guapa 🙂
Veo que mi teoría sobre la no amorosidad de la vesícula te ha convencido :mrgreen:.
Un abrazo
A mí me pasó como a ti, amigo Pablo. No me gustan las atracciones de los parques temáticos porque mi sujección natural debe ser pésima.La última vez que me subí en una atracción de esas no sólo se me pusieron de corbata (por esos tus chicos no gritaban) sino que uno de ellos se me debió quedar en la azotea… Desde entonces tengo vértigo si miro desde los bordillos de las aceras.
De los autos de choque no paso, de los espectáculos a la sombra y de encargarme de la labor reproteril y fotográfica…
Pasarlo mal no ejerce en mí atracción alguna. La gravedad es un gran invento. El suelo es un gran invento.
Saludos, amigo Pablo.
¡¡Qué bueno!! ¡¡Casi me troncho!!
Si de esta no te dan el premio al blog más divertido, es que ya no queda sentido del humor en el mundo!
De esto hemos hablado Mónica y yo hoy mismo, y hemos pensado en que a nosotras se nos podría salir disparada una teta, mi opinión, o que podríamos terminar con una en el tobillo, la opinión de Mónica…
De todos modos es totalmente cierto que te hace una ilusión tremenda encontrarte a otr@ trans, y siempre te queda la duda de si era mejor hablar con él/ella, y exteriorizar tu solidaridad, o no, por el tema de que al demostrarle que le/la has «calado», su aspecto no es tan bueno como solemos desear, y eso sienta como un tiro…
Entre los trans hay valientes y cobardes (yo estoy más bien en el grupo de las cobardes), pero es cierto que las mujeres somos mucho más «evidentes» que vosotros, y la crueldad del común de los mortales es mayor con nosotras, así que es para darle el premio a la «heroina del mes», por el valor de mostrarse en un pueblo pequeño ¡y en fiestas! (con la cantidad de machitos pasados de alcohol que suele haber en las ferias)….
Espero que no fuera sola…..
Me alegro mucho de constatar, por tu sentido del humor, que ya te encuentras mucho mejor anímicamente, y que tanto el descanso del estudio, como el ir a despejarte a la feria, han sido dos estupendas ideas!!!
Un besazo!
Ángela.