En ocasiones, personas que son perfectamente razonables, que convergen en puntos de vista fundamentales, que podrían llegar a ser muy amigas, se llevan mal por… por… un algo indefinible. Es un desencuentro.
Cuando se produce el desencuentro es como si esas personas, de golpe, empezasen a hablar en idiomas diferentes. Cuando se produce entre dos personas a las que considero mis amigos, no puedo evitar angustiarme. La experiencia me ha enseñado que cuando el desencuentro se produce, al final tendré que escoger entre uno u otro de los «desencontrados».
Empiezo a darme cuenta de que tomo aprecio a la gente con mucha velocidad. Mis criterios para ello son sencillos, porque yo soy simple. A penas tengo reglas para excluir, y admito las divergencias de opinión como lugares interesantes donde poder enriquecer mis propios puntos de vista. Los defectos son algo inevitable, que todos tenemos, así que no me interesan. Prácticamente lo único que me interesa es que los demás sean inteligentes, de mente abierta, generosos, y buenas personas en general.
Sí que tengo claro que uno de mis criterios de exclusión es que me exijan elegir. Cuando dos amigos se pelean, si uno de ellos me pide que escoga entre él o el otro, siempre sé que debo alejarme del que me lo pidió. Pero cuando llega ese momento, me duele. Lo peor es que normalmente puedo hasta prever quienes serán los que me planteen la elección. Entonces ¿por qué no me alejo antes de tener que llegar a llevarme un disgusto?
Creo que dentro de un tiempo, quizá un tiempo muy breve, alguien va a pedirme que salga de su vida, y eso me entristece, porque le aprecio. Sé que si me pide que haga eso, comprenderé que esa persona no merece el aprecio que le tenía. Sé que estar esperando a que eso ocurra no es bueno para mí.
Entonces ¿por qué me no me alejo yo desde ya, antes de que me pidan que me marche?
Tras pensarme y rescribir varias veces el comentario he llegado a la conclusion de que: No siempre hay que elegir, y no tienes por que alejarte si hay una minima posibilidad de que puedas estar con ambas amistades. Cuando dos personas se pelean, o se enfadan, o no se pueden ni ver, aunque no tengan la culpa de ello, son ellas las que deben «aguantarse» y evitar la otra persona; y no hacer sufrir a los demás que no tienen ninguna culpa de ello. Asi que si te hacen elegir, elige estar con ambos, porque tu no tienes la culpa, y si no lo entienden pues se lo haces entender, es su problema, tu solo puedes ayudarlos pero no debes salir perjuducado por ello.
Bueno me quedo muy lioso.. xd aun asi espero que salga bien y no valla a peor, bueno cuidate mucho.
Hola Pablo,
las relaciones humanas son de lo más complejo. A mucha gente no se le dan nada bien.
Hace un tiempo una bloguera me insultó y me difamó «públicamente» (en una comunidad de blogs). A todos aquellos que mantuvieron la relación con ella los mande a pastar. En cierta forma les obligué a elegir. Pero es mucho más sencillo que eso: si no fueron capaces de ponerse del lado del inocente, no valían la pena. No los echo de menos. De hecho, es una suerte que se den esas situaciones, que dejan las cosas negro sobre blanco, y que te libran de personas que ni son tus amigos ni valen un pepino.
¿Cuántas veces nos ha pasado eso a lo largo de la vida, que en el momento en que necesitas algo te das cuenta de con quién puedes contar de verdad?
Si alguien te dice que no te quiere a su lado, estupendo. Eso evita engaños y malos entendidos.
Un abrazo
Hola!
Pasaba por aquí ya que estoy conociendo los participantes de los 20Premios Blogs y me quedé pesando en tu post. En realidad no veo la necesidad de tener que elegir cuando tu no tienes nada que ver con el problema de ellos. Quiero decir que cuando dos personas se pelean el problema es de ellos y no alcanza al resto -excepto en casos gravísimos en que uno estafe al otro o le cause un daño irreparable, pero aquí hablas apenas de divergencias-
En la vida cada uno tiene su propio pensamiento y toma sus decisiones, acertadas o no. Estar en desacuerdo con otros no origina una fractura en ninguna relación salvo que sean todos demasiado inmaduros.
Estar en desacuerdo es parte de la naturaleza humana,q ue nos hizo a todos distintos. Evaluamos las cosas diferentes y hasta valoramos diferente. Es lo natural.
Si el problema no es tuyo no tienes que elegir nada. Y eso debe quedarle claro a ambos.
De todas maneras es muy llamativo todo el trabajo mental que has hecho sobre algo que aún no existe mas que en tu imaginación. Tal vez no ocurra, y se arreglen antes. Ojalá!
En todo caso suerte. Con tus amigos y con la votación de 20inutos.
Besos
Abril
Hola Pablo.
Perteneces a la estirpe de los «buenos» dentro de la dualidad antropológica consistente irremediablmente entre buenos y malos. Escribí sobre eso. Existen los malos, mal que nos pese. Y lo mejor que puede hacer «el bueno» es reconocerlo.
Tendemos a pensar que nos alejamos nosotros, pero no es cierto. Se alejan los otros, pues el «yo» permanece invariablemente quieto. Tener cuarenta y tantos te hace entender que hay tantas clases de personas como maneras de ser traicionado. No es por ser pesimista, pero los amigos de verdad a lo largo de la vida de uno son más bien escasos. Pero no es malo. Vivir es desencontrarse continuamente. . Prefiero entender mi vida como un bulldozer que no para haciendo su camino. Sé que hay que llegar – no sé muy bien a dónde – y el que se quiera subir que se suba y el que se quiera bajar que se baje.Siendo egoísta tus verdaderos amigos salen ganando al final.
Los «buenos» tendemos a pensar que los demás son los importantes. El importante eres tú. Sujeto de todos tus predicados.
Y normalmente te entierran solo.
«Amistad que termina no había empezado»
Un abrazo, amigo Pablo
Erika, creo que te has explicado muy bien… Me encanta lo positiva que eres, de verdad.
Abril: ¡Muchas gracias por tu visita! Me apunté en los premios 20 blogs y luego no lo he anunciado por aquí, por si los lectores habituales quieren votarme. La mayoría de ellos seguro que ni saben lo que es el concurso y mucho menos como votar…
La verdad es que tengo la mala costumbre de preocuparme por cosas que aún no han ocurrido, y quizá no ocurran, y también la mala costumbre de hacer míos los problemas de los demás. Son dos cosas en las que probablemente tendré que trabajar toda la vida.
Hola Pablo,
el consejo más complicado de seguir es «no te marees mucho, y si se da esa situación ya tomarás la decisión que creas oportuna». La parte esa de «no te marees mucho» es la que a menudo es imposible de controlar. Que algo preocupa significa que no se puede controlar cuándo entra y cuándo sale de nuestra cabeza.
A veces se puede creer que actuando la preocupación desaparece, pero lo que sucede es simplemente que nos precipitamos y hacemos algo que no debíamos. No se actúa para remediar la situación, sino para sacar ese algo de nuestra cabeza. A mí me pasa de vez en cuando. Soy algo obsesivo y no soy capaz de sacarme ciertas situaciones de la cabeza, hasta pasados unos días.
Los consejos sirven de poco. Muchas de las cosas que te ponen en los comentarios son razonables: estás pensando en un futurible, hay malas personas, y no es lo mismo una diferencia de criterios que ser mala persona.
Se me ocurre un consejo muy bueno: «haz lo correcto» 🙂
Ése es de premio.
Un abrazo