El lunes pasado tuve noticias de algunos amigos de los que hacía tiempo que no sabía nada.
Estuve hablando con Erika (una chica de 18 años recién cumplidos, sobre la que ya escribí una entrada hace algún tiempo). Erika siempre me provoca una cierta ternura. Me da la sensación de que es una princesa de cuento a la que una bruja malvada ha atrapado en el cuerpo de un ogro con una terrible maldición.
Es una chica inocente, inteligente, con muy buen corazón, que tiene la virtud de hacer el comentario adecuado, en el momento preciso. ¡No es justo que ella tenga que pasar por todo lo que he tenido que pasar yo, e incluso por cosas que yo no he tenido que vivir! Me parece que es alguien muy fuerte y muy valiente, y al mismo tiempo, una persona frágil, que debe ser protegida. Al fin y al cabo, es una niña.
Pues esta niña ha decidido empezar a acudir a la UTIG para iniciar su proceso de… «rectificación de sexo». La palabra «cambio» no me parece apropiada, y en su caso, es menos apropiada que nunca. Si yo fuese el psicólogo que la atendiese, le estaría extendiendo el informe a los cinco minutos de hablar con ella. Pero como las cosas no son tan fáciles, e incluso para llegar hasta el psicólogo hay una serie de problemas que es necesario solventar, quiero intentar ayudarle en todo lo que pueda. Desgraciadamente, todo lo que yo puedo hacer no es ni la mitad de la cuarta parte de lo que ella va a necesitar.
Por otro lado, también estuve hablando con otro amigo. Él ya tiene muchos años de rodaje, y ha cambiado sus papeles legales. Eso no significa que no siga teniendo problemas, ni a nivel médico, ni familiar, ni social. Pero me contó una cosa curiosa, y es que un colegio del Opus le va a contratar para dar clase durante el próximo curso. ¿No es irónico? No se trata solo de que sea transexual ¡Es que es más rojo que hecho de encargo! En su opinión va a durar menos en ese trabajo que un caramelo en la puerta de un colegio, pero… ¿quien sabe? Entre tanto, a lo mejor puede actuar de infiltrado y corromper las jóvenes mentes de los estudiantes opusinos con ideas y experiencias que nunca se imaginaron esos muros que llegarían a oír. ¡Ojalá dure mucho tiempo y pueda atraer a muchos alumnos hacia el lado oscuro de la fuerza!
Finalmente hablé con Clara. A Clara la conocí a través de este blog, y es una persona que lo está pasando muy mal. Es joven, buena y muy inteligente, y ha tenido que vivir cosas que no le deseo ni a mi peor enemigo (supongo que mi peor enemigo será algún cardenal o algún político ultraconservador). ¿Cuanto sufrimiento puede aguantar una mente antes de acabar hecha puré?
Sin embargo, tiene mucha gente a su alrededor que se preocupa y vela por ella. Yo soy uno de ellos, y cuando ayer me dijo que pensaba suicidarse de manera inminente, me preocupé muy seriamente, especialmente porque ya ha realizado varios intentos autolíticos antes… Quizá solo sea una manera de llamar la atención, pero tal vez de verdad desea la muerte. O incluso si se trata únicamente de una forma extremada de pedir a los demás que se acuerden de ella, es posible que un día se le vaya de las manos y acabe mal.
El problema es que no sé dónde vive. Sé que está en Sevilla, y que hace un tiempo vivía en una casa de acogida que lleva una orden de religiosas (sí, en efecto, no todos los que creen en la Iglesia Católica son unos cabrones, hay personas que se preocupan y tratan de ayudar a los demás). Con esta poca información y gracias a los contactos de Kim Pérez, al final esta mañana he logrado localizarla, al menos a través de su teléfono movil. Ya no vive con las monjas en «Villa Teresita», que era donde estaba antes, pero Conchi, una de las personas que trabajan allí, sabía al menos como contactar con ella. Esta mañana he podido hablar con Clara por teléfono. Está bien, y además, está con una amiga que no la deja hacer tonterías. Menudo alivio.
Clara, si lees esto… lo siento, fuí yo el que llamó a la policía. ¿Qué iba a hacer? Tienes a mucha gente que te quiere y se preocupa por ti, y tú eres suficientemente inteligente como para darte cuenta. Escúchales, sigue sus consejos, déjate cuidar por ellos, y verás como poco a poco las cosas se van viniendo a su sitio casi sin darte cuenta.
Finalmente, también quiero contar que estos días he conocido a gente estupenda. Hace un par de semanas me invitaron a unirme a la grupo «Conjuntos difusos», compuesto por personas muy diferentes con un objetivo común. Con ellos he encontrado un sitio en el que compartir una serie de ideas que hasta ahora no había logrado que nadie más tomase en consideración. No sólo eso, además, creo que estoy haciendo nuevos amigos, y empiezo a descubrir que quizá haya alguna forma de cambiar las cosas que creo que deben ser cambiadas, en lugar de tener que limitarme simplemente a señalar lo que en mi opinión está mal, mientras miro impotente como las cosas siguen.
Sin embargo, no puedo perder de vista que el primero a quién tengo que ayudar, y por quién más tengo que trabajar y esforzarme es por mí mismo. Empezaré por aprobar la oposición, y el resto, ya lo iremos viendo sobre la marcha. Si no me ayudo a mi mismo ¿cómo voy a poder ayudar a los demás?
Hola Pablo,
yo también tuve mi época anti-iglesia (de la que todavía no me he curado del todo). Pero ya no les tengo tanta tirria: seguro que en la iglesia hay tantas buenas personas como en muchos otros colectivos. Y sus ideas no son más sectarias o irracionales que las de muchos partidos políticos que se creen mejores que ellos.
Espero que Clara te lea y que sepa que cuenta con tu apoyo. Si tiene amigos, ya tiene una razón para no desesperarse. Yo no creo en Dios, y entiendo que no hay más vida que ésta (y luego nada). Quitarse de en medio debe ser la última opción, y cuando solo queda ésa, descartarla por inútil.
En cuanto a lo de conjuntos difusos, hay que dar gracias a internet porque nos permite conocer gente que, viviendo en cualquier parte del mundo, comparte con nosotros determinadas inquietudes o problemas. No todo ha de ser negativo en este mundo, ¿no?
Un abrazo
Hola de nuevo,
nos guste o no HazteOír, no creo que se inventen una frase y se la atribuyan a alguien. Tampoco lo creería de ABC, me guste o no la línea editorial de ese periódico.
Del enlace que me pones:
«¡No me voy a fiar de la educación moral que les den sus padres!» (José Antonio Marina)
A mí también me parecería bien que se enseñase a los niños a ser respetuosos con las minorías, con los que tienen opciones sexuales diferentes a las de uno, o con las personas que tienen disforia de género (si no fuera por ti no conocería esa palabra). Pero no en contra del deseo de los padres. Los niños son de los padres, no del estado ni de la sociedad.
Y eso enlaza con lo que dices del fascismo. No sé si UPyD es fascista o no, para mí fascismo y totalitarismo son lo mismo: la masa, los que tienen el poder y dicen velar por el bien común, por los intereses de la sociedad, toman decisiones (democráticas o no) que violan los derechos fundamentales de los individuos. Para mí el socialismo es totalitario/fascista, o no es socialismo. Y ya del comunismo ni hablamos.
Volviendo a la frase de Marina, es fascista/totalitaria. Los niños no son de este señor, sino de sus respectivos padres. Y son los padres los que deben o no fiarse de que individuos como éste filósofo de pacotilla (como filósofo es lo peor) metan mano en la educación de SUS hijos.
Me ha sorprendido que digas que UPyD es fascista. ¿Por qué lo dices?
Por último, coincido contigo en lo que dices del PP: hay gato encerrado en el asunto Bárcenas y debería salir a la luz. Para nadie es bueno que los partidos políticos sean corruptos (a lo mejor el PP no lo es, ojo, pero si Bárcenas es inocente yo no entiendo cómo el listo de Rajoy no le ha suspendido en el cargo temporalmente).
Un abrazo
Muy bien, Pablo!!
Me quedo con tu último párrafo, que debería ser el primero. No perder de vista a las personas que quieres, no te exime de tu primera responsabilidad, que es arreglar tu vida. Piensa en la máxima: «La caridad bien entendida empieza por uno mismo»…
No es que sea» primero yo, luego yo, y después yo», sino: «primero yo, y después los «mios», porque sino no habrá ni yo ni míos»…
Tú centrate en la oposición, y si no la ves clara, búscate otras salidas, prepara un plan B, y después te dedicas a todo eso que te pide tu enorme corazón (a no ser que sea una emergencia como lo de Clara).
No podrás ayudar a nadie si no tienes con qué, primero asientate, y luego desde ese «asiento» disponte a perseguir la justicia y a repartir «mamporros», como el Capitan Trueno….
Un beso muy fuerte!! Tú vales mucho, tio!!
Ángela.
Ufff… ojalá algún día pueda verme pegando mamporros como el Capitán Trueno aunque me temo que me quedaré en un simple Crispín. O en un Robin de Batman. ¡Hay tantas cosas que es necesario hacer!
Lo de verte repartir mandobles de justa cólera, ya llegará, pero espero verte pronto tomando un «carajillo» en ese bareto virtual que ya tú sabes…. (es que soy una plasta incorregible)
Un besazo!
Ángela.