¡¡Por fin!! Por primera vez en la vida, he conseguido que una empresa aparentemente seria me contrate para trabajar en un empleo aparentemente serio. Digo «aparentemente» porque ya me han dado más de un palo y claro, no me fío.

Explico: se trata de una editorial que concierta citas con sus clientes para venderles enciclopedias. Como «anzuelo» les regalan un libro (qué, por cierto, el libro merece la pena aguantar el rato de charla que te da después el comercial, es muy chulo) y luego, una vez que están en la casa, intentan «colocarle» una enciclopedia que va acompañada por diversos regalos.

La cuestión es que los regalos están bastante bien, y ya por si sólos valen menos de lo que vale el precio que se pide al cliente por la enciclopedia (¡¡de verdad!!), así que no me siento como si estuviese mintiendo a nadia. Pero lo realmente interesante es que la empresa me ofrece un sueldo fijo muy interesante, más comisiones, y alta en el régimen general de la Seguridad Social, que es algo que hasta ahora nadie me había ofrecido.

Lo que es más, he descubierto que me gusta el trabajo de comercial, ir introduciendo a la gente en tu terreno sin que se den cuenta, o no lograr llevarte el gato al agua, pero intentarlo. No se… es como un reto, un duelo o algo así.

Lo cierto es que las ventas siempre se me han dado bien. Cada vez que he ido a buscar trabajo como comercial, me han querido contratar, pero yo siempre he dicho que no, por diversos motivos. Parece que la historia de mi vida es esa: quiero y no puedo, puedo y no quiero. Puedo hacer cosas de mujer y no quiero, quiero hacer cosas de hombre y no puedo… Puedo ser un buen vendedor y no quiero, quiero un buen trabajo y no puedo.

¡¡¡Pues ya es hora de hacer coincidir el poder con el querer!!!