Aunque a menudo tengo la sensación de que alguien me ha catapultado a un planeta extraterrestre, lo cierto es que sigo en el mismo mundo de antes, incluso en el mismo país, ese al que algunos llamamos todavía España, y en el que la mitad de las cosas que pasan parecen sacadas de un chiste de Eugenio.

Así que hago cosas normales, y a veces me cabreo mucho. Ayer fue una de esas veces en que me enfadé bastante, y como me quedó tan mala leche, he pensado en contarlo por aquí.

El caso es que estoy buscando trabajo y, bueno, es lo típico de estos tiempos: echo muchos curriculums y no hago ninguna entrevista, como todo el mundo. Hasta que antes de ayer ¡por fin! una entrevista. Así que me visto de drag queen (porque soy de los que llevan una doble vida, como Supermán, pero yo llevo la ropa interior por dentro de los pantalones, porque soy mucho más elegante), con maquillaje y todo, cojo el coche y me traslado hasta Granada, a ver que pasa.

La entrevista fue genial, y yo salí muy contento. La entrevistadora me dijo que me anotaba como candidata para el departamento administrativo (al parecer buscaban personal para los departamentos administrativo, comercial y almacén), después de que le comentase que el único trabajo que yo no me veía haciendo era el de comercial.

Aclarado este punto y otros más, me invitó a volver a ir al día siguiente, para hacer un día de prueba, que viese como trabajaban y tal. De modo que al día siguiente repetí la misma operación (disfraz de drag queen, viaje a  Granada, 10 euros de gasolina y madrugón de órdago), y allí estaba, para mi día de prueba.

Cuando llegué, la gente que trabaja en la empresa estaban reunidos, y desde fuera se les escuchaba gritar consignas sospechosas, del tipo: «¡queremos reunión!» «¡Todos somos uno!» y similares. Yo ya iba un poco mosqueado, porque, mirando hacia atrás, me daba cuenta de que en la entrevista nos había faltado hablar de ciertos temas como el sueldo y el tipo de contrato, y todo aquello terminaba de confirmar mis sospechas.

En aquel momento hice una apuesta conmigo mismo: que durante ese día de prueba me iban a poner a vender mierda puerta a puerta. Y gané la apuesta, aunque tardé un buen rato en confirmarlo. Primero me presentaron a un chico que iba a ser mi «entrenador» (un pringadillo de 21 años lleno de acné y entusiasmo a partes iguales), después el pringadillo me presentó a su jovencísima padawan de 20 años, que llevaba 3 días en la empresa y tenía la cabeza llena de sueños. Acto seguido mi maestro jedi echó a andar sin decirme de que iba el trabajo, aunque se lo pregunté directamente, y sólo cuando estuvimos muy, muy lejos, empezó a explicarme que se dedicaban a vender contratos de Tele2 puerta a puerta a comisión, aunque a aquellas alturas yo ya tenía la certeza de que el empleo consistía en algo así. En realidad a aquellas alturas sólo me quedaban dos dudas, el producto que vendían y cuanto tardaría en llegar a mi coche, que estaba bastante lejos.

Tengo que reconocer que durante unos minutos estuve considerando en serio la idea de ponerme a vender contratos de Tele2. La comisión era bastante alta, de 50 euros por contrato, y pude comprobar que era muy factible hacer un contrato al día, lo que sumaría unos 1.000 euros al mes. El jedi acneico aseguraba que él hacía dos contratos al día como mínimo, y yo me lo creo.

Pero, la verdad, me jodió mucho que me tomaran el pelo. Hasta estuve a punto de ir a la oficina a tener unas palabritas con la hija de su madre que me hizo la entrevista, aunque al final me contuve, en primer lugar porque la oficina estaba muy lejos de donde tenía el coche, y en segundo lugar porque la «señora» estaba preñada (vaya usted a saber quién era el padre de la criatura) y está feo ejercer violencia sobre una mujer embarazada, aunque sólo sea violencia verbal, y se lo merezca.

De modo que, tras poner pies en polvorosa de mi «día de prueba» (el maestro jedi insistía en que me quedase hasta las 18:30), regresé a casa justo a tiempo para comer e irme a abrir mi tienda, donde tal vez no gane 1.000 euros al mes, pero al menos no tengo que molestar ni mentir a nadie. Vale, les miento un poquito diciéndoles que soy una chica, pero en esta vida hay que sobrevivir.

Al final será verdad ese refrán derrotista de que «más vale malo conocido que bueno por conocer».

Por cierto, la empresa se llamaba D&L, y está en Granada.

Edit (01/12/2010):

Queridos trabajadores y defensores de B&F:

Tenías que deciros que de vez en cuando uno de vosotros se toma la molestia de enviar una respuesta a este post. Son todas calcadas. Decís que B&F es una empresa seria, donde la gente trabaja mucho para ganar mucho dinero, no tener jefe propio y abrir su propia oficina. Que es un método muy nuevo, que es mejor estar trabajando que estar parado, que es un trabajo digno, pero que no todo el mundo puede acceder a él. Los que no trabajamos en B&F somos vagos/ inútiles/ burros/ analfabetos/ imbéciles. Algunos de vosotros, además, aprovecháis para dedicar alguna crítica o insulto hacia mi humilde persona basandoos en mi identidad sexual. Todos tenéis muchísimas faltas de ortografía. ¡Ah! Y también decís que no se meten en vuestra vida privada ni influyen en vuestra forma de pensar, ni en vuestras relaciones familiares.

Queridos amigos, tenía que deciros que el método de B&F no es muy nuevo. Básicamente vendéis puerta a puerta, a comisión, cosa que es más vieja que el cagar: mi padre ya lo hacía en los años 70, sólo que en lugar de telefonía, vendía enciclopedias. Me parece perfecto si os gusta trabajar de esa manera y me da un poco de pena que no os déis cuenta de que se están aprovechando de vosotros. Este post tiene ya dos años ¿cuantas oficinas hay ahora de B&F o D&L en Granada? Informaros, y si véis que sólo hay una, quizá queráis preguntaros por qué. Los que no trabajamos en esa empresa no es porque nos guste estar en el paro, sino porque no nos gusta que nos estafen. Hay una diferencia entre vosotros y nosotros: casi todos los que comentan que han rechazado el trabajo, o que lo dejaron al cabo de poco tiempo, escriben sin faltas de ortografía. Vosotros las tenéis a puñados. Tal vez para vosotros tener el mínimo de cultura necesaria para expresarse por escrito en vuestro idioma no tenga importancia, pero la realidad es que se trata de un síntoma de buena preparación y sentido común. ¿Habéis visto muchos médicos o abogados con faltas de ortografía?

El que todas vuestras respuestas sean idénticas denota también que os han comido el tarro y os están enseñando a pensar de la misma manera. Es tontería que lo diga, porque por más que insista en ello, vosotros seguiréis pensando que lo que ocurre es que vuestras ideas son tan de sentido común que es normal que todo el mundo piense igual. La realidad es que cuanto más sentido común tiene la gente, más difieren las ideas de los unos sobre las de otros sobre el mismo tema. Si no, mirad a los filósofos griegos, que no se ponían de acuerdo sobre absolutamente nada.

Probablemente no entenderéis ese último párrafo. Vuestros insultos y comentarios respecto a mi identidad sexual revelan que no entendéis la mayor parte de las cosas que leeis. Están tan desatinados, tan lejos de lo que soy, que conseguís hacerme sonreir. ¿Travelo? ¿Que no me vista de drag queen?

En fin. Todo esto es para explicaros que no voy a publicar vuestros comentarios. Si queréis perder el tiempo escribiendo un comentario, sois libres de hacerlo. El filtro antispam de wordpress los recoge y elimina sin que yo tenga que hacer nada, aunque a veces los leo por diversión. No publico nada que contenga insultos, o cuyo contenido me parezca que puede ser potencialmente dañino para los lectores (y animar a la gente para que trabaje en esa empresa, es dañino). Si os molesta, podéis abrir vuestro propio blog, y ahí escribís todo lo que os de la gana.

TQD. Si no, reviento.