De bajón

Estoy de bajón. Todo empezó, curiosamente, con una buena noticia: por fin iba a conseguir el nuevo DNI. Debería haberme alegrado mucho, y me alegré, sin duda, pero me quedaba un regusto amargo. ¿Cómo se lo iba a decir a mis padres? Ese regusto amargo fue subiendo poco...