Hoy quisiera compartir un artículo que ha escrito mi amigo Jorge Santa «el Chulla» en su blog «Carpintersex». Podéis encontrar el blog enlazado en el menú de la derecha, y la entrada original aquí.
Comparto este artículo porque llevaba algún tiempo queriendo escribir algo así, y aunque Jorge lo ha enfocado desde la experiencia intersex, creo que también es perfectamente aplicable también a lxs trans. Yo estaba dándole vueltas a la misma idea, pero no encontraba una forma de expresarla que no sonase a «estoy amargado, pobrecito yo, que nadie me quiere», porque no es eso lo que quería transmitir… Por suerte Jorge, con su dulzura y su alegría característica, me lo ha puesto muy fácil. Espero que lo disfrutéis tanto como yo.
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Hace algunos días, asistí a una charla donde se dijo lo siguiente: ¿Se han preguntado si ustedes sentirían atracción por alguien que le falta una pierna, un ojo o tal vez sea baja de estatura, obesa o demasiado flaca?… Nadie la contestó, pero seguramente cuestionó en el interior de cada persona, aquellos patrones implantados en la mayoría, de imágenes que desde muy pequeños nos muestran, desde el cine, la televisión y distintos modos de comunicación, nos hacen pensar que nuestra pareja tiene que ser físico-culturista o modelo, el Ken o la Barbie.
Ahora cambio la pregunta por motivo de este escrito, ¿Qué pasaría si te fijas en una persona, por su manera de ser y luego resulta que no tiene una corporalidad como te han dicho que debe ser tu pareja ideal?… Puesto que, debido a aquella barrera llamada “Ropa”, no miras la fisonomía completa de este ser y, en el momento que más anhelas, te encuentras con la realidad, que tiene las piernas flacas, celulitis o en el caso más extremo… Genitales que no se acoplan a las típicas características de Macho o Hembra… ¿Qué harías?
Entonces aquello que tanto tiempo conocías por rumores, por que en algún momento te contaron, resulta real, cercano, más de lo que pensabas, ya no es la noticia que para aumentar la audiencia, la ponen antes o después de los acontecimientos políticos de la actualidad, para borrar más realidades. Ahora está frente a ti, tan humano como puede ser, amando queriendo sintiendo al igual que tú, cometiendo errores, aprendiendo, riendo, llorando, en fin… existiendo. Estos cuerpos que no se ajustan a aquellos cánones corporales a los cuales estamos acostumbradxs, cuerpos intersex, desconocidos, mitificados… Intangibles, pasan desapersibidxs, por el hecho de no conocer sus propias realidades… Como me pasó a mí.
Mucho tiempo después de mi visita al médico, de donde salí más confundidx que satisfechx (Debido a que desde hacía algunos años sentía la necesidad de saber el por qué de mis diferencias), me sentía un extraño en un mundo donde la mayoría me decía, de una u otra forma, con palabras o actitudes, que no era “Normal”. Sentía que había algo distinto que debía descubrir.
La información me llego de la manera menos esperada, poco a poco, fui descubriendo el maravilloso mundo de la intersexualidad y sus problemáticas. Me llego a apasionar el tema de la genética, de las hormonas, las gónadas, los cromosomas y llegue a conocer mi cariotipo cromosómico XXY. (Este me proporciona características ambigüas). También descubrí que existen otras corporalidades, como la gama de colores que encuentras en un almacén de pinturas, ya sean por sus niveles hormonales, cromosomas formando distintos cariotipos cromosómicos o genitales distintos. En fin las combinaciones pueden ser infinitas, así como sus realidades.
Cuerpos normalizados, cuerpos naturales, cuerpos con cicatrices otros intactos, en culturas hostiles o en otras más flexibles, mimetizados o visibles… Tangibles o intangibles. Pero siempre tratadxs como enfermos… Por mi parte elimino de mi vocabulario, cualquier palabra que me trate de esa manera, ya que mientras nos sigamos llamando enfermos, nos seguirán tratando como tales, no me digas que tengo un DDS (Desorden del desarrollo sexual), dime mejor estoy DDS (Descubriendo distintos sexos), o mejor (Disfrutando distintos sexos).
Rompamos ese pensamiento binario, ya que nadie en este planeta puede decir desde donde comienzas a ser “Hombre” y desde donde comienzas a ser “Mujer” y, si a alguien se le ocurre poner aquellos limites, pues le invito también a explicar y con un mejor argumento que el de anomalía ¿Qué pasa con nosotrxs, que no encajamos en estas dos casillas?, puesto que nuestra posición política está en algún lugar del espectro llamado intersexualidad. Para pasar a ser cuerpos tangibles, visibles y presentes.
Jorge Santana,
Activista Intersex,
Carpintersex.
Siento que voy a hacer un comentario duro,pero considero que es necesario. El texto,como tal, es precioso y preciso (mi enhorabuena al autor), expone muy bien la problemática y deja muy clara la sensación de que la vida es injusta… pero no se puede culpar a una persona por no sentir atracción física hacia otra. El tema de la atracción física es básico para una vida sexual y es algo sobre lo que no se tiene control con independencia de la causa que lo motive y este no es un problema que afecte sólo a trans e intersex, aunque se trate de casos complicados, tampoco voy a mentir. Tal y como se enuncia al principio del artículo, afecta a todos los que no tienen un físico canónico, pero podían haberse dado ejemplos más radicales: ¿Quién mantendría relaciones con alguien demacrado a causa de una enfermedad terminal? ¿Y con alguien desfigurado a causa de un incendio o un accidente? ¿Y con una persona que sufriera enanismo? ¿Y con alguien con fuertes deformaciones congénitas? ¿Y con una persona mutilada? ¿Y con alguien que fuera cuarenta años mayor? …. dentro de eso, cada persona tiene sus límites y no es culpa de nadie. La vida no es justa, el amor tampoco y la atracción es lo más injusto que existe.
De todos modos, soy de la opinión de que SIEMPRE, SIEMPRE, hay un roto para un descosido, pero… no se puede culpabilizar a alguien, acusándole de intolerante, por no querer mantener una relación sentimental o sexual.
Todos discriminamos. Todos decimos que no. A todos nos han dicho que no.
Un abrazo.
Porque Jorge vive en una sociedad muy diferente de la nuestra, y por tanto no tenía necesidad de escribir sobre ese matiz. Lo que en Ecuador es un problema en si mismo (la expulsión de las instituciones sociales de ciertas personas, que, por cierto, ocurre allí menos que aquí), en España no es más que el triste síntoma de otra cuestión todavía peor: el creciente individualismo y cosificación de las personas.
Mientras que en Ecuador la gente se sabe parte de un todo, y son al mismo tiempo objetos y sujetos responsables del bienestar de la comunidad por encima de sus propios intereses, nosotros nos vemos sólo como sujetos, mientras que el objeto es siempre el otro, y olvidamos por completo la comunidad. Primero va el yo, después el yo, y por último, el yo.
Yo puedo no querer a alguien que sea viejx, que esté gordx, que esté cojx, cuyo rostro esté desfigurado, que vaya en silla de ruedas, o cuyas proporciones físicas no entren, de algún modo, dentro del canon establecido. Y así se me olvida que un día yo también seré viejx, o engordaré, o mi cuerpo se desgasatrá por alguna enfermedad, o tal vez sufra algún accidente que marque mi cara o que ampute uno de mis miembros, que me prive de algún sentido o de la movilidad, y que cuando llegue ese día, la persona que me deseaba por la perfección de mi cuerpo, también podrá no desearme nunca más, y abandonarme en ese mismo instante de necesidad, amparándose en que es imposible (y en verdad lo es) desear un cuerpo que no se desea.
En ese sentido, siempre he pensado que las personas transexuales tenemos suerte, pues la «imperfección» de nuestros cuerpos es una barrera que impide la entrada de ese tipo de personas en nuestra vida. Si no son capaces de superar esa pequeña cosa ¿qué podemos esperar de ellas? También es más fácil recordar que no sólo somos sujeto, sino también objeto, y tenemos ventaja a la hora de evitar actuar del mismo modo con los demás.
Por mi parte, nunca he podido comprender la atracción primaria por el cuerpo. A mí lo que me atrae es la mente, y veo lo bueno o lo malo de las personas reflejado en sus cuerpos. Nunca olvidaré la nuca de aquella chica que todos decían que era tan fea (y con la que tanto daño mutuo nos hicimos), aquel día, mientras esperábamos a que llegase el metro. O la noche que pasé con aquel hombre, cuarenta años mayor que yo, que me trataba con sumo cuidado, como si yo fuese un regalo valiosísimo, y me miraba con ternura. Ni a aquel primer novio, seropositivo. Ni a aquella chica gordita y muy alta, a la que le habría borrado los pezones a lengüetazos si se descuida. Ni a aquel chico con el que pasé todo un verano, que estaba tan delgado que no podía apoyarme en él porque me clavaba los huesos. Ni al otro al que le sacaba una cabeza de altura, pero que lo compensaba con una energía que habría sobrado para mover a un hombre dos veces más alto que él.
Muchas veces me han dicho que no, pero de eso ya no me acuerdo.
http://www.youtube.com/watch?v=5Eu5ULb6e8U
Todo el mundo discrimina en la elección de las personas con las que va a relacionarse o no, y sin miedo a equivocarme también diré que todo el mundo se ha equivocado al discriminar a cierta persona por el motivo que sea.
Puede parecer que discriminar por motivos de intelecto es mucho mejor que hacerlos por motivos físicos, pero sigue siendo exactamente lo mismo, una forma de seleccionar a aquellas personas que queremos a nuestro lado de determinada manera y a cuáles no. Y lo hacemos con todo, amigos, conocidos, compañeros, parejas… absolutamente con todos.
Pretender que sólo discriminas por un motivo intelectual y no por muchos otros motivos no es más que una forma políticamente correcta de decir soy superior a ti, y la verdad es que estás haciendo exactamente lo mismo que el resto (yo lo hago, de hecho). Lo cierto es que al final no es una sóla cosa lo que nos lleva a sentirnos atraídos por una persona y no por otra, puede importarnos más o menos el físico, más o menos su personalidad, más o menos su inteligencia, más o menos su estatus social, y así podría seguir con muchos rasgos e incluso ampliar muchos aspectos de los antes mencionados. Al final, lo que hace que nos decidamos es la adecuada armonía en esos rasgos que genere en nosotros una llamada de atención, y poco más.
Estar gordo, ser bajito o ser más cortito que un gnomo cagando agachado sin gorro al final son handicaps que tenemos a la hora de conseguir que otra persona se fije en nosotros, que podremos saber solventarlos o no, y con unas personas funcionará mientras que con otras no lo hará… pero jamás se me ocurrirá decir que una persona tiene peor criterio que yo porque me rechace por tener unos kilos de más cuando yo lo hago porque tenga unas cuantas neuronas de menos.
Y haciendo eso me he perdido a personas, no ya en relación sino como amigos, que merecían la pena (lo descubrí más tarde). ¿Ha cambiado eso mi actitud? No, seguiré discriminando por los mismos motivos que he hecho hasta ahora porque todo me dice que la mayoría de las personas que no cumplen esos requisitos no me van a satisfacer, y aunque me pierda a tres o cuatro es un riesgo que se puede asumir perfectamente.
La verdad es que al final puedes gustar o no gustar, y no hay mucho más que se pueda hacer al respecto salvo aceptarlo o enrabietarse. Ni los transexuales tenéis más suerte ni menos, comentarios como ese son los que me llevan a pensar que todos los grupos endogámicos terminan aislándose y formando ghetos, generando más discriminación que la que realmente puedan llegar a tener (y no digo con esto que no la tengan).
Cada persona es un mundo y tiene sus propias circunstancias que la hacen distinta de las demás, y todas esas personas, incluso las más estereotipadas, han llegado a ser rechazadas por algún otro motivo y se han sentido frustrados o indignados por ello. No se puede obligar a los demás a que te quieran, les gustes o incluso que te acepten. Cada cual tiene sus criterios y no podemos caerle a todo el mundo bien, mucho menos gustarle a todo el mundo… y eso no los hace ni mejores ni peores.
PD: ¿Realmente tenéis que poner una x donde las feministas ponían una @? Nunca entenderé que se use el idioma y sus géneros como arma política para las reivindicaciones. Como ya les dije a ellas en su día, las palabras tienen género las personas lo que tenemos son sexos… y aunque en ambas haya masculinos y femeninos no es lo mismo.
Hay una diferencia entre la discriminación y la elección. La discriminación es apriorística, y categoriza a los seres humanos entre quienes son verdaderamente humanos y quienes no (si esto no se entiende, recomiendo leer a Judith Butler, ya que sería demasiado largo de explicar en este momento). La elección es a posteriori, basada en criterios de mayor o menor compatibilidad.
Yo no he dicho que discrimino por motivos de intelecto (o, al menos, no he pretendido decirlo). He dicho que a mí lo que me atrae es la mente. Una mente hermosa que se reconoce por actos hermosos. No es sencilla de explicar la magia que se produce cuando cada pequeña cosa que una persona hace te demuestra lo maravillosa que esa persona es.
¿Cómo podría discriminar por motivos de intelecto, cuando yo mismo no soy, en ningún sentido de la palabra, nada intelectual? ¡Tendría que discriminarme a mí mismo! ¡Sería horrible, no poder vivir conmigo mismo! Con las pocas cosas que sé, lo mucho que me equivoco, lo despistado que soy, lo poco detalloso, y que a veces soy incapaz de descubrir la solución a un problema, ni aunque me la pongan delante de los ojos y me la expliquen despacito… Uffff… tendría que estar todo el día despreciándome. Vamos, que algunas cosas sí que sé, pero tanto como para considerar que mi intelecto pudiese ser superior al de cualquier otra persona… ni de coña.
A Jorge deben haberle preguntado muchas veces lo de la x, porque hasta ha escrito una entrada en su blog respondiendo a la pregunta. Entrada que yo suscribo (aunque sin olvidar que toda solución que tan sólo puede emplearse en el lenguaje escrito será siempre una solución puramente académica), y a la que añado el detalle de que la @, además de ser binaria, da problemas porque algunos programas y páginas web la reconocen automáticamente como un comando especial (por ejemplo, word convierte las palabras que llevan una @ en enlaces de correo electrónico). Tienes el artículo de Jorge Santana aquí:
http://carpinintersex.blogspot.com/2011/10/sobre-la-x.html
Me encantan los dos comentarios de Jorge! Yo también empleo la «x», pero era por huir del binario, y porque es más cómoda de escribir que el «*», no había pensado nunca que tenía que ver la X cromosómica ¿universal?… si es así, es una magnífica idea!!
Mannaset, dejando aparte tu curioso concepto de lo que significa «discriminación», con un comentario del tipo «Ni los transexuales tenéis más suerte ni menos» ya se nota en qué grado de percepción de la realidad se mueven tus neuronas.
Volviendo al comentario de Jorge, si alguien tiene la «forma de ser» de rechazar a alguien sólo y exclusivamente por su cuerpo, yo le desearía que para el resto de su vida le tratasen igual. No es cierto que siempre haya un roto para un descosido, hay descosidos del alma de los que no hay forma de tapar la pestilencia.
Y luego está el famoso y bien ponderado «es que todos somos iguales»…. juas, juas, pues va a ser que no, majetes, cree el ladrón que todos son de su condición (o «ninguna puta quiere ser ella sola», como diría una castiza).
¡Ay! ¡Olvidé responder sobre la suerte!
Igual que muchxs amigxs cisexuales me han dicho en alguna ocasión «tengo suerte de sentirme bien con mi género [asignado al nacer], no porque piense que ser transexual sea malo, sino por todos los problemas que la sociedad os ocasiona», yo digo que tengo suerte de ser transexual, por los otros problemas que eso me ahorra, y, además (y esto es un plus importante, porque es positivo) por todas las experiencias maravillosas que he vivido gracias a ello. No sólo digo que tengo suerte: digo que si volviese a nacer y me preguntasen, pediría volver a ser transexual (o intersex, que según mi amigo Jorge, es lo más bonito que puede pasarle a una persona, y lo dice con tanta convicción, que desearía probarlo yo también). Y además, estoy orgullosísimo, porque lo soy, y soy feliz, a pesar de que muchos no quieren que lo sea y hacen todo lo posible para evitarlo. Y porque yo voy sobreviviendo para recordar a los que han caido. Y porque tengo una segunda familia, transexual, con la que tengo una conexión más profunda de la que la mayoría de los heterosexuales y cisexuales llega a tener jamás con nadie.
Muchxs son lxs que tratan de impedir, también, que las personas gays, lesbianas y transexuales nos relacionemos entre nosotros, diciendo que somos endogámicos, autoexcluyentes y que generamos ghettos y motivamos la discriminación. ¡Pues claro! Les viene muy mal que nos entendamos entre nosotrxs, porque juntxs somos fuertes, y por separado, débiles. Es evidente que cuando, quienes pertencemos a los colectivos GLTBI nos reunimos para compartir experiencias, estrategias y sabiduría, nos estamos empoderando, y eso molesta a quienes nos prefieren sometidxs y no cuestionando su sistema heteropatriarcal (¡o compadeciendo a lxs que todavía viven en él!).
No digo que ese sea tu caso, pero sí creo que merece la pena explicarte todo esto, porque a mí me llevo mucho tiempo darme cuenta, hasta que leí esta entrada en un blog:
http://palabradeloca.blogspot.com/2010/09/como-hacer-que-tus-estudiantes-sean.html
¿Orgulloso, suertudo y feliz de ser transexual? Rotundamente sí. ¿Generador de guettos y de grupos autoexcluyentes? Por supuesto que sí. Y quien le moleste (o le de envidia), que se apunte al club.
Gracias por la entrada Pablo, aunque sinceramente sigue sin parecerme adecuado igual que no me parecen adecuadas el resto de fórmulas para algo que en nuestro idioma ya existe (el género neutro, que en plural coincide con el masculino aunque ambos tienen orígenes distintos).
Respecto a que la discriminación es apriorística (bonito palabro, me lo apunto) es cuanto menos inexacto y arbitrario. Ninguna de las acepciones de la palabra discriminación, y mucho menos la que se intuye en los comentarios que todos hemos utilizado (es decir para elegir o no a una persona por sus características) incluye el que sea apriorística, simplemente es seleccionar excluyendo.
Ángela, no te haces ni siquiera una ligera de idea de en qué grado de percepción de la realidad andan mis neuronas. A veces ni yo mismo lo sé, y me asusto cada vez que me adentro en este extraño mundo matemático de múltiples dimensiones que nadie fuera de él parece entender (de hecho, ni los que nos estamos metiendo). Sin embargo, el comentario es una simple alusión al de Pablo que, como puedes leer arriba, dice que por ser transexual tiene más suerte a la hora de tener una barrera que impida a determinadas personas acceder a él, pero os puedo asegurar que ni es exclusivo de los transexuales ni tenéis mayor o menor suerte en ese aspecto por ello. ¿En otros? Supongo que sí, como todo en esta vida. Ya lo dice el refrán, todos somos distintos y únicos, exactamente igual que todos los demás.
A ver: sobre el «algo que en nuestro idioma ya existe», es la negación ceporra de la definición de un idioma como algo vivo, que evoluciona con sus sociedades. Según tú, deberíamos seguir usando el «vuesas mercedes», en vez de el vosotros/as, o tal que por ahí…
Sobre la sentido de la palabra «discriminación», como «elección» lo habéis usado tú y otra persona, pero ese no es, evidentemente, el sentido que maneja Pablo (por mucho que te empeñes en convencerle de lo contrario). Si hubiera querido decir «elección» lo hubiera dicho (no es tan papanatas).
Supongo que has oido hablar del Art. 14 de la Constitución («…sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social») ¿no?. Pues eso, poco a poco, pensar tampoco es tan dificil.
Y en cuanto a lo de tus neuronas flotantes y tal, pues nada, chico, espero de todo corazón que se te pase el susto pronto, y encuentres algunas en buen estado, que siempre me da angustia ver a personas en tu situación.
Si es que hay días que no sé cómo me levanto de la cama sin que me salga humo de las orejas, será mejor que me ponga a cazar neuronas flotantes antes de que se me escapen y dañen a alguien :).
Voy a hacer una última matización y luego me retiro del debate. No quiero que nadie piense que le falto el respeto y, lo que es peor, que se confundan cuestiones intelectuales con personales. Aquí hay gente a la que me gusta leer y me cae bien, así que a veces es mejor cortar por lo sano. Allá voy:
-El sexo es instintivo. Esto es una putada, pero es cierto. Cuando te planteas salir con alguien, no te planteas sólo conversar de cosas interesantes, ir al cine, leer algo o jugar al tetris; te planteas si eres capaz de mantener relaciones sexuales con esa persona. No hace falta que el otro sea – al menos, no para mí- modelo de pasarela, pero para que yo llegue a intimar a ese nivel debe atraer algo al pobre animalito que llevo dentro. Eso no quiere decir que no valore otros aspectos o que el físico sea el único criterio, de hecho, para mí es el menos importante PERO… si yo me veo incapaz de mantener relaciones con alguien, mejor que no me acerque a esa persona, aunque sea la persona más estupenda del mundo, porque esa relación iría al fracaso.
– No es igual, a la hora de elegir pareja, y digo elegir, es decir, discriminar, porque me da a mí que no saldríamos todos con todos, luego todos discriminamos, el asumir una circunstancia, la que sea, de entrada, que asumir esa misma circunstancia una vez se ha dado una mayor proximidad emocional. Por ejemplo, puedo evitar ser pareja de un paralítico porque no me atrae o porque no me veo capaz de asumir eso en mi vida- y sonará fatal, pero peor es intentar sobrellevar la circunstancia y descubrir que no se puede cuando es demasiado tarde- PERO si yo me emparejo con alguien, se crean lazos afectivos fuertes y a los dos años esta persona tiene un accidente y queda así… ya no es lo mismo ¿por qué? porque el amor se ha metido de por medio. Una cosa es seleccionar a quién te acercas y otra es retirar el afecto a alguien con quien ya estás.
Cuando dije lo del roto y lo del descosido, lo dije de verdad, no como consuelo facilista. Hay cosas que a algunos nos importan y que luego a otra gente no le importa. Y viceversa.
La cuestión es buscar a quien nos sea afín.
Abrazos a todos.
Al menos yo, ya lo había entendido la primera vez que lo dijiste. No por repetir algo con insistencia lo vas a convertir en cierto.
Tú eres de una manera, y cada unx es como es. No todos somos iguales, por suerte en este caso. Lo que me hace gracia es que digas que el físico es lo menos importante, y justo después que sin sexo una relación está ineluctablemente condenada al fracaso. Como la segunda parte del enunciado es rigurosamente falsa, la primera automáticamente te delata.
Es legítimo tratar de autoconvencerte de lo quieras, pero no trates de colarnos tus pamemas, tus comeduras de tarro y tus lugares comunes. Es duro decirlo, pero sentía que era necesario.
Estoy leyendo vuestros comentarios y, aparte de saturarme, estoy flipando en colores… No quiero enrollarme mucho porque no estoy inspirada, así que intentaré ser breve…
Para empezar, no sé por qué nadie se sorprende porque alguien pueda sentirse orgulloso de ser transexual, me pregunto ¿qué hay de malo en eso? ¿acaso hasta hace bien poquito a las mujeres no se nos trataba como un objeto y ni por asomo podíamos sentirnos orgullosas de ser mujeres sino de servir a nuestros maridos? ¿Y lo de crear guetos? Mmmm… vamos a ver… No veo nada de malo en eso si no hay un cerrojazo al respecto, en plan: «no eres como nosotros, no te ajuntamos». Creo que esos supuestos guetos pueden ayudar a muchísimas personas que de otra manera se sentirían solas y apartadas de lo que hoy comúnmente se quiere denominar «normal».
¡Venga, basta de hipocresía! Está clarísimo que hay unos cánones muy marcados por la sociedad. ¿Por qué alguien es más feo si sufre enanismo, o tiene algún miembro amputado, o está gor@? Mira por dónde, mi manía de utilizar la @ ¿seré feminista? Pues no más de lo que debería serlo cualquier mujer, pero si utilizo este símbolo es porque me parece muy laborioso estar escribiendo gorda/o, fea/o, tonta/o… y además, así es algo ambiguo, como yo, y me gusta más 😉 ¿Que el castellano es muy rico y debemos aprovecharlo? Por supuesto, pero coincido con Ángela en lo de que hay que evolucionar 😉
Está claro que la gran mayoría en el fondo somos en mayor o menor grado materialistas, y nos encanta rodearnos de guap@s… ¿o no? Pues no siempre, a mí por ejemplo una persona estúpida ya puede ser todo lo hermosa que quieras que ante mis ojos será fea, y alguien que en un principio puede parecer horrible si es agradable modifica su aspecto. La guapura y la fealdad son estados emocionales, lo queráis o no; por eso mismo existe el refrán: «para gustos los colores y para sabores los melones». Y sí, yo podría enamorarme perfectamente de alguien amputad@, deformad@, enan@… Porque el amor no siempre es mantener relaciones sexuales, es mantener relaciones emocionales, por encima de todo lo demás.
Y para terminar, quiero dejar claro que, al menos en mi caso, cuando tengo una cita no me planteo si voy a querer acostarme con esa persona, sino si voy a sentirme a gusto y si voy a disfrutar. Lo demás ya vendrá o no. No hay que ser tan calculadores 😉
¡Ya me he enrollado más de lo que quería! (y me he dejado cosas en el tintero, que conste)
Se me olvidaba: no doy derecho a réplica, jajajaja
Pues es una suerte también para mí poder leer a personas como tú, que son sinceras cuando dicen que todxs somos iguales, porque todos somos diferentes.
Sin embargo, llevándole la contraria a Pablo, yo no estoy orgullosa de ser transexual, todavía… supongo que necesito ver que algunas cosas mejoran en mi vida, y se rebaja un poco el sufrimiento.
No sería justa si le echara toda la razón del sufrimiento a la transfobia, a lxs «malxs», al «otrx», pues mucho lo puedo achacar a mi forma de ser, a cómo he sido «forjada» para pensar y sentir, sí, pero también a no echarle suficientes ovarios para cambiar lo que me hace sufrir…
Si no hubiera sido transexual, dudo de que hubiera conocido a Pablo y a Kim, por ejemplo, y eso sí que es algo que me llena de alegria, de gratitud hacia el universo, y que me conforta el alma cuando me siento sola, fané y descangashada…
Besos!
Por cierto, Pablo, me ha encantado en vídeo 🙂