En septiembre la WPATH publicó la séptima versión de sus SOC, lo que es motivo del título de esta entrada. Si hasta el momento las únicas palabras que has entendido son “septiembre” y “tururú”, o sólo “septiembre”, no te preocupes: a la mayoría les pasa lo mismo.
La WPATH es la World Professional Asociation for Transgender Health, es decir una asociación de profesionales de la salud, que se han autonombrado expertos en atención sanitaria a las personas transexuales, y que siendo mayoritariamente estadounidenses o canadienses (alrededor del 80% de los miembros), también se ha autonombrado “mundial”. Ya se ve que modestia no les sobra.
SOC son las siglas de Standards of Care, que es un documento que pretende establecer las líneas que deben seguir los profesionales de salud de todo el mundo a la hora de prestar atención sanitaria a las personas trans. Porque como es lo mismo un joven japonés de 18 años que una indígena de la amazonía de 40, o una profesional europea de treinta años que un artesano marroquí, o incluso dentro de un mismo país es lo mismo una cabrera transexual de un pueblo de la alpujarra que un universitario de Barcelona, se pueden establecer ciertas líneas para atendernos a todos por igual.
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Desde la publicación de estos SOC-7 han corrido ríos de bites (no de tinta, porque ahora casi nadie escribe en papel) sobre este documento entre l*s activistas trans*. En cambio yo debo haber escrito un total de catorce párrafos sobre la cuestión, contando los cuatro párrafos anteriores. La publicación de los SOC me trae absolutamente sin cuidado, y el otro día empecé a preguntarme por qué.
Yo diría que básicamente hay tres motivos:
1) La anterior versión de los SOC era una basura, que a partir de una serie de prejuicios sobre lo que es y necesita una persona transexual, y utilizando un lenguaje insultante que demostraba muy poco respeto por las personas a las que se suponía que iban destinados dichos “cuidados” pretendía (y consiguió) imponernos un protocolo de tratamiento destinado a convertirnos en Barbies y Kenes clónicos, no sin antes pasar por un vía crucis de situaciones angustiosas, desde el diagnóstico psiquiátrico hasta el test de la vida real, eliminando nuestra capacidad de decisión a lo largo de todo el proceso, y negándonos varios derechos humanos que, en España, están reconocidos como fundamentales. Obviamente, yo no voy a reconocer como personas autorizadas para opinar sobre transexualidad a quienes han escrito semejante porquería, sólo porque ellos digan que son expertos. Decir que eres experto en una cosa no te convierte en un experto de verdad. Ni siquiera te confiere conocimiento alguno. Partiendo de esa base, todo lo que sale de la WPATH me importa un rábano.
2) Me he leído los SOC-7, y lo primero que dicen ellos mismos es que son sólo unas directrices que deben aplicarse teniendo en cuenta el contexto en que se van a aplicar, no una guía rígida y sacrosanta. Es decir que lo que es válido en EE.UU. no tiene por qué ser válido en España. Cuando existan unos Estándares de Cuidado aplicables en España, a lo mejor me preocupa un poco más el tema. De momento no los hay.
3) Mi grupo (bien, no ha sido “el grupo”, porque los grupos, en abstracto, no tienen manos para teclear, ni cerebro para pensar… así que en rigor el trabajo ha sido realizado en su mayor parte por una persona concreta, y no he sido yo) ha publicado un texto que se llama “¿Supervivencia o Codicia?” que me parece que dice lo más importante que hay que decir sobre los SOC, y cuya lectura os recomiendo. Otros grupos y activistas han hecho sus propias publicaciones y comentarios, y quien esté realmente interesado, incluso puede leerse los SOC. ¿Para qué escribir yo nada más? Podéis encontrar ese texto aquí. (En serio, merece la pena leerlo).
El problema es que, a pesar de todo lo dicho, los SOC han tenido una gran influencia sobre el funcionamiento de las UTIGes españolas, y, por tanto, una repercusión real sobre la vida de l*s pacientes.
Digo “han tenido”, porque la administración pública tiende a “petrificarse”, de modo que una vez que se ha establecido cierto sistema de trabajo, es muy difícil de cambiarlo. Si los anteriores SOC tuvieron alguna influencia, los nuevos SOC probablemente influirán en mucha menor medida.
Las UTIGes públicas españolas ya han establecido firmemente su forma de trabajo, y las nuevas acuden a las antiguas para que les proporcionen formación, absorbiendo, junto con las pocas virtudes que tienen, sus muchísimos fallos. Los profesionales de salud, preocupados por cualquier amenaza que pudiese perjudicarles en sus puestos de trabajo se atienen a los modelos más restrictivos que ya se sabe que están bastante blindados contra posibles acciones legales tomadas tanto por los pacientes descontentos de haber recibido un tratamiento de “reasignación de sexo” como por los pacientes descontentos por haber sido eliminados del proceso. Esto es así, y no será muy difícil que las personas trans recibamos un buen trato por parte de los profesionales de salud de la seguridad social mientras no se cree un nuevo soporte normativo que nos entregue la autonomía a nosotros, eximiéndoles a ellos de la responsabilidad personal sobre las decisiones sobre nuestros tratamientos.
Sin embargo, que los SOC reconociesen que sólo los pacientes son las personas que están en condiciones de decidir sobre qué tratamientos necesitan, y sólo a ellos les corresponde asumir la responsabilidad de sus actos (con todas sus consecuencias) ayudaría mucho en esta labor. Pero no, los SOC no dicen nada de eso. Es más, los SOC dicen que aquellas personas que autoricen a un paciente a someterse a terapia de reemplazo hormonal o a cualquier tipo de cirugía (especialmente de cirugía de reconstrucción genital) son ética y legalmente responsables.
Por otra parte, lo primero que hacen los SOC es decirte que no sirven para nada. Como novedad, reconocen que ellos son sólo un grupito de americanos (estadounidenses y canadienses) y que los SOC son sólo unas directrices muy amplias y flexibles que cada profesional deberá adaptar a su práctica en función de diversos factores. Por ejemplo, cuando hablan de los requisitos previos para poder acceder a diversos tratamientos de modificación corporal, los SOC implementan un régimen de autorización, pero también mencionan que en los EE.UU. ya hay varios equipos que en lugar de ese régimen de autorización están utilizando un régimen de autonomía y consentimiento informado, en el cual los pacientes son informados de lo que hay, cuales pueden ser las consecuencias de los tratamientos, y luego ellos hacen lo que les da la gana, sin tener que cumplir ningún requisito previo. Y esto no va en contra de las recomendaciones de los SOC, según los propios SOC, porque son unas guías de actuación que deben adaptarse como mejor vean los profesionales. Es decir, que la propia WPATH reconoce que hay muchas formas de hacer las cosas, y que la de ellos ni es la única, ni la mejor, y que, en realidad, tampoco hace falta que nadie les haga mucho caso.
La WPATH nos toma el pelo en sus SOC. Primero dice que ni la transexualidad, ni ninguna otra manifestación de una identidad de género no binaria, no puede ser considerado como una enfermedad, sino como una muestra de la diversidad humana. Luego dice que las decisiones deben ser tomadas POR los pacientes, en función de sus caracterísiticas, posibilidades, recursos y necesidades, y no POR los médicos, que sólo deben actuar como asesores. Dicho esto, estable unas guías de actuación en las que se contempla a los pacientes trans poco menos que como imbéciles incapacitados para tomar sus propias decisiones, necesitados de la divina ayuda de un psicólogo que les lleve de la manita en todo momento. Mantienen el test de la vida real, pero ahora ya no lo llaman test, ni experiencia, de la vida real. No lo llaman de ninguna manera, como si quitando la etiqueta desapareciese el objeto en cuestión.
Pretenden agradar a la comunidad trans, haciendo un guiño, tirándonos un hueso para que nos entretengamos con ello mientras continúan trabajando como si nada. Creo que desean que les reconozcamos como nuestros salvadores y acudamos en masa a sus consultas, que los convirtamos en los pigmaliones que harán de nosotros su mejor obra de arte.
Tururú.
P.D. Buen intento chicos. Casi os sale.
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Muchas gracias por la invitación. Me encantaría tener una buena excusa para volver a escribir ficción (hace mucho que no la escribo), pero estoy saturadísimo de trabajo. Si te parece bien, me guardo la invitación para cuando esté más desliadillo.
Aún recuerdo la noche en la que los dieron a conocer a internet… Según los iba leyendo (devorando, mejor dicho), me iba invadiendo la misma sensación que a cualquiera: ¡por fin!…¿han quitado la «vida real?!!…
Por eso, la decepción al llegar al malignamente subrepticio «Requisito Nº 6» (es decir, el «Test de la Vida Real» entero y verdadero, pero sin-nombre), fue tan amarga y dolorosa…
Tienes razón en que no hay lógica en que un grupúsculo de recien-enterados americanos tenga la influencia en nuestras vidas que tienen, pero eso no nos ayuda, si nuestras UTIGs siguen pensando que son los «no-va-más-del-acabose-punto-en-boca»…
Por eso CONJUNTOS DIFUSOS escribimos «Supervivencia o Codicia» (tú también, algunos párrafos son literales tuyos, ¡no te quites méritos!), para tratar de desprestigiarlos, de mostrar lo mejor que podíamos sus verdaderas «motivaciones», y, cuanto menos, de mostrar al mundo nuestro desacuerdo con sus prepotentes y absurdas exigencias.
¡Las personas transexuales NO estamos de acuerdo con los SoC-7, NO admiimos la «tutela» de la WPATH (mientras sigan creyéndose en poder de las esencias ancestrales, sin tener ni p… idea), y sabemos y podemos pensar por nosotrxs mismxs!
Magnífica entrada (para variar)!!!!
Es cierto… de hecho esos párrafos entran en el cómputo de los catorce que mencioné al principio, pero son una parte muy pequeña del conjunto total, que lo escribió casi entero otra persona distinta…
Cerrar los ojos y decir «no tienen autoridad sobre mí» no servirá de nada, pero si estamos demasiado pendientes de ellos, hasta para criticarlos, los estamos haciendo importantes (en Ecuador se dice «los que me critican y hablan mal de mí, más importante me hacen».
Un beso!!
Es que YA son importantes, indebidamente, ilógicamente ¡pero lo son!
A mí han estado en un tris de echarme de la UTIG usando únicamente como excusa el repugnante «Test de la Vida Real» que ellos, la WPATH, solitos, ¡se han inventado!, y (torticeramente) tan sólo para asegurarse sus «emolumentos».
Desde los SoC-6 (2.001), y a partir de empezar a recibir estupendos estacazos desde multitud de blogs como los de Kelley Winters (mujer trans admirable del todo), Kim Pearson, etc. ha sido cuando se han visto obligados a mostrarse, en los SoC-7, zalameros y conciliadores con todo el mundo (mientras siguen tomándonos por tontxs del bote, como tú muy bien has visto).
Su estrategia es transparente y sus justificaciones, patéticas… pero si nos callamos, si ahora no alzamos estruendosamente la voz, desemascarando sus pretensiones de seguir robándonos descaradamente (con la excusa de que «es por nuestro bien») los «expertos» de las UTIG’s darán por buenas sus «reformas» («El que calla, otorga», como aprenden a decir los ecuatorianos cuando viven en España).
Muchos besos!!
En la UTIG estuvieron a punto de echarte con la excusa de los SOC, pero no con motivo de los SOC. Está bien dedicarse a poner en evidencia las malas excusas, pero lo que realmente es necesario atacar son los motivos.
De cualquier modo, desde que los SOC dicen que no se pueden, ni se deben, ni se tienen que aplicar al pie de la letra, sino de una forma muuuuuuuy flexible, ellos mismos se quitan toda la importancia que otros profesionales les han estado adjudicando (mira, alguna cosa han hecho bien). Si en vez de una propuesta médica los SOC fuesen una ley, todos los juristas dirían que es completamente ineficaz, pues ellos mismos admiten que en ningún caso son universales, ni son obligatorios. Viene a ser como admitir «a nosotros se nos ha ocurrido que hacer las cosas estaría bien, pero es sólo una sugerencia ¿eh?».
Incluso si los SOC hubiesen cambiado, todavía existirían opiniones a favor de la tutela de las personas trans, y de obligarnos a convertirnos en los hombres y mujeres que los médicos deseen que se podrían utilizar. Hasta podrían recurrir a documentos antiguos, sin mencionar, o sin admitir, los documentos más nuevos.
No, lo que hay que atacar no es la excusa, ya que excusas siempre hay de sobras. Lo que hay que atacar es el motivo, y la capacidad para negarnos derechos. En el momento en que se vean obligados a atender a todos los pacientes, sin importar su ideología, no tendrán capacidad para expulsar a nadie del sistema.
Creo que no te entiendo muy bien, porque los SoC-6 de la WPATH son de 2001, y la UTIG de Madrid (creada en 2007), los aporta como ejemplo de «consenso científico» en sus documentos.
Para que un tratamiento entre a formar parte de la «cartera de servicios» de la sanidad española, tiene que aportar un suficiente y actualizado «consenso científico», y si no, será borrado de la lista.
La transexualidad como «causa médica» en España proviene de una resolución del Consejo Interterritorial de Salud que considera obligado incluir el tratamiento en la «cartera de servicios» de salud, usando como «consenso científico básico» los Soc-6 de la WPATH.
Es decir, si te referieres a eso, no son sólo la excusa, sino que forman parte inherente del motivo.
Los SoC-7 dicen que han de ser aplicados de forma flexible y patatín-patatán, pero eso también lo decían los otros. Lo cierto, la verdad, es que establecen unos rígidos «mínimos», unos «requisitos» ineludibles, y la flexibilidad comienza a partir de ellos (conque de «flexibles», nanay!).
Al final, se toman la «molestia» de incluir 20 folios o más con cienes y cienes de «referencias» y estudios científicos que, simplemente, son apabullantes (sobre las mentes de los «expertos» españoles) a la hora de aparentar un consenso cientifico ABSOLUTO sobre sus métodos.
Por eso son tan importantes, y tan peligrosos, para nosotrxs… Tienes toooooda la razón en que hay que darle más importancia a los protocolos de las UTIG’s, y a la forma indecente de incumplir las leyes que tienen. Pero sin perder de vista que, si la WPATH los desautoriza, se quedan sin fundamento «científico», y tienen que cambiar o serán expulsados del sistema…
Es muy 1984. Manipulando las palabras se manipulan las mentes 🙂
Buena entrada
Uff!.. el otro día estuve recordando esa novela (a propósito de finales de historia, o de peli, o de serie, que te dejan marcada para siempre), y cómo me sentí asqueada y revuelta hasta la médula de los huesos… vaciada de nada que no fuera «horror vacui», valga la redundancia…
Si alguien no ha leído «1984» de Orwell, no sabe lo que son palabras como puños…
Hay tres que obligaría a leer a los adolescentes:
– 1984
– Un mundo feliz
– Rebelión en la Granja
La adolescencia es la edad de las utopías. Recuerdo que leí estos libros en esa fase (aunque 1984 lo releí hace días) y me impactaron para siempre.
🙂
De hecho, yo los sentaría a todos en el patio de los institutos, y hasta que no se terminaran «Rebelión en la Granja», no les dejaba levantarse.
Así, si algún día les diese la tentación de ocupar con la violencia pasiva las plazas, sentándose en el suelo y amenazando con no levantarse hasta que alguien no les solucione sus problemas, les vendría a la mente la experiencia del patio, y pensarían «¿y si viene otro «Napoleón»?…
En cuanto a «Un mundo feliz», de Huxley, confieso que me pareció un rollo mayestático… ¡Yo es que estoy perdidita por los huesos de Orwell, enamoraíta perdía, y se me nota!
Hace tiempo que no leo esa novela… Ahora se está volviendo a poner de moda, porque mucha gente encuentra que es bastante análoga a nuestra realidad… Equivocarse sólo por 27 años (bueno, ni eso) tiene mérito.
Da miedo ver q 1984 no fue sino una novela «futurista» q mostraba una realidad q estamos viviendo desde hace unos añitos y q cada vez se parece más a lo q cuenta Orwel… Cuando la leí la primera vez no lo aprecié tanto, pero la 2ª me dije «coñe! si parece q haya sido escrita ahora!» xD
Con respecto a la entrada, y hablando desde mis pocos conocimientos en la materia, sólo puedo decir q me parece vergonzoso q este tipo de gente tenga potestad alguna para emitir ese tipo de opiniones y documentos q lo q hacen es desinformar e insultar, y no sólo eso, sino tb establecer unas normas sobre algo q ni siquiera viven en sus propias carnes.
¿Sabes lo peor de todo?…, pues que una parte, mínima, de esos «expertos» americanos de la WPATH ¡Son también transexuales!, pero son además médicxs y psicólogxs…
Tienen que saber que no hay derecho a presentarse en sociedad con semejante «truño», pero está claro que les importa más su «dinerito al mes» y, por lo que dicen, se aferran a la esperanza de que sus colegas estarán siempre movidos por la buena fe, el amor a los seres vivos, y el deseo del buen obrar y mejor parecer, como nos enseña el santo y el misericordioso.
Luego viene un psicólogo español, así como calvo y barbudo, recien salido de la tertulia taurina (y de echar piropos a las «jamonas» que se cruza por la calle), y entiende de los SoC-7 de todo, menos lo de la flexibilidad y los derechos humanos, porque para él las mujeres somos algo menos que humanas (como todo el mundo, su mundo, sabe).
Uff, pues me parece increíble q si algunos de ellos son trans, se hayan olvidado de esa manera de su propia lucha personal. Pero como bien dices, se mueven por el dinero. En cuanto al españolito calvo y barbudo, tienes toda la razón, es el español típico q aún no hay sabido superar las películas de Pajares, Esteso y Alfredo Landa, muy triste… Me repugna ese tipo de gente, y q se crean q tienen derecho a despreciar a la gente de esa manera tan… ejem… disimulada y xa colmo bajo el amparo de alguna ley…
Yo una vez hablé con una de las integrantes de la WPATH que además es transexual, y comentaba que ser transexual le convertía poco menos que en una miembro de segunda categoría, y que no se la tomaba mucho en cuenta, ni le hacían demasiado caso…
En cuanto al español que mencionas, no sé si el problema es que cree que las mujeres sois algo menos que humanas, o si ese pensamiento se extiende a todos sus pacientes trans (especialmente a las mujeres, aunque habría que preguntarle qué entiende él que es una mujer, o más bien, quienes de sus pacientes son mujeres…)
Pues, además de la ínclita Dra. Anne Lawrence (evidentemente trastornada mental) y su autoginefilia, entre las cabezas pensantes de la WPAHT, están Jamison Green, Randall Ehrbar, y Stephen Whittle, que son hombres trans, y mandan un montonazo…