Hace unos días, Xomorro dejó un comentario en el que hacía diversas preguntas. Como la respuesta ha sido bastante larga, y creo que además puede interesar a otras personas, he pensado hacer una entrada con ella. Podéis ver la pregunta aquí. A continuación, la respuesta.
Kaixo Xomorro!
Lo primero es que no sé con qué género dirigirme a ti, ya que a veces usas la x, otras el femenino, y me ha parecido ver que en algún lugar usabas el masculino, así que a falta de que me digas lo que prefieres (si es que prefieres algo), voy a usar la x, aunque tengo ciertas reservas hacia esta forma «agenérica» porque en la comunicación verbal no sirve… lo cual nos indica que está ideada sólo par ser utilizada en ambientes académicos o virtuales, en los que la comunicación es predominantentemente escrita.
Planteas un montón de preguntas, algunas claramente, y otras de manera «tangencial», a ver si puedo abarcarlo todo.
Cuando le dije a mi hermana que soy trans, yo no entendía muy bien qué era lo que me pasaba, o por qué sé que soy un hombre, o por qué lo estaba pasando tan mal. Mi hermana me lo explicó en unas pocas frases «tantos años aguantando que la gente te trate de una forma que no te gusta, y sin poder decir nada», o algo así fue lo que me dijo. Porque a mí lo que realmente me gusta es que me traten como a un hombre. Luego habrá cosas puntuales que me molesten, pero como a todo el mundo…
Nunca he pedido a nadie que me entienda, sólo que me trate bien, esto es, que me trate como yo deseo. Es cierto que me da pena que muchxs de mis amigxs más antiguxs, por más que se esfuerzan no pueden dejar de ver principalmente a la mujer que también hay en mí, mientras que mi parte masculina les resulta más difícil de asumir. Sin embargo lo intentan, y con eso ya es bastante.
No tienes por qué entender a las personas transexuales. Si no lo haces, no pasará nada. Lo que sí tienes que hacer es no cuestionar la legitimidad de sus sentimientos o de su identidad (no estoy diciendo que en la actualidad lo estés haciendo).
Ahora bien, comentas que te gustaría empatizar con esa experiencia y preguntas qué es ser mujer u hombre, cómo se define… Lo curioso es que la gran mayoría de la población se define y se siente mujer u hombre, sean o no sea trans. Sin embargo, a una mujer cis nadie le pregunta por qué sabe que es una mujer, por que se siente mujer, y por qué es feliz siendo mujer. Simplemente «son» mujeres y se asume que eso es algo «natural».
Ser mujer u hombre, desde luego, no viene definido por cosas externas como la ropa o las aficiones, pero sí es verdad que la feminidad o masculinidad de una persona puede ayudarle a demostrarse a si mismx que pertenece a ese sexogénero. «Soy mujer, porque soy femenina» – «Soy hombre, porque soy masculino». En mi opinión, medir la propia identidad con el rasero de la propia masculinidad o feminidad es totalmente legítimo, aceptable, y una forma de hacerlo tan buena como otra cualquiera.
Otras personas utilizan como indicador su biología. Soy mujer/hombre por mis genitales, lo que lleva a algunas personas trans a operarse, aunque no todas las que se operan lo hacen por ese motivo, algunas lo hacen porque no soportan su cuerpo tal y como es, y esperan que será más soportable si lo reconstruyen. Es la forma de pensar más extendida, la mayoría de la gente cree ser mujer u hombre porque tienen vagina o pene. Para que te des cuenta de hasta que punto este pensamiento está extendido, a las operaciones de reconstrucción genital se las llama comunmente «operaciones de cambio de sexo», «cirugía de reasignación de sexo», o «cirugía de reasignación de género», incluso, y especialmente, entre médicos, cirujanos y psicólogos especializados en el tratamiento de la transexualidad. De un tiempo a esta parte (y confío en que yo he contribuido bastante a ello) estoy empezando a escuchar cada vez más la expresión «cirugía de reconstrucción genital».
Otros indicadores de la biología que se usan para demostrarse a unx mismx su pertenencia a un sexogénero concreto son los cromosomas (ver comentario de Alexander). Hay gente que se basa en que el cerebro es «sexuado», es decir, que el cerebro de mujeres y hombres es distinto, y que son hombres o mujeres porque su cerebro es de hombre o de mujer. También hay personas que se basan en la morfología de su cuerpo (por ejemplo, mujeres con cromosomas XY y resistencia a la testosterona, que son externamente femeninas), y, como no, quienes se basan en que en su cuerpo existen o existieron gónadas de uno de los dos sexos oficialmente reconocidos (que no únicos). Esto de las gónadas es tan importante, que es el argumento que habitualmente usa la Iglesia Católica y sus afines para «demostrar» que las personas transexuales no podemos pertenecer realmente a otro sexo que no sea el «de nacimiento», puesto que no es posible que nuestros cuerpos alberguen gónadas del sexo «de llegada». En fin, cualquiera de estas ideas es tan buena como cualquier otra a la hora de explicarse a unx mismx. El problema es cuando se pretende usarlas como baremo para medir al otrx. Es decir, si yo baso mi «hombría» en que mi comportamiento es masculino, y exijo que cualquiera tenga un comportamiento igualmente masculino para considerarlo hombre, lo estoy haciendo mal. Si yo baso mi «hombría» en la necesidad de adquirir caracteres sexuales primarios o secundarios, y exijo que cualquier otra persona acomode sus propios caracteres sexuales para admitirla como hombre, también lo estaría haciendo haciendo mal.
¿Y cual es mi posición al respecto? Mi posición es muy simple: el origen de la transexualidad es la heterosexualidad. Buscamos respuestas para tratar de comprender la «experiencia transexual», porque pensamos que lo «normal» es ser heterosexual, lo cual incluye, de paso, no ser transexual. De modo que al final la respuesta te la diste tú en tu propia pregunta: la identidad no se explica, se vive. La identidad es, y es por influencia de todo. No necesito saber qué ha influido en mí para que me considere un hombre, o mayormente un hombre (no siempre me considero un hombre), y para que NECESITE muy intensamente modificar mi cuerpo. No necesito saber qué es lo que está mal en mí para que yo no sea una persona normal.
Pasando a la segunda parte de tu comentario, me hablas de que estás distanciándote de un amigo, y de que no ves con buenos ojos a las otras personas trans «por ideología». Allí en el País Vasco, al igual que en Cataluña, tenéis un reducto de transexuales conservadorxs que se empeñan en establecer una normativización estricta, medible y pesable de qué y cómo tiene que ser una persona trans para ser aceptable. Básicamente la idea es muy sencilla: para ser aceptable, la persona trans tiene que adaptarse a un modelo. Ese modelo son ellxs mismxs. Bien por ellos. Debe ser un subidón para la autoestima creerse tan perfecto que puedes convertirte en el centro y modelo del universo. Seguro que nunca necesitarán tomar antidepresivos, hacer meditación, o practicar deporte para levantarse el ánimo. Debe bastarles con pensar «soy el ser que sirve de referencia y modelo para el resto de la humanidad» y les dará un subidón de la hostia.
En Cataluña y en el País Vasco tenéis otra cosa en común: hay mucha gente que cuando se encuentra con alguien a quien no puede convencer, o contra la que no puede argumentar, en lugar de respetarla, o retirarse hasta que se le ocurra un argumento mejor, simplemente caen en la descalificación. Da igual que te digan «facha» o «transfóbica». Es descalificación. Hace poco, Mauro Cabral reflexionaba sobre todas esas personas que usan alegremente la palabra «transfóbico» para (des)calificar a otrxs, y que, sin embargo, no cesan de repetir, enérgicamente, que ellxs no son trans. De ninguna manera. Puede que quepa dudas sobre otras cosas, pero lo que no son en ningún modo, es trans. ¿No será, más bien, que lxs transfóbicxs son ellxs? Lo mejor, en mi experiencia, es no hacerles mucho caso y mantenerse apartadx de ellxs. Si tu amigx se deja convencer, supongo que ya es mayorcito para saber lo que hace. Es triste ver como un amigx se aleja, pero a veces la vida es triste.
Por lo demás, creo que sí hay muchas actitudes y expresiones de las personas trans(exuales) que pueden ser ofensivas para alguien en tu situación (¿ves? porque existen personas como tú «cis-anormales» me resisto a usar la expresión «cisexual», que contiene una cierta carga de «estar feliz con el sexo asignado al nacer», que no siempre es cierta. Es como decir que están lxs guays, lxs que transitan, y lxs conformistas medio lelxs, que se quedan como están). Por una parte está lo que comentaba antes de pretender imponer a otrxs el baremo personal e íntimo que uso para mí. Por otra parte, hay una cuestión muy importante: cuando la identidad se convierte en política.
Porque la identidad propia es algo muy íntimo, aparentemente personalísimo, que no afecta o no debería afectar a terceras personas. La realidad es que sí lo hace. Nuestro juego con respecto a quienes nos rodean cambia por completo en función del género dentro del que se nos percibe. Las personas ambiguas, que no sabemos en qué género situar, generalmente nos causan inquietud, incluso a mí. De modo que algo que es, en principio, intimísimo, se convierte al mismo tiempo en una cuestión política, que, además, en este momento está también politizada. Muchas personas transexuales conservadoras (no clásicas, no. Conservadoras) acusan a aquellas personas que no os sentís bien dentro de la categoría de hombre o de mujer de utilizar la identidad como un arma ideológica para hacer política. Como un medio de provocación social. No como una auténtica identidad, sino como un atuendo del que un día os despojaréis, como quien pertenece a una tribu urbana durante la adolescencia, y luego deja de pertenecer a ella.
Te digo lo mismo que antes: aléjate. No vas a conseguir convencerles de nada. No vas a conseguir que te respeten. Sólo vas a sacar disgustos, acusaciones, puede que insultos, e incluso peleas. Si a tus amigxs les va ese rollo, entonces quizá no sean como creías que eran. Una persona que le va el rollo de creerse mejor que otrxs, de erigirse como modelo, de portar ideas y opiniones en todo mesiánico, despreciando a quienes no comulgan con sus ideas… no es una persona a la que merezca la pena dedicar mucho tiempo. Sí, creerte mejor que otrxs, pensar que formas parte de una élite elegida, es muy alagador y agradable, pero hay otras formas constructivas de sentirse bien, y la gran mayoría de la población las conoce.
Es una pena. No es fácil despedirse o poner distancia con las personas a las que quieres o has querido, pero si van por ese camino, no es conveniente que las siguas. Intenta razonar con ellas, pero si ves que no… pues entonces dedica tu esfuerzo a otras cosas, y pon tus afectos en quienes lo merezcan.
Muchas gracias por leer y por tus comentarios, y cualquier otra pregunta que tengas, no te cortes en hacerla.
Pues, simplemente, genial!… Esta faceta «consultorio» te sienta de maravilla, se nota que en el fondo de los fondos tienes una vocación profunda, la de enseñar. Como Kim, estás predestinado a abrir los ojos de quien te lee…
Por hablar un poco del tema de las consultas, si lo pensamos con total desapego (como quien observa peces en un acuario), ninguna persona es sólo hombre o sólo mujer, todxs tenemos una parte más o menos mayoritaria, pero no única. Lo que está mal visto (y es perseguido sañudamente) es NO REPRIMIR esa otra parte más o menos minoritaria cuando aparece. Incluso, casi todo el mundo se siente muy ofendido si se le «insulta» diciendo que es del «otro» sexo-género mayoritario… ¿Ser masculino/femenina es malo?, no per se, en su propia esencia, pero es malísimo si tu DEBER es ser lo otro…
Entonces llegamos a la gran pregunta: ¿por qué es eso un deber?, ¿Porque todxs tenemos la necesidad de identificar el sexo-género de la persona a la que nos dirigimos?… En ese caso, ¿de dónde se derivaría esa necesidad?. Creo que viene de la necesidad de no ofender, de no «insultar» a esa persona, llamándole algo tan denigrante y repulsivo como «hombre» o «mujer» (cuando no es su deber serlo)…
Si es así, es un evidente círculo vicioso (y como todos, un poco tonto): «Tu DEBER social inexcusable es aparentar ser sólo hombre (o sólo mujer), y reprimir duramente esa parte de tí que no es inequívoca, para evitar que todos los demás nos sintamos incómodos por no saber si te estamos insultando»…
Todo lo cual no haría falta, sencillamente, si no considerásemos el género un insulto…
(¿No os parece un poco patético ver a una mujer «insultando» a un hombre, llamándole «mujer»? ¿y tú qué eres, tía?)
Podría muy bien darse el siguiente caso:
«¡¡Hey, soy una mujer, pero gracias por haber estado todo el rato tratándome como a un hombre, porque son muchísimas las cosas que admiro de la masculinidad!!» (y viceversa)… ¿qué tiene de malo eso?… ¿no es un signo de madurez, de capacidad de ser feliz independientemente del entorno, alucinante?…
De esa forma, ¿dónde queda la necesidad de no insultar?, ¿dónde queda el deber de reprimir lo minoritario de la propia identidad?…
Muchas gracias por tu comentario Ángela. Creo que es muy bueno que de vez en cuando nos recordemos que en cada ser humano hay algo de masculino y algo femenino. Creo que todxs hemos visto alguna vez el símbolo del yin y el yang y conocemos su significado…
Creo que las personas tans deberíamos refrescarnos la memoria en ese sentido. A veces hay quien se empeña en encarnar la feminidad o masculinidad perfecta, o proclamar que lo hace (contra toda evidencia de que no lo hace), y eso lleva justo a todo lo contrario: adoptar una pose excesiva que destaca por artificial y hace pensar a quien la percibe que se trata de una pose o una actuación teatrera.
¡Ojalá fuese sencillo entender que si te tratan como perteneciente no tiene nada de malo! No obstante, si soy sincero conmigo mismo, cuando alguien me trata en femenino, o dice de mí que soy (o he sido en algún momento) una mujer, me produce disforia, y no puedo hacer nada para evitarlo.
¡Ojalá pudiese! Me ahorraría muchos malos ratos, y mi estabilidad emocional no quedaría en manos de terceras personas.
Es posible que a las personas que no son trans les ocurra algo similar, aunque como no han aprendido a identificar el sentimiento de disforia, no son capaces de comprenderlo o manejarlo, y la única reacción que les queda es ofenderse.
Os voy a contar una anecdotita hoy. Yo soy una de esas personas que tienen la suerte – porque es una suerte, en tanto a que al menos por ese lado no tiens que soportar el desgaste de la discriminación ajena, no porque sea mejor- de identificarse con el «sexogénero» con el que ha nacido – esa palabra la he aprendido aquí-, pero viene al hilo del comentario de Ángela, que todos todos todos tenemos cosas tradicionalmente atribuidas al otro género. Mi madre se ha pasado la vida diciéndome que, según ella, soy poco femenina. Eso pasa porque tenemos personalidades muy distintas y enfoques para ver la vida algo diferentes. Debo decir para que nadie se vaya a error, que intelectualmente muchas cosas se las debo a ella, en muchos sentidos es una persona moderna, pero luego tiene algunas cosas en las que no estaremos de acuerdo jamás y la que voy a comentar es una de ellas. Soy una chica que tiene un carácter bastante fuerte, éste es el eufemismo socialmente aceptado para decir que tengo mal enio, que tengo facilidad para hacerme amiga de los chicos y que tengo intereses que no sé quién puñetas tildó alguna vez como de masculinos, cuando para mí los intereses son algo muy neutro (me gusta la tecnología, las telecomunicaciones, me agrada debatir de política, etc). Esto ya me pasaba de niña, por ejemplo, al elegir los juguetes. Yo era feliz teniendo la réplica de un talgo, mi bicicleta, mi colección de cromos, mis libros y me quedó la frustración de que se empeñaran en comprarme muñecas cuando me hacía más ilusión un coche teledirigido. Otra cosa que preocupaba mucho a mi madre es que tardé muchos más años de los «normales» en desarrollar el sentido de la coquetería. Se puede decir que comencé a preocuparme por ir «arreglada» (maquillaje, más cuidado con la ropa) a partir de los 23-24. En fin, hoy andábamos recordando estas anécdotas y ella me seguía dando a entender que me sigue considerando bastante «masculina» XD y yo le he soltado una cosa que me ha salido del alma: «mira, mamá, si miras mis habilidades y torpezas – que me guste el arte, leer, escribir, y que se me den mal las ciencias, orientarme y conducir- te darás cuenta de que tengo un cerebro femenino de manual, pero te diré algo… si alguna vez te ha gustado follar, eso es gracias a que tienes testosterona, porque es esta hormona masculina la que despierta la libido en hombres y mujeres». Se le ha quedado cara de jueves.
Jajajajajaja! Muy buena!
(Y deja claras, me parece, un par de cosas: que tú eres una persona muuuy madura, y que tu madre tiene que ser una tía muuuuy maja!).
Y es que en el fondo de todo esto está la madurez emocional, porque una de las causas más claras del sufrimiento (de la transexualidad, o de no encajar en la norma) es esa, la falta de madurez al darte de bruces con las obligaciones sociales sobre el género, y los insultos y agresiones que sirven para imponerlas.
Incluso hay casos de mujeres transexuales que posiblemente se hubiesen quedado tan felices siendo gays muy femeninos, o transgéneros ocasionales, o no se hubiesen operado nunca, si no tuviesen horror al terrible destino que reservaba al «mariquita» la sociedad en la que nacieron y crecieron. Es decir, era mejor la opinión social de su entorno (y menor el odio y la burla que recibían), quienes «se convertían» en mujeres, que los «pervertidos», los nefandos sodomitas…
Resultado, se vieron empujadas por sus propios temores y por los terribles (y repugnantemente estúpidos) castigos que el catolicismo imponía (¡que incluían el infierno, nada menos!), y llegaron mucho más lejos de lo que necesitaban… pero ellas no tuvieron culpa alguna en eso.
(Lo digo porque, además de sufrir las consecuencias, la psicología de la transexualidad les acusa de no ser «verdaderas» transexuales, sino fallos del diagnóstico… También hay otras transexuales que las acusan de lo mismo, demostrando que imbéciles hay en todas partes, pero eso es otro cantar, porque no cobran por ello).
En resumen, si tuviéramos mucha mayor madurez cuando descubrimos que no encajamos perfectamente (y aceptamos que no podemos cambiar), sufriríamos muchísimo menos, o nada, trans y no trans, por ello.
Ja, ja, ja… ¡Pobre madre! En esas ocasiones hay que tener una cámara de fotos a mano, para inmortalizar el momento.
Al hilo de lo que viene diciéndo Ángela, y a estas alturas de la película, no deja de resultar curioso que todavía haya tanta presión para modelar los comportamientos «femeninos» o «masculinos». Como si se fuese a caer el mundo porque una mujer no esté interesada en ponerse guapa, o porque una niña elija unos juegos en lugar de otros… ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que se abra una boca del infierno y una horda de demonios nos devore a todos?
El caso es que esa vivencia de no encajar la hemos tenido todos alguna vez, por el motivo que sea, aunque entiendo que la gravedad no es la misma. Los motivos pueden ser miles: falta de poder adquisitivo en un entorno donde la gente tiene más dinero que tú, tener una raza cuando la raza mayoritaria es otra, tener una religión o una ideología distintas a la dominante, sufrir una discapacidad física o, si no, una diferencia física que te hace distinguirte del promedio (sobrepeso, deformación,etc), no tener pareja en un momento en que todos suelen tenerla, no tener trabajo cuando todo tu entorno ya lo tiene, manifestar unos intereses que rompen con los que dominan en tu grupo de siempre… vamos, si me cuentan que alguien ha hecho lo que se espera de él o ella a lo largo de toda su vida y que jamás ha tenido la vivencia de ser diferente, no encajar, no ser comprendido… para mí eso sí que es anormal. Y sólo por el hecho de que todos nos hemos sentido diferentes alguna vez deberíamos empatizar con quien tiene esta problemática y, a la vez, ser realistas con nosotros mismos y ver, todos, que cada cual es como es y que, siempre que no hagas daño,es respetable. Nos va a tocar aguantarnos hasta la muerte, eso sí que es un matrimonio, y no podemos hacer feliz a la persona que querríamos ser, nos toca hacer feliz a la persona que somos.
Un abrazo, maja 😀 y otro para Xomorro
Estoy de acuerdo contigo en casi todo, y con que, incluso, hay una etapa vital, la adolescencia, en que la inadaptación social está garantizada, y es universal.
Sin embargo, el sufrimiento de las personas LGT (no incluyo la B por lo que se verá), tiene una intensidad mayor y una calidad distinta, porque son las personas que más quieres y respetas las que más daño pueden hacerte.
Cuando las mujeres carecían de derechos, o los negros eran considerados infrahumanos, o los judios pasto de ghetto o de cámara de gas, aún tenían un refugio cálido y lleno de amor que nosotrxs no tuvimos (y ni aún ahora tenemos), sus propias familias, sus grupos sociales más cercanos…
Cuando una persona tiene un defecto físico, o una discapacidad mental, o ha llegado a que su obesidad sea considerada mórbida, sufrirá discriminación, e incluso burlas y agresiones, pero al menos tendrá el apoyo de su familia (no siempre), y el de una parte muy significativa de la sociedad.
Pero, ¿qué pasa cuando eso que te sucede (y de lo que no tienes la más mínima culpa) no solo no es comprendido y cuidado, sino que es una horrible perversión que no merece, no ya el cariño, ni siquiera el perdón de tus padres, de tu familia, de tu sociedad?…
Afortunadamente, esto está cambiando ya, y cada vez más rápido. Se me llenan los ojos de lágrimas cuando veo madres y padres luchando a brazo partido contra la escuela, el instituto, el mundo, por sus hijas e hijos trans… Yo, como tantxs, sólo tuve azotes y burlas…, hasta que me escondí y «dejé de existir» (para siempre, quizá)…
(Entiendo lo que quieres decir con «hacer feliz a la persona que somos», lo malo es que es mucho más difícil cuando casi te han arrebatado la capacidad de sentir felicidad, la facultad de disfrutar de la vida…)
Más del 40% de las personas trans ha intentado suicidarse, ¡hoy en día! (imagínate a lo largo de la historia)… ¿qué otro colectivo o grupo de personas puede mostrar un sufrimiento psíquico semejante, sin ni siquiera estar enfermas?…
Más, por fortuna como dices (y como demuestras con tus palabras) la sociedad está cambiando, y rápidamente, hacia un humano «vive y deja vivir»… Por eso, es tan importante luchar, salvajemente si hace falta, contra las personas que pretenden que los niños LGT sigan sufriendo esa espantosa tortura «porque su Dios así lo quiere»…
Cuando tratas de poner en tu balanza imaginaria, de un lado el sufrimiento atroz, e innecesario, de tantos niños y personas inocentes; y en el otro las admoniciones y contradicciones arcaicas que contiene un libro de 4000 años de antigüedad… Tú no eres un ser humano, eres una alimaña sarnosa que no tiene derecho a la vida, ¡y que no me digan lo de la fe, y la tradición!!!
Perdonadme este desahogo, pero ahora que nos visitan sus eminencias y santidades, no podía dejar de acordarme de toda su familia (y de toda su p… generación)!!
Uffff, es que me pongo atómica!!
Un beso muy gordo a todxs!
Creo que la presión-discriminación-mal trato que puede sufrir una persona por sus desajustes respecto a lo que «debería ser» no son comparables.
He vivido la experiencia de ser percibido como una mujer obesa mórbida, y la presión social es mucho mayor que la que vivo como hombre trans (visiblemente trans). Sin embargo, las situaciones que tengo que prever como hombre trans son más complicadas que como mujer obesa mórbida, por una sencilla razón: se me niegan ciertos derechos humanos (cosa que como obeso mórbido no me ocurría), y otros derechos que ahora tengo, están en precario, y puede que algún día deje de tenerlos.
A las personas trans no se nos considera del todo como seres humanos, sino más bien como objetos de estudio u observación, quizá incluso sujetos perturbadores del orden, que un día pueden (o van a) ser eliminados.
Muchos pequeños actos cotidianos, como, por ejemplo, compartir habitación con un desconocido, o utilizar unos baños públicos, o un vestuario, o ir a la playa, o recibir un masaje, o pasar un reconocimiento médico en el trabajo, o la perspectiva de solicitar la custodia de los hijos, o mostrar un carnet o targeta de crédito, o hablar del pasado, o incluso comentar problemas presentes, deben ser adecuadamente valorados, pues decir o hacer la cosa equivocada en el momento equivocado puede conllevar graves consecuencias que amenazan, no sólo la integridad moral, sino también física.
Todo el mundo tiene algún desajuste en algún aspecto social, y paga las consecuencias de ello. Nosotrxs estamos desajustadxs en todos los aspectos, porque el género es transversal y atraviesa todas las relaciones sociales, y por ello pagamos todas las consecuencias juntas. Creo que a nadie más le pasa eso.
¡Pues muy bien que haces en decirlo, hija! además, que la Iglesia es la culpable de muchas cosas cuando, por los principios que se supone que defiende, no debería. Si siguiéramos el simple principio de tratar al prójimo como queremos ser tratados, las cosas serían mucho más sencillas en el mundo.
En cuanto a los ejemplos que di, no pretendía igualar todo, entiendo que el sufrimiento que describes es especialmente lacerante (la cifra del 40% de suicidios me ha dejado fatal) era más bien como decir (las mayúsculas son para enfatizar, no para chillar): «NO ENARBOLÉIS LA NORMALIDAD Y MENOS COMO EXCUSA PARA HACER SUFRIR A NADIE PORQUE ESA CABRONA NO EXISTE» 🙂
Es como los paralelos y los meridianos, pretende existir para ayudar a la gente a orientarse, sólo que en este caso, más bien la desorienta.
Un abrazo, guapa 🙂
¡¡Bien dicho!!
Gracias, «Venga», jamía!! y perdona que haya tardado tanto tiempo en dártelas!
Tu enunciado entre comillas y en mayúsculas merece al menos un marco dorado, o ser llevado en pancartas a todas las manifestaciones por los derechos humanos!
Otro abrazo para tí, y un beso muy fuerte!
Gracias por tu respuesta Pablo, no he podido contestar antes porque mi ordenador está enfermo o moribundo. Puedes usar el genero que prefieras, estoy de acuerdo en que la x solo vale en el leguaje escrito. En el hablado a veces se utiliza el femenino como general en vez de usar el masculino, no se si es por tocar las narices (que me parece genial) o porque las personas somos femeninas. Yo me considero una persona con sus rasgos, a alguien se le ocurrió clasificar los rasgos en femenino y masculino mutuamente excluyentes, pero lo cierto es que yo tengo ambos, como todo el mundo la verdad, y además me da igual no encajar en su binarismo artificial. En términos biológicos creo que soy hembra (coño, regla, tetas) aunque desconozco mi cariotipo y aun no se si soy fértil. Sabiendo esto usad el genero que os plazca, como bien has acertado soy de Euskal Herria y en mi lengua apenas hay palabras que se diferencien por genero, y el artículo es el mismo para todas.
La verdad nunca he puesto en duda la legitimidad de nadie de hacer lo que quisiera con su ser, y menos aun de ser quien es. Si me dice alguien que es A pues es A, porque así lo dice. Está claro que la sociedad nos influye en esa forma de ser A, y quizás si me parece que la decisión está muy influenciada pueda dar una opinión, o tantear a ver si realmente es lo que quiere esa persona, para ver que la decisión le viene de dentro a poder ser. Cuando el mundo entero me dice que me depile y me hormone agradezco que alguien me de el alto cuando voy a ceder a la presión. Claro está que quien me da el alto sabe como soy y que si lo hiciera sería por presión. Pero me estoy liando. Ni al/a trans mas conservador/a le he negado nunca su autoetiqueta, cumpla los patrones establecidos de esa etiqueta o no.
Los criterios que use cada persona para considerarse hombre o mujer son legítimos, siempre que solo se los aplique a si mismx. He ahí el problema, a modo individual quizás podamos pensar que no impones un modelo o un criterio para definir ambos géneros, pero a modo colectivo la presión es clara. Yo no acepto que nadie me diga lo que soy o dejo de ser. Pero la presión es constante. Por eso el sufrimiento es grande, un negro entre blancos no encaja si la sociedad le etiqueta como negro, diferente a resto, blancos. Una persona gay, les, trans, bi, no normativa… está en la misma situación en una sociedad heteronormativa y patriarcal (yo no uso la palabra heterosexual en este caso porque para mi es una practica, que no tiene porque ser una identidad, yo no soy heterosexual pero si he tenido practicas heterosexuales, un coito tradicional lo es). Y lo peor es cuando gente que de por si no encaja en esa heteronormatividad discrimina y presiona a otras personas para que encajen (que ellas mismas hagan lo posible para encajar estupendo, es su cuerpo y su vida). La verdad es que hay que verlo para creerlo, pero es así, cerca de mi hay trans muy conservadoras, victimistas además, con unos discursos alucinantes y que todo lo consideran transfobia, incluso que yo haga lo que me da la gana con mi cuerpo. Las mujeres no trans también me miran mal a veces, claro está.
La identidad de género es personal de cada persona está claro, pero también es política, porque es algo estructural en nuestra sociedad dividir absolutamente todo por sexo-género, en todo formulario lo piden, los salarios varían en función de si eres M o H, el trato de la gente, las aficiones que la sociedad ofrece a cada grupo (que luego puedes hacer lo que quieres pero la oferta va dirigida, como los juguetes, la ropa, la música, los oficios, los estudios…). Quizás el problema que tienen estxs trans conservadores (normativos les llamo yo) es que además de defender que la propia identidad es algo que solo decide unx mismx, también rechazo el binarismo estructural del sistema.
He hablado con mi amigo y parece ser que han sido un cúmulo de cosas, pero que el hecho de que yo no sea conservadora no afecta a nuestra amistad, por lo que todo va bien, aunque yo sí pensé que eso afectaba, que alguien que nunca de ha presionado en ese sentido se relacione con gente tan conservadora asusta la verdad.
No se si el no ceder a la presión de grupo y hacer las cosas como queremos es madurez o no, desde luego imponer a lxs demás nuestras propias autiomposiciones sí es un problema de falta de superación de nuestros propios traumas y sufrimientos, y eso es algo que he visto mucho en esxs trans conservadores, la base de su asistencialismo a lxs demás es precisamente su propia experiencia pero me temo que aun no han sido capaces de transcenderla y de convertirla en conocimiento, y así solo imponen un modelo de género y de transexualidad.
Afortunadamente hay otro tipo de personas!
A Vengatriz, buena respuesta la que le diste a tu madre, jeje, yo tampoco me maquillo y ya voy por los 30… pero me gusta combinar la ropa, aunque no de manera femenina, jeje, ya ves, si es que hay más cis-anormales que normales, como bien dices esa cabrona no existe, y tantxs que van a meterse en ella con calzador
Gracias a todes
Yo utilizo el término trans «conservadores» (más bien, conservadoras, porque suelen ser mujeres), no en referencia a una ideología política de derechas, sino en referencia a que desean perpetuar el modelo de transexualidad que conocen. Es decir, como bien señalas, utilizan como base su propia experiencia, que encaja más o menos bien en los moldes que construyeron los «expertos» en atención sanitaria de las personas transexuales. Es decir, son conservadoras porque prefieren quedarse con lo que ya conocen, y no son capaces de admitir ideas nuevas. Conozco la expresión «trans normativas», que hacen referencia a que se adaptan a lo que la norma establece, pero no me gusta mucho, porque en realidad creo que el origen de esa normatividad es la tendencia (por otra parte, natural en el ser humano) a apegarse a lo que ya se conoce, es decir, a ser conservador. Así que yo diría que hemos llegado a conclusiones más o menos parecidas.
Tienes mucha razón cuando hablas de la presión colectiva a la hora de definir los géneros y las etiquetas… ¡Y lo sutil que es! ¡Está en todas partes! Realmente entiendo que a veces te den ganas de ceder a la presión y adaptarte, hormonarte, depilarte, y comprarte un delantal y ponerte a hacer galletas a lo Alice de United States of Tara (una gran serie, si no la has visto, te la recomiendo). ¿A quien no le ha pasado? La gente puede llegar a ser muuuuy pesada, aunque en el trato individual, de persona a persona, sean correctos y se trate a todo el mundo con más o menos respeto.
Cuando uno escucha a los curas sus discursos dirigidos a fomentar el odio contra nosotros, da miedo. Y cuando piensas que si no te arreglas de una forma «clásica» no encontrarás trabajo. Y cuando vas por la calle con las axilas peludas y la gente mira y hace comentarios, como si se fuese a acabar el mundo… Esas cosas cansan, y mucho. Y lxs trans conservadorxs que te acusan de dar una imagen «equivocada» que puede «confundir a la gente», y se asustan de que lo que tú hagas pueda traer consecuencias negativas para ellxs… da un poco de miedo.
En fin, paciencia y mucho Red Bull. No se me ocurre otra cosa.
Me alegro que hayas podido hablar con tu amigo y aclarar las cosas, que quien tiene un amigo, tiene un tesoro, y los que estamos en los márgenes de la sociedad, necesitamos tantos amigos como sea posible.
Bueno… ¡Cuantos comentarios! Últimamente estoy estudiando bastante, así que voy justillo de tiempo, pero intentaré ir respondiendo poco a poco.