Esta entrada viene a petición de Ángela, aunque hace tanto tiempo que me sugirió que la escribiese que a lo mejor ya ni se acuerda de que hablamos sobre el tema.

Para empezar, me gustaría compartir este video que me pasó un amigo, y que es de lo mejorcito que he visto sobre temas trans. Os animo a que veáis el resto de los videos, porque todos son buenísimos. ¡Yo de mayor quiero ser como él!

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Bueno, vamos al tema.

Hay muchas clases de personas que no son trans, pero por lo general se incluyen, más o menos en alguno de los siguientes conjuntos (que deben entenderse, por supuesto, como conjuntos difusos). Antes de que nadie me lo indique, ya aviso que lo que viene a continuación es una lista de prejuicios y estrategias que yo me he formado en base a mi propia experiencia. No son universales, pero quizá puedan ser útiles a alguien.

– L*s normales: los llamo así porque, en mi experiencia son los más abundantes. Les da igual que seas hombre o mujer, transexual o cisexual (este es un palabrejo que se usa, más o menos, para nombrar a la personas que se encuentran más o menos cómodas con el sexo que se les asignó al nacer. Para muchas de esas personas, esta comodidad es más bien menos que más, y eso es algo que se debe tener en cuenta y queda invisibilizado con esta división binaria entre trans y cis), como si eres del Betis o te gusta bailar sardanas y/o jotas aragonesas. Pueden sorprenderse un poco si les dices que eres trans, y es posible que te hagan muchas preguntas, todas ellas de buena fe y sin ánimo de ofender. Eso no significa que las preguntas no sean ofensivas, o que tengas que responderlas necesariamente (si te has operado de qué y cuando para dejarte cómo, o cómo y cuales son tus prácticas sexuales, son cuestiones suficientemente íntimas como para reservarlas a las conversaciones con los amigos, o con quien tú quieras, o con nadie). Siempre puedes decirles amablemente que eso no es asunto suyo. Lo mejor de los “normales” es que son lo que están configurando una nueva norma de respeto hacia la identidad u orientación sexual, que se va imponiendo cada vez más.

– L*s que ya conocen a otra persona trans. Tratar con alguien que conozca a otra persona trans es mucho más sencillo, pero no siempre. Si la otra persona trans tiene una visión sobre la transexualidad muy diferente a la tuya y se ha dedicado a darle lecciones sin advertirle de que dentro del colectivo existen otros puntos de vista muy distantes del suyo. Suele ocurrir con l*s transexuales conservador*s amantes del discurso médico y patologizante, que consideran que tooooood*s l*s que se identifican como transexuales aspiran a ser hombres y mujeres como otr*s cualquiera, y que llegarán a serlo a través del camino sacrosanto descrito en la biblia-protocolo médico obrado por los sacerdotes-médicos que l*s reasignarán y curarán por la gracia de la Ciencia-Dios. Como este discurso coincide con el discurso dominante emitido por la ciencia y los medios de comunicación, cala muy bien en quienes lo reciben y después es prácticamente imposible de desarmar. Eso sí, si eres un* trans conservador*, estás de suerte. Otra posibilidad es que se mezcle el conocer a otras personas trans con pertenecer al siguiente grupo: l*s privilegiad*s. En ese caso, que conozcan a otras personas trans no sirve absolutamente de nada. De hecho, tratar con privilegiados puede ser una enorme pérdida de tiempo.

– L*s privilegiad*s. Aceptan a las personas trans con naturalidad y sin discriminación aparente. Te van a tratar bien en todos los sentidos. Tal vez incluso muy bien. Pero en su interior saben que tú no eres un verdadero hombre o una verdadera mujer. En su interior piensan que tu verdadero sexogénero es el que se te asignó al nacer, y que luego tú realizaste acciones externas para modificar en la medida de lo posible lo inmodificable. Piensan que eres una persona que parece de un sexo y es de otro (siendo el otro el que te asignaron al nacer). Eso no significa que no te respeten, ni que no entiendan, o se esfuercen por entender en la medida de sus posibilidades, que quieras “cambiar de sexo”, pero para ell*s siempre serás una imitación más o menos defectuosa. Lo notarás en algunos comentarios sutiles, pronunciados incluso dentro de un discurso de defensa de los derechos o la dignidad de las personas trans. Lo notarás en pequeños detalles, como que pretenden explicarte “cómo se hacen las cosas”. Cómo andar, como tratar a las personas “del otro sexo”, cómo ser, en definitiva, más machote o más femenina. Puedes tratar de sacarles de su error, aunque mi experiencia es que todos los esfuerzos caerán en saco roto. La creencia cisexual de que las personas trans somos imitadores del género suele estar grabada a fuego en algún circuito tan antiguo y tan bien asentado que es casi imposible eliminarla, especialmente cuando se trata de aspectos muy sutiles. Si encima el/la privilegiad* tiene amplios conocimientos sobre cuestiones trans, casi mejor que lo dejes correr.

…continuará…