COMUNICADO LEÍDO DURANTE LA PERFORMACE DE LA CAPILLA DE SOMOSAGUAS.

La iglesia católica ha sido y continua siendo una de las instituciones patriarcales por excelencia, desde tiempo inmemoriales ha emprendido una “cruzada” contra toda forma de orientación sexual diversa a la oficial. En la Edad Media quemaban en la hoguera a las diferentes, hoy les linchan en el terreno mediático.

La iglesia es una institución basada en códigos anti democráticos y machistas, dentro de la cual las mujeres ocupan un papel secundario y los homosexuales no existen.

Pero la iglesia no se limita a regirse por normas obsoletas y misóginas sino que intenta extrapolar su concepción de mujer, sexualidad y familia al resto de la sociedad. Ayer, hoy y siempre la iglesia nos cubre y nos ataca:

1. “No es el hombre que decide, es Dios el que decide quien es hombre y quien es mujer” (Benedicto XVI, Papa)

2. “¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, heredarán el Reino de Dios” (1 Corintios 6, 9-10).

3. “La Unesco tiene un plan para los próximos 20 años hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual, destinada a romper con el “plan de Dios” para la familia, que consiste, en la unión estable de un varón y una mujer.” (Demetrio Fernandez, Obispo de Córdoba)

4. «La mujer escuche la instrucción en silencio, con plena sumisión. No consiento que la mujer enseñe, ni domine al marido, sino que ha de estar en silencio» (1ª carta a Timoteo).

5. “Los matrimonios canónicamente constituidos tienen menos casos de violencia doméstica que aquellos que son parejas de hecho o personas que viven inestablemente”, (Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares)

6. La prueba científica para explicar la imperfección somática, sensorial, intelectual y moral de la mujer es que su constitución es más húmeda, más abundante de humores. (TOMÁS DE AQUINO)

7. Creo que el fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad. A la larga pagaremos las consecuencias como las han pagado otras civilizaciones. (Bernardo Álvarez, Obispo de Tenerife)

8. Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes. (Sección femenina)

9. Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. (Sobre el abuso de menores, Bernardo Alvarez.)

Por sus declaraciones sexistas y homófobas, por su moral puritana y opresiva, porque su discurso caduco y reaccionario tenemos que soportarlo cada día en los medios de comunicación, en las calles y los colegios, por su intolerable presencia en una universidad pública, hoy, nos apropiamos de su espacio para gritarles que somos quiénes queremos y nos reímos de sus identidades excluyentes y obsoletas:

Ni impura ni virgen, libre!

Transmaricabollo!

Viciosa!

Maricón!

Puta!

Deseante!

Autónoma!

Lesbiana!

 

Yo no estuve en la dichosa capilla, y, la verdad, no me creo que las chicas que llevaron a cabo esta «performance» fuesen un grupo de pacíficas y sumisas corderitas que a nadie  dañaron. Más bien sospecho que fue el «la vamos a liar» que todos y todas, y todes, hemos hecho alguna vez cuando teníamos veinte años, con una motivación distinta. Yo me metía a hacer botellón en el cementerio de mi pueblo. Otro se subió al campanario de la iglesia de su pueblo y despertó a todo el mundo a las 4 de la mañana. Vírgenes, santos, cristos y calices han sido blanco, en un momento u otro, de las expresiones de rebeldía de much*s jóvenes de este país, porque, cuando uno tiene veinte años, lo que tiene que hacer es rebelarse. Rebelarse a los veinte años es natural, necesario, y muy divertido.

La violencia no tiene por qué ser sólo física. Puede ser verbal. Puede ser acoso. Sé que muchos católicos se sienten acosados por practicar su religión, y eso no está bien. Que la Iglesia nos haya acosado y nos sigua acosando todavía no justifica que nosotr*s podamos tomarnos la revancha asumiendo el papel de acosador*s. Eso está mal. Significa ponernos al mismo nivel de la Iglesia, lo que es caer muy bajo.

El texto que he copiado sobre este mío es el manifiesto que se leyó en la capilla de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid. El 80% de ese texto está compuesto por citas de la biblia o de altos cargos de la Iglesia (además, son textuales, podéis buscarlos en internet y los encontraréis tal cual). También es verdad que las participantes se desnudaron de cintura para arriba y se besaron. Además, también corearon algunos lemas feministas y antieclesiásticos. ¿Eso es ahora blasfemia? ¿Sacrilegio? ¿Profanación? ¿Delitos contra la libertad de culto?

Pues sí, porque se hicieron dentro de la capilla. Si se hubiesen hecho, por ejemplo, en la cafetería, no habría pasado nada. Si se hubiesen hecho en un pasillo, no habría pasado nada. Si se hubiesen hecho en el aula magna, no habría pasado nada. Pero no, se hicieron en la capilla, que es un lugar mágicamente protegido por las fuerzas divinas, consagrado a Dios, y que debe mantenerse puro. Es un lugar sagrado.

Yo, que soy agnóstico, no creo que haya una fuerza sobrenatural que se vaya a ofender si pisamos el suelo que está mágicamente protegido por ella. Si existe Dios (eso es lo que diferencia a los agnósticos de los ateos, ese «si» condicional), probablemente se manifestará de maneras más sutiles, y no será un ser tan susceptible como cualquier hijo de vecina, o incluso más.

Es más, yo que soy agnóstico, sí que creo que hay cosas sagradas, y una de ellas es el saber. La ciencia, el conocimiento, el uso de la razón sí que son sagradas, y las Universidades son sus templos. Introducir una capilla, que es la manifestación de la «fe», es decir, la creencia irracional sin base ninguna, sí que es profanar lo sagrado de la Universidad. En la Universidad se deben dar respuestas basadas en la lógica y la observación de la realidad, y se debe enseñar a las alumnas y a los alumnos, a hacer más preguntas, incluso cuestionando, si es necesario, las respuestas anteriores. Preguntar, cuestionar y hallar las respuestas, es justo lo contrario que aceptar respuestas inventadas, incuestionables e intangibles. La Universidad debe enseñar a ser libres, mientras que la religión enseña a ser siervos. ¿Qué coño hace una capilla en una Universidad pública?

Las autoras de la «performance» de la capilla de Somosaguas dicen que fue «creativa y pacífica». Pacífica no fue, aunque no hubiese habido violencia verbal. Creativa, tampoco. Están repitiendo el clásico «por mis cojones» que a los españoles se nos da tan bien, sólo que ellas dijeron «por mis tetas». Hacer alguna barrabasada en nombre de las gónadas, o de los caractéres sexuales en general no es nuevo, ni creativo. Creativo sería, por ejemplo, convertir la capilla en una librería. Iros todas a estudiar allí. La capilla a rebosar de mujeres y/o lesbianas, trans, maricas, putas, perras, o lo que sea… estudiando. Y luego os dejáis allí vuestros libros. El manifiesto contrasexual de Beatriz Preciado, manifiesto puta, de Beatriz Espejo, las obras completas de Judith Butler, o lo que más os apetezca. Y al día siguiente, más. Podéis estudiar matemáticas, física, biología, sociología, pedagogía, derecho… lo que más os guste, o esa asignatura tan dura que no hay forma de sacarla ni pa’lante ni pa’tras. Nunca he oido que se haya hecho nada así en ninguna parte. Eso sí sería original, y creativo. Además, sería muy interesante ver que hacía el párroco con toda esa literatura ¿Tirarla a la basura? ¿Quemarla? ¿Substituir con ella el papel higiénico?

Pero no… estudiar es aburrido. Estudiar es someterse al sistema. Estudiar es lo contrario a liarla. Liarla es mucho más divertido. Ya podéis decir lo que queráis: que sois serias, que sois pacíficas, que estáis reapropiándoos de vuestros cuerpos, y que sois performativas. No me lo creo. Queríais protestar, pero también queríais liarla.