Hoy (26 de enero) es mi «segundo cumpleaños». Hace justo un año que empecé con la hormonación. Es una fecha que me hace bastante ilusión, aunque, al mismo tiempo, siento un prurito de culpabilidad al celebrarla. Ya escribiré sobre ello en otro momento.
Al principio de empezar con las hormonas, iba comentando con cierta frecuencia que cambios iba notando. Luego dejé de hacerlo porque empezó a importarme menos, y porque los cambios ya eran más graduales. Aunque la diferencia entre no tener barba y tenero «algo» de barba pueda ser la misma que entre tener «algo» de barba y «un poco más de barba», al menos en lo que a número de pelos barbudos se refiere, el primer paso, de no tener a tener, es el más impactante.
De todas formas, tampoco quiero dar la impresión de que ya no me fijo en los cambios, o de que me dan igual. No, me dan tantas satisfacciones como el primer día, sólo que me he acostumbrado a que mi cuerpo me de alegrías en vez de disgustos.
He pensado que estaría bien hacer una pequeña cronología de cómo he ido cambiando, más o menos como lo recuerdo.
En el primer més lo primero que noté fue que me salía algo más de vello, especialmente en el pecho. Después de una semana, ya tenía unos cuantos pelitos en el pecho. Unos quince días después de la primera inyección, me bajó la regla, y desde entonces, ya no me ha vuelto a molestar.
En el segundo mes, empecé a notar que me cambiaba la voz, pero nadie más lo notó. También me empezó a cambiar la cara. En los videos que me hice en aquel momento, ya se nota el ligero cambio de voz, aunque hay que estar atento.
A partir del tercer mes, la mayoría de la gente ya me identificaba como hombre, aunque todavía no todos. Entonces me fui a Ecuador, donde la gente tiene menos altura, y los hombres no tienen unos caracteres sexuales secundarios tan acusados como en la raza mediterranea (tienen la voz menos grave, poca o ninguna barba, constitución más ligera…) y allí sí que nadie me veía como mujer, excepto una vez que me crucé con un español.
Las fotos de la primera fila son del día 25 de abril, donde llevaba tres meses (menos un día) de hormonación.
Por ahí tuve un periodo en que perdí de vista la percepción del tiempo (un día en Ecuador es como una semana en España… es como si allí se viviese más que aquí, en cierto modo), y como no tenía espejo, tampoco veía los cambios. Empezó a salirme algo de vello en la barriga, y en el culo (las cosas son así), y me aumentó en las piernas, y en los brazos. Me estaba entrando complejo de mono.
Fue en junio (unos cuatro meses y medio de hormonación) cuando me miré por fin a un espejo grande y me di cuenta de que la forma de mi cuerpo había cambiado: tenía mucho menos culo. A día de hoy, sigo teniendo ciertas «curvas», pero mucho menos que cuando empecé a hormonarme. Por otra parte, la pérdida de peso que tuve mientras estuve en Ecuador, debió influir mucho.
El pelo se me empezó a caer en mayo. Yo esperaba que con la testosterona me quedase calvo, porque anteriormente ya tuve problemas de alopecia androgénica, así que cuando empecé a perder pelo, simplemente pensé que ya había llegado lo inevitable.
A finales de agosto (siete meses de hormonación) decidí raparme, porque ya tenía realmente poco pelo. No es que estuviese calvo del todo, pero la cosa estaba clareando demasiado. De perdidos al río. Además, ya estaba harto de que todo el mundo me dijese que tenía muy poco pelo. ¡Como si no me hubiese dado cuenta!
En septiembre me hice unos análisis y me detectaron que tenía anemia, así que empecé a tomar hierro. En noviembre me pareció empezar que tenía más pelo, y varias personas me lo han confirmado, así que sospecho que en realidad no me estaba quedando calvo por la testo, sino que se me caía el pelo por la anemia. Sin embargo, eso no descarta que al final me quede calvo.
A finales de noviembre empecé a notar que se me ensanchaban bastante los hombros. Eso ya lo había empezado a ver a partir del tercer mes de hormonación, pero digamos que esto fue una «segunda fase». Empiezan a quedarme bien las chaquetas, que casi siempre se me caían un poco de los hombros, pero al mismo tiempo me siento un poco «armario empotrado». No es que no me guste el aspecto que tengo ahora, es que no me lo esperaba.
Los cambios de voz se han producido también en varias etapas, más o menos alrededor del tercer més, del séptimo y del undécimo, es decir que he estado notndo cambios de voz hasta hace poco (y eso no significa que no vaya a tener más). El vello va aumentando por todas partes, y tengo algo que ya medio parece que se podría llamar barba, si usamos ese término de manera muy ámplia.
Desde que empecé con las hormonas, comencé a tener también algunos granitos, sobre todo en la espalda (en la cara también). Hace un par de meses, más o menos, empecé a notar que la piel me había cambiado, ahora parece más gruesa y elástica, y un poco húmeda (también sudo más que antes) y el problema de acné se ha agravado bastante. Por suerte en la cara no me salen muchas espinillas, pero mis brazos, hombros y espalda están a punto de ser declarados zona catastrófica.
Aquí podéis encontrar un audio de mis cambios de voz. Me habría gustado hacer un podcast, pero no tuve tiempo de repasar el tutorial de Paco, así que se me ha quedado a medio camino.
Hasta aquí por hoy, que se me ha hecho muy largo el post. Próximamente más. ¡Y con más fotos!
El cambio de voz es clarísimo. Se nota perfectamente la progresión y la voz final es de hombre sin duda.
La verdad es que con lo de la voz estoy muy contento. Era una de las cosas que más me agobiaban ^_^
Esperando con impaciencia la continuación ^^
Cuando empezás con las hormonas esperás levantarte al otro día y haber cambiado la voz, tener barba y rasgos masculinos, o por lo menos a mi me pasó. Al cabo de una semana pensaba que me habían inyectado cualquier cosa en lugar de testosterona. Leyéndote me doy cuenta de que es cuestión de paciencia, que ya va a llegar… El sábado 12 recién cumplo los dos meses.
Me gustó mucho leerte. Suerte!
Dos meses no es nada. Tú paciencia, que con la testosterona todo el mundo cambia, tarde o temprano.