RecortableHacía muchos años que no pasaba el verano en el pueblo de mi padre. Aquí fue donde aprendí a fumar, a beber, y donde decidí no consumir otro tipo de drogas (a no ser que viniesen con receta del médico). Es donde tuve mis primeras amigas, con algunas de las cuales todavia conservo una buena amistad desde hace más de quince años. ¡Quince años! El próximo día 25 cumplo los 31, así que es media vida.

Después dejé de venir porque a mi pareja no le gustaba mucho, y ya no era lo mismo. Todas estábamos creciendo, convirtiéndonos en lo que debíamos ser. Luego yo seguí creciendo, pero me aparté del camino marcado y tuve que aprender a ser una cosa distinta de la que se suponía, sin guías ni ayudas, salvo los pocos consejos que otr*s en mi misma situación podían ofrecerme. Tampoco entonces volví a venir.

¿Por qué este año sí? En parte porque ahora aquí hay internet, pero también porque cuando estaba en Ecuador no podía dejar de pensar en las aguas azules y tranquilas del mediterraneo, en las fiestas de la Virgen, en las batallas amistosas con sangría (consiste en arrojársela los unos a los otros, no en ver quién bebe más), en caminar bajo el sol de justicia para ir a tomar un café, y en pasar las horas muertas en la única discoteca del pueblo. En la playa a escasos 20m de la puerta de mi casa.

Tenía un poco de miedo de reencontrarme con mis viejas amigas, de que no me entendiesen, de que me dijesen que no les parecía bien lo que estaba haciendo… Como siempre, excepto en lo tocante a la familia, mis temores eran infundados. No he tenido que dar muchas explicaciones, ya que mi hermana y otras personas se han encargado de hacer correr la voz de que soy un hombre, aunque al principio algunas personas se sentían un poco incómodas conmigo porque no sabían como tratarme para no ofenderme. Un par de explicaciones fueron suficientes, y el resto fue darles tiempo.También hubo quién me animó, me dijo que era valiente, que ojalá me fuesen bien las cosas… Nada negativo en absoluto.

Aún así agradecí cuando me «re-presentaron» a un viejo amigo que, por efecto de las drogas, se había olvidado por completo de quiénBotellon era yo, y me trataba con toda naturalidad, reconociendome plenamente como hombre. No sé si alguien le explicó que soy trans, pero si así fue, le importó un pimiento. Es una suerte que ya haya dejado las drogas, porque siempre fue una gran persona, y se le estaba fundiendo el cerebro como queso al microondas.

Después del primer «choque», vivir en el mundo hetero, el mundo en el que vive la gran mayoría de la gente. En el mundo hetero de los solteros, las mujeres y los hombres juegan y se divierten desarrollando sus papeles de género. Si yo quería participar en el juego, era bienvenido. También habían algunos gays, que representaban un papel distinto, y también eran bienvenidos, con cierta curiosidad por ser exóticos (después de todo, esto es un pueblo pequeño). Las lesbianas todavía no juegan, aunque me imagino que también estarían por allí.

En el mundo hetero de las personas casadas, mis amigas de la adolescencia también representan su papel con mucho agrado, pero con mayor seriedad. Se convierten en réplicas de sus madres. La chica que se escondía para fumar, o la que llegaba a casa tan borracha que no distinguía su ombligo del ojo de la cerradura, las que rabiaban y protestaban contra sus padres porque les obligaban a volver a las 4 de la mañana, las que estiraban los cafés y las cañas para estar más rato en el bar sin consumir porque no tenían mucho dinero, las que íban al supermercado a comprar ron y coca cola para beberlo por la noche en la playa, y las que huían de sus familias durante el día y regresaban rezognando a casa a la hora de comer… Ahora casadas, o con novio formal, o con hijos, se levantan temprano y se refugian del sol abrasador junto a sus padres, sus hermanos, sus cuñados, tíos y primos y se pasan el día charlando con ellos.

– ¿Quedamos esta noche para dar una vuelta?

– No sé, ya te diré… – y luego es que no.

Los hijos… son algo sobrenatural. Cada vez que te tropiezas con una amiga que tiene hijos, tienes que estar mirándolo durante 30 minutos como mínimo, o quedas mal. ¡Que mono es mi niño! Sabe bailar la del Papanamericano y el Waka Waka. Si es niña, lleva un complejo peinado de trenzas y tirabuzones cuyos méritos hay que admirar. No quiera Dios que vaya vestida de gitana, con un vestidito lleno de volantes y lunares, o entonces no podrás marcharte nunca. Ni existirá otro tema de conversación.

Echo de menos Ecuador. Allí la gente tenía hijos sin aspavientos. Tener hijos era algo normal, todo el mundo tenía uno o dos, por lo que no se convertían en objeto de admiración y adoración. La vida de las personas que tienen hijos en Ecuador no gira alrededor de sus vástagos… en todo caso es del revés. Los niños van a comer cuando se les dice, van a hacer mandados si se les pide, y más vale que saquen buenas notas (en caso de que tengan la oportunidad de estudiar, que esa es una cuestión bien distinta).

Siempre me sorprende que tanta gente se adapte de manera natural a hacer lo que se supone que tienen que hacer. Y son felices haciéndolo, con lo aburrido que parece desde fuera. Yo también formé parte de una pareja heterosexual normal y corriente (excepto que en realidad era una pareja gay, pero uno de los dos no lo sabía), y sin embargo nunca llegué a alcanzar esas cotas de «normalidad» tan perfectas. A los tres días de estar así, el tedio me habría matado.

PlayaEs extraño ver como los adolescentes de mi memoria se han terminado convirtiendo en copias de lo que tanto detestaban. También es extraño que yo, que era «la más formalita», que no bebía mucho, que no perdía el control, que no rompía nunca las reglas, haya terminado por ser el que no ha hecho nada, absolutamente nada, de lo que se esperaba que hiciera al hacerse adulto. Siempre me acusaron de «sosa y aburrida» y al final ellos acabaron convirtiéndose en parte del rebaño, mientras que yo todavía voy por ahí haciendo el indio, aunque sea solito.

Probablemente si les preguntase me dirían algo como «es que he crecido». Siempre queda el paso del tiempo para echarle las culpas.

Edito: Después de terminar de escribir esto se me ha ocurrido que para mis padres debe ser muy frustrante ver a mis amigas casándose, creando familias, y convirtiéndose en personas «como debe ser» mientras que ni mi hermana ni yo parecemos tener interés en hacer algo de eso… y no se puede hacer nada para remediarlo.