Creo que me he reconciliado un poquito con los políticos y los periodistas. Tener pene y testículos ya no es requisito para entrar en el ejército, como tampoco lo es tener los dos pechos en las mujeres.

Tal y como prometió Carma Chacón, el reglamento de acceso al ejército ha sido revisado, y se han eliminado algunos casos del cuadro médico de exclusiones. Desde el día 6 de marzo, los hombres transexuales ya pueden ser militares.

Pero eso no es todo. Aitor, el chico que empezó todo esto, ya ha cumplido los 29 años, así que, por segunda vez, rebasa la edad máxima para alistarse en el ejército, y por tanto ya no podría presentarse. Sin embargo, a todos los efectos, se le va a tener en cuenta la edad que tenía cuando hizo la primera reclamación (ha reclamado tres veces, que son las veces que se ha presentado), y no la que tiene actualmente. Eso significa no sólo que podrá acceder a la oposición para entrar en el ejército, si no que, además, si suspende, podrá volver a intentarlo en próximas convocatorias.

Me gustaría ver la cara del coronel que le dijo a Aitor: «bájate los pantalones y dime por donde meas». Una de las grandes frases que quedarán para la posteridad. Por desgracia, esto indica lo tolerantes que son algunos de los altos mandos en el ejército. Supongo que todavía queda mucha guerra por luchar, y que esto sólo ha sido una batalla, pero… si el muchacho quiere ser militar, será porque no le asusta el combate.

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