El lunes fui a Madrid a una entrevista de trabajo, pero esta vez se trataba de una entrevista seria. No daré muchos detalles de la entrevista, porque no quiero hacerme ilusiones ni desilusiones a lo tonto. Si me hago ilusiones y luego me dicen que no me quieren, me llevaré un disgusto, y si voy pensando en que me salió mal y que no me llamarán, me estaré flagelando gratuitamente sin ganar nada a cambio, por lo que he decidido que es mejor no pensar.

El viaje en si me ha venido bien para tomar un poco de distancia con mi ambiente habitual y pararme a pensar. ¿He sacado alguna conclusión nueva? La verdad es que no. Tengo los mismos convencimientos que tenía cuando me marché. La misma ausencia de dudas. La misma determinación de no volver a plegarme nunca más a los deseos de los demás por amor. El mismo deseo de tomar las riendas de mi vida, de una vez por todas. La misma creencia de que no merece la pena ir contra corriente, pero que sí que es necesario esforzarse para que, en nuestro avance por los océanos de la vida la barca vaya hacia donde queremos, aunque haya que dar algún rodeo.

También es verdad que he vuelto mucho más contento de lo que me fuí, aunque la sesión cinéfila que el domingo tuve con mis amigos ya me había levantado mucho la moral. En Madrid he tenido la oportunidad de conocer a dos chicos del gremio, veteranos ya, con los que estuvimos hablando de todos los problemas que se pueden presentar, y que me explicaron un poco como han ido llevando su transición, no sólo a nivel médico, sino también a nivel legal, social y familiar. No tuvieron que explicarme lo satisfechos que se sentían de haberlo hecho: se les veía en la cara.

¿Estoy más convencido ahora que antes de que estoy siguiendo el camino correcto para mi? No. Aunque pienso que el psicólogo/psiquiatra tendrá que ser el que finalmente determine si lo que tengo es realmente disforia de género y no cualquier otra cosa, también creo que la seguridad sobre la propia identidad de género de cada uno hay que llevarla puesta de casa, antes de entrar en la consulta. Y me temo que yo estoy muy, muy seguro.

Para lo que sí que me ha servido conocer a estos chicos ha sido para ver, una vez más, que puede haber un buen final. No es fácil, pero poco a poco, todo se consigue.

P.D. Entrando en el campo de las supersticiones, llevo varios días encontrando signos de buen augurio por todas partes. He visto dos veces el arcoiris (el arcoiris tiene para mi un significado muy profundo, que algún día explicaré por aquí). A pesar de que ha estado lloviendo por todas partes, a penas he encontrado agua en la carretera. No tuve ni un sólo atasco mientras circulé por Madrid, a pesar de que el lunes, cuando llegué, habían varios kilómetros de retenciones a causa de las inundaciones. Me encontré 10 céntimos en el suelo. Pude devolverle un favor a un amigo con otro favor de diferentes características. Me llamó por teléfono una buena amiga de la que hacía mucho tiempo que no sabía nada. Mientras estuve fuera, encontré todo lo que necesitaba con rapidez y facilidad… En fin, que… parece que Dios me está dando un respiro. Aunque antes he dicho que no me quiero hacer ilusiones, no puedo evitar pensar que esta buena racha sólo viene para presagiar un bien mayor.